Capitulo 16

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La oscura y fría noche es la que me recibe justo después de pasar el portal. En un ligero cambio de planes decido no ir a ese instituto y me dirijo a otro lugar donde seguro tendre respuestas... o eso espero. Me detengo frente a las enormes puertas de ese lugar tan cristiano y santo en el cual tenemos prohibido el paso los seres impuros como yo; debe ser una de las pocas iglesias mas antiguas que existen actualmente, la mayoría son demolidas y reemplazadas por unas nuevas o por edificios para satisfacer sus caprichos humanos. No es necesario llamar la atención, ya que, con mi sola presencia aquí es suficiente para que esos sujetos se pongan en guardia; o solamente el único que veo.

- ¿Qué buscas aquí demonio? - el hombre, que es un poco mas alto que yo, no tarda en posarse frente a mi con una gélida mirada sacando su arma intentando intimidarme.

- Respuestas - digo demostrando la misma mirada y una postura relajada a pesar de la cercanía en la que estaba esa arma santificada por los mismos ángeles.

- Déjala - otro hombre irrumpe entre nosotros mostrando gran aire de autoridad - ve y cubre el otro perímetro que yo me encargo de esto - el otro solo maldice entre dientes y me lanza una mirada de desconfianza antes de por fin largarse.

Observo ahora al hombre frente a mi, es alto e imponente, a diferencia del otro idiota que acaba de irse; con una gran musculatura, pero sin exagerar demasiado, irradiando juventud y belleza (para que negarlo) aunque sus gestos eran demasiado fuertes y duros, típico de un centinela.

- Así que buscas respuestas ¿eh? - el centinela me mira de arriba a abajo estudiándome, yo hago lo mismo viendo como este oculta su mano entre sus ropas, seguramente preparado para sacar su arma en causa de un ataque inesperado.

- si, de un demonio, pero no uno cualquiera, sino...

- lo sé, pero te equivocaste al venir aquí, esas cosas no nos conciernen a nosotros, son asuntos privados de los ángeles - se endereza más de lo debido y me dedica una mirada de total seriedad. Yo hago lo mismo en un intento inútil de no parecer vulnerable. A mi lado el es todo un mastodonte.

- No me vengas con formalismos, te reconozco, has hecho tratos con demonios, no los que comúnmente se hacen, pero los tienes y hacer uno conmigo no será la excepción.

- No creo que una niña como tu...

- No me subestimes centinela y guárdate tus opiniones, si aceptas recibirás tu paga sin protestas, a cambio tu investigarás y me darás la información que necesite. Además si acabamos con ese demonio también beneficiara a tus amados angeles - sin darme cuenta mi voz obtuvo un tono mas fuerte y mis puños se aprietan intentando controlar la ira. No me gusto ni un poco su comentario, pero al parecer lo que dije sirvió de algo ya que su expresión cambio a una pensativa.

- Los angeles no comentan mucho de eso, solo hablan del culpable que dejo el portal abierto permitiendo que el demonio saliera pero nada mas - disimulo una sonrisa complacida, con su respuesta ya sabia que aceptaba el trato.

- ¿Y no tienen la sospecha que tal vez no haya sido un accidente?

- Es lo mas probable, los angeles no se fian de nadie, ni de ellos mismos, aun si aquella persona estuviera involucrada o no con el demonio ya recibió su castigo severo.

- Si, ya se como son de estrictos... averigua que paso con ese "traidor" y si esto le pertenece - de inmediato saco la pluma de mi chaleco ante la sorpresa del centinela- la encontré en el infierno, cerca del portal que dejaron abierto, es lógico que el angel estuvo dentro, lo que quiero saber es quien y para que.

- Sera difícil... pero sabre de quien es, te lo aseguro - recibe la pluma y la inspecciona un poco para después guardarla en sus ropas holgadas.

- Eso es todo por ahora, en unos días vendre a esta misma hora con tu paga, espero que estes aquí - sin esperar respuesta, camino sin rumbo, no tengo ganas de aparecerme por el clan aun y estar sola me vendría bien ya que últimamente no lo eh estado. Tomo rumbo hacia el bosque y camino con agilidad en la oscuridad, la tierra no es nada despreciable, pero los que la habitan si, arruinando todo lo bueno que tiene hasta que lo lleguen a convertir en un segundo infierno. Por lo menos eso aun no sucede y hay lugares donde relajarse como este. 

Observo como el amanecer empieza su aparición, pero también noto una mirada, alguien esta cerca y me esta vigilando. Saco con cautela mi puñal sin dejar de estar alerta mirando a mi alrededor, empiezo a caminar con sigilo siendo impulsada solo por el instinto, no lo veo, pero la penetrante mirada sigue presente oculta entre los arboles.

- Deten tu búsqueda demonio - me detengo al escuchar un susurro cercano. Miro a todas partes y no hay nadie cerca, ni rastros de movimientos cercanos.

- ¿ Quien anda ahí? muéstrate cobarde. 

- Si sigues este camino tu destino será la muerte... y no seras la única en sufrirlo...

- Que te muestres te dije!! - otra vez el maldito murmullo sin dueño aparente. Ahora saco mi keshet dispuesta a no tener compasión con quien quiera que se encuentra oculto.

- Sere el mas fuerte de este mundo... recuérdalo- y antes de poder hacer algo, un ataque sorpresivo me llega de frente hiriéndome en el vientre de gravedad y manchando inmediatamente de rojo mi ropa.

Suelto mis armas y me dejo caer al suelo sosteniendo mi abdomen, intentando evitar que la herida drene mas. Me siento tan patética por esto, pero no pienso mucho en eso ya que el dolor es insoportable y la perdida de sangre hace sus efectos haciendo mi vista borrosa. Caigo por completo al césped perdiendo poco a poco la conciencia, juro que el desgraciado que hizo esto la pagara muy caro. 

De la nada, siento unos fuertes y calidos brazos que me rodean de forma protectora. Intento visualizar quien es, pero los parpados me pesan obligando a mis ojos a cerrarse. A lo lejos escucho un "Te pondrás bien" antes de perder la conciencia por completo. 

Val



Lucha por el poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora