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Draco y Harry no sabían que pasaría luego de esto, y la verdad es que ni siquiera sabían que pasaba en ese preciso momento.

¿Besarse en el salón de Snape? ¿Así como en las películas cliché? Pues sí.

Los labios del rubio sabían a gloria con una pizca de sal gracias a las lágrimas secas que habían reposado allí. Era una vaivén tan placentero que casi olvidó la sensación de besar a Ginny.

Casi...

-No- rompió el beso el pelinegro con vergüenza reflejada en el rostro, mientras que Malfoy volvía a arrepentirse del mismo hecho. Por millonésima vez.

-¡Dios! En verdad lo siento- dijo Draco algo irritado al asimilar el hecho de lo que estaban haciendo. Pero... ¿Por qué su pecho se sentía tan malditamente vacío?

-N-No es tu culpa... En serio. Creo que... Que nos dejamos llevar- comentó nervioso Harry mientras buscaba una posición más cómoda, aunque sin dejar el abrazo. Ambos se quedaron sumidos en un silencio un poco incómodo... Hasta que el-niño-que-vivó lo rompió de nuevo.

-Eh, ¿Draco?- susurró, sacándolo de su letargo de pensamiento.

-¿Uh?

-¿Quieres volver a empezar?- ¿Como es qué con una sola frase como esa lograba hacerlo sudar frío?

-No estoy seguro

-¿Te arriesgarías?

-Me aterra

-¿Y sí prometo estar a tu lado en todo momento?

-E-Está bien

°°°
El día había llegado e iluminaba todo a su alrededor.

Era una mañana fría con sol... Pero era agradable de forma inexplicable.

El Sauce Boxeador estaba floreciendo.

El césped escarchado con rocío y los pájaros graznaban en sonidos tal vez exasperantes.

Y en aquella habitación, se hallaban dos chicos.

Ambos desnudos bajo unas gruesas cobijas que cubrían sus cuerpos. El sol daba de pleno en la cara del pelinegro, quien estaba siendo abrazado por la cintura de su acompañante.

Abrió lentamente sus ojos para encontrarse con la imagen más linda que había visto en toda su vida.

Ojos cerrados de manera pacífica, labios balbuceando quien sabe que y respiración acompasada. Y cualquiera que tuviese ojos, se derretiría allí mismo.

-Amor- pronunció, asimilando el hecho de no poder contenerse a besar sus ojitos cerrados. El adormilado solo pudo sonreír y apretar el agarre en la cintura de Neville.

-Bebé- pronunció Zabini mientras acercaba a su príncipe para darle un casto beso de buenos días. Neville lo tomó por el cuello y profundizó ese beso, que Blaise intentaba, de todas las formas posibles, no se volviera en uno muy profundo.

No sabía hasta que punto podía llegar su autocontrol para no tener que empotrar ahí mismo a su novio... Considerando que habían tenido una sesión candente la noche anterior.

-Nene, t-tenemos que...- hablaba Neville en medio del beso -Tenemos... ¡Blaise! En serio amor... Tenemos que ir a ver a Harry y a Draco

¡Mierda!

Blaise había olvidado por completo ese pequeño incidente.

Se levantaron y se vistieron lo mas rápido que los toqueteos y besos les permitieron, y entre ellos, la imágen de el pelinegro y el rubio en escenarios bastante tétricos para ser verdad.

𝘍𝘰𝘳𝘦𝘷𝘦𝘳 | ʰᵃʳᶜᵒ (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora