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¿Cómo habían terminado envueltos en esa situación? Seguramente ninguno de los dos podría asegurarlo, pero ambos estaban perfectamente conscientes de cada movimiento. La situación se estaba saliendo de sus manos, ya no tenían el control.

Ambos internamente sabían que aquello no era justo lo que debía estar sucediendo en el momento; lo que estaban a punto de hacer, no es algo que harían los amigos. Una pequeña voz, aún cuerda, en sus cabezas decía:

¡Detente! ¿Es esto más importante que tu amistad con él? ¿No te importa siquiera?

Estúpido era siquiera hacerle caso cuando ambos estaban recibiendo una pequeña dosis de lo que se había vuelto su droga hacía tan sólo unos minutos atrás. ¿Cómo era posible que estuviesen tan inmersos en su mundo?

Era casi ridículamente glorioso como el pelinegro besaba su cuello de forma delicada y delirante. ¡Maldita sea! Parecía un mocoso virgen en su primera vez. Es decir, ¿acaso no podía controlarse? ¿Ni siquiera esos sucios sonidos al sentir cómo su acompañante dejaba una sonora marca cerca del hueso de su clavícula?

-Mío -pronunció éste en su oído luego de dejar aquel indicio de lo que estaban a punto de hacer.

¿Estaba bien?

Probablemente ninguno de los dos lo sabía, pero estaban seguros de que ese aire era el único que necesitaban en ese preciso momento. En un abrir y cerrar de ojos, Draco cambió de posiciones con quien se supone estaba llevando el control. Se sentó a horcajadas sobre él y lo admiró como nunca antes, y, ¡por Merlín! Aquella vista sí que debía ser placentera.

Ojos brillosos, mejillas sutilmente arreboladas, labios apretados y pequeñas gotas de sudor perlando su frente. Algo simplemente hermoso. Coló sus frías manos bajo la camisa del pelinegro y las deslizó de arriba a abajo, lentamente, degustando la textura de su piel bronceada. A pesar de que las manos de su acompañante se sentían frías, su cuerpo irradiaba un calor impresionante, lo que causaba espasmos placenteros en toda la zona recorrida por aquellas experimentadas al parecer.

Malfoy levantó un poco su camisa para dejar ver ese esculpido abdomen. Recorrió con la mirada cada centímetro de su piel en aquella parte y no pudo evitar apresar su labio inferior entre sus dientes al divisar la errática respiración de aquel que se encontraba a su merced. Se acercó lentamente a su camisa y empezó a arrancar botón por botón hasta liberarlo por completo.

-Por Merlín...-susurró al sentir su miembro retorcerse y saltar entusiasmado bajo la tela al ver la compresión de las costillas de Potter bajo ese perfecto y escultural pecho lampiño. Se acercó a su pezón derecho y acarició el sensible botón con su lengua, llevando al menor a ahogar un gemido en su garganta, sellando sus labios completamente.

El rubio acercó sus labios a esa aureola rosada y dio un pequeño beso. Comenzó a succionarlo de manera lenta, chupando y mordiendo ocasionalmente su zona erógena. Los sonidos guarros que producía la boca del rubio junto a su piel tenían a Harry a nada de correrse brutalmente.

Luego de unos minutos, Draco jugó de la misma manera con su pezón izquierdo. Empezó a dejar un rastro de besos húmedos por toda la anatomía del Gryffindor, mientras este se retorcía de placer. Llegó al broche del cinturón que sostenía su pantalón de paño y lo desabrochó, luego de arrastrar sus manos por los muslos del pelinegro. Se deshizo de aquella prenda de manera tortuosa y tuvo que reprimir un gemido al ver el bulto bajo esos bóxers color escarlata.

Se sonrojó violentamente al recordar que nunca había hecho eso antes, pero era casi la misma técnica, ¿no?

Tomar su miembro y masturbarlo.

𝘍𝘰𝘳𝘦𝘷𝘦𝘳 | ʰᵃʳᶜᵒ (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora