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«No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas»

-Paulo Coelho.

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¡Era increíble!

Dos malditas semanas habían pasado desde su encuentro, y Draco había cumplido su meta.

Evitar a Potter de manera épica.

Y Harry ya se había dado por vencido.

Sabía que lo que habían hecho no estaba tan bien, pero aún así, quería seguir hablándole.

Tal vez sería incómodo, pero Potter en serio creía que después de haber follado a lo bestia con el que se supone era su enemigo, podría sacárselo de la cabeza.

Que a sus ojos ya no les interesaría su existencia. Que su mente no seguiría pensando en sus gemidos y que su polla no se calentaría al pensar en él.

Pero, él corazón se le aceleraba de manera inaceptable cuando lograba captar a Malfoy mirándolo en clase de Pociones o cuando simplemente lo veía a lo lejos con Blaise.

Y el Slytherin no estaba en condiciones tan distintas.

Ya no sabía ni siquiera lo que le pasaba.

Cada vez que veía a Harry con Ron o Hermione sentía una opresión en el pecho.

Era una sensación acojonante, desesperada... Intranquilizante.

Y sí que se arrepentía de mil formas el haber tenido "sexo casual" con el pelinegro.

Era inaceptable.

¿Slytherin y Gryffindor? No.

¡Eran hombres!

¡Eran distintos!

¡Eran enemigos!

Y sin embargo, no podía evitar mirarlo a cada momento en clases de Snape como si de un maldito psicópata de tratase.

°°°
Narra Draco

-¡Cálmate, Draco!- me gritó Blaise mientras intentaba quitarme ese artilugio afilado de mi mano derecha.

-¡No! ¡Suéltame, Zabini! ¡Suéltame!- grité a la par que forcejeaba y lograba hacer un pequeño corte en mi muñeca izquierda.

-¡Por favor!- se unió otra voz que logré reconocer muy bien en las ultimas semanas.

Mione.

-¡Déjenme en paz!

-¡Draco! ¿P-P...- balbuceó la castaña, suspirando antes de poder continuar - ¿Por qué te haces esto? ¡¿No sabes el dolor que puedes causar en las personas que te queremos?!-

-¡Nadie me quiere! ¡Entiendan!- grité casi exasperado, tirando así, la navaja que estaba en mi mano.

No me di cuenta que estaba llorando hasta que Hermione me abrazó y noté como dejaba mojada su bata Gryffindor.

Sentí su mano materna acariciando mi cabello y pude sentirme sólo un poco mejor.

Me separé de ella y pude ver como sus ojos se encontraban llorosos también. Internamente sentí algo de culpa.

-No llores, Draco- dijo Blaise detrás de Mione, acariciando mi brazo de manera fraternal y dirigiéndome una sonrisa triste. Me deshice del abrazo de la castaña sutilmente y me fui caminando con Blaise, sintiendo la mirada preocupada de la león.

𝘍𝘰𝘳𝘦𝘷𝘦𝘳 | ʰᵃʳᶜᵒ (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora