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¿Y qué si no quiero que se aleje de mí?

¿Y qué si no deseo compartirlo con nadie más?

¿Y qué si me irrito cuando sonríe para alguien más?

¿Y qué si estoy celoso?

Hay muchas ocasiones en la vida en la que un solo sentimiento reina en nuestra cabeza.

Un sentimiento que confunde, irrita y enoja.

Ese sentimiento que nos da ganas de asesinar sin razón, de no sonreír sin necesidad, de hablar hasta herir.

Ese sentimiento de ver a nuestra "media naranja" con otra persona.

Ver como sonríe, pero sin ser nosotros quien provocamos tal acción.

Ver como es feliz sin nosotros en su vida. Es de gente madura aceptarlo, y por más difícil que sea, sabes de sobremanera que está mejor sin ti.

Tal como dice el refrán: "Él tiempo cura las heridas".

Y siempre habrán casos que desafíen a la ley natural, casos que simplemente se dejan llevar con la corriente, y otros que emprenden un acto de rebeldía.

«Los celos se engendran entre los que bien se quieren, del aire que pasa, del sol que toca y aun de la tierra que se pisa.»

-Miguel de Cervantes

°°°
¿Alguna vez han hecho algo que les revuelve la mente y les cambia toda perspectiva sobre algo?

¿Alguna vez sintieron como se ahogaban en su propio aire al ver que todo lo que creían correcto, cambia?

Bueno, entonces, saben lo que sentía Draco en esos momentos, porque definitivamente estaba actuando sin pensar y había cumplido el anhelo de Astoria Greengrass.

El anhelo de llegar a un grandioso orgasmo.

Sí, aquella chica había cumplido el sueño de tener sexo con él, ex-príncipe de Slytherin.

Y el hecho no erradicaba en eso. Lo hacía el hecho de pensar en otra persona mientras se corría de forma bestial en el interior de la Slytherin.

Sus delicadas y femeninas facciones pronto se transformaron en las firmes características de cierto pelinegro con peculiar cicatriz en forma de rayo sobre su frente. Sus curvas y protuberancias pronto se vieron retraídas a un firme pecho esculpido y su rostro de satisfacción lo hicieron venirse de forma instantánea.

Y vaya que era malditamente difícil superar lo que había sucedido frente a la lápida de Dumbledore.

Y Harry, bueno... Lo había evitado con éxito rotundo, mas no podía evitar quedarse mas tiempo del necesario mirando las manos unidas de la comadreja menor y Potter.

¿Y es que acaso nadie lo suponía?

Harry Potter y Ginevra Weasley habían iniciado una relación abierta... Y todos mostraban sonrisas al verlos pasar.

Excepto él, por supuesto.

A menudo todo le irritaba. Estaba seguro que sufría de insomnio y teniendo nada mas que hacer, intentaba centrar su atención completamente en las clases, y aún así, no podía concentrarse.

A veces sentía que se le iban las fuerzas de sopetón, el aire se cortaba y a menudo visitaba a Pomfrey, quien lo reprendía, diciéndole que no debía exigirse tanto esfuerzo mental y físico.

𝘍𝘰𝘳𝘦𝘷𝘦𝘳 | ʰᵃʳᶜᵒ (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora