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"No busques cuentos con final feliz. Sé feliz sin tanto cuento" -Anónimo

°°°
7 meses después

Draco jamás había imaginado terminar en aquella situación. Seguía sin poder creer que ya hubiesen pasado 7 meses desde la última vez que todo se había ido a la mierda.

Ahora, en aquella habitación que tanto había amado desde que la había visto por primera vez, se sentía dueño del mundo.

Prácticamente tenía todo con lo que siempre había soñado.

Vivía con Harry (aunque fue una decisión bastante compleja, a tal grado de haber peleado y no haberse reconciliado sino hasta 4 días después), sus amigos vivían con ellos, básicamente, no había vuelto a saber nada de Reese o su madre.

Era simplemente lo mejor.

Había adoptado una especie de manía desde que su embarazo había empezado a notarse. Prácticamente quedaban unos días, incluso unas horas para que diera a luz, y había estado asistiendo a terapias para asimilar el hecho de la mejor manera.

Podía decir que estaba satisfecho de por fin salir sin que se sintiera cohibido al recibir varias miradas en la calle.

Cada vez que se duchaba, o terminaba por vestirse, se quedaba unos minutos observando su figura en el espejo de cuerpo entero que Harry había insistido tanto en comprar. Detallaba su cuerpo y no encontraba nada fuera de lo común, excepto su prominente estómago... La verdad estaba un poco más grande de lo que ninguno de los dos había esperado, sobretodo para Draco. Y esta vez, no era la excepción.

Las cortinas dejaban entrar la luz mañanera y el Slytherin se hallaba frente al espejo, con una pequeña sonrisa en su rostro mientras observaba su abdomen. Tenía sus manos puestas allí encima, tratando de averiguar si Harry podía sentir algo cada vez que lo tocaba.

Tan ensimismado se encontraba que no se dio cuenta cuando el dueño de sus pensamientos entró en la habitación. Automáticamente, la expresión aburrida de Harry se transformó en una hermosa sonrisa acompañada de unos brillitos en sus ojos.

Ver a su novio y futuro padre de sus hijos en aquella posición, observándose en el espejo, se atrevería a decir que casi con cierta admiración, era algo que para el Gryffindor era simplemente indescriptible.

Se acercó lentamente y se sorprendió al notar que ni siquiera su reflejo había sido notado por su rubio. Aún tenía el ceño algo fruncido y una pequeña sonrisa. Era hermoso.

-Buenos días- susurró lentamente en su cuello mientras pasaba sus manos por la cintura del Slytherin y las entrelazaba con las de él. Draco mentiría si dijera que no se había sorprendido al sentir el torso del león contra su espalda. Un escalofrío lo había recorrido de pies a cabeza.

-Buenos días

Aún observando la cliché escena que representaban ambos frente al espejo, el pelinegro subió la camisa del hurón hasta dejar su estómago totalmente a la vista. Al sentir el movimiento, Draco sólo pudo cerrar los ojos y apoyar su cabeza contra el hombro de Harry. Las inquietas manos de su novio empezaron a recorrer su abdomen, de arriba a abajo, de un lado al otro... Todo de una forma tan delicada que producía un ligero hormigueo en la anatomía del rubio.

-¿Tienes hambre?- preguntó el Gryffindor suavemente... Luego de terminar de acariciar esa zona que tan encantado lo tenía. Draco, que había estado próximo a caer en los brazos de Morfeo en tan poco favorable posición, levantó su cabeza y miró los orbes esmeralda de su novio.

-No en realidad- replicó el rubio mientras bajaba de nuevo su camisa. El ceño del niño-que-vivió-y-venció se frunció de forma exagerada.

-¿Cómo que no?

𝘍𝘰𝘳𝘦𝘷𝘦𝘳 | ʰᵃʳᶜᵒ (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora