Capítulo III: Miedo

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Paredes y sábanas blancas. Una ventana abierta y un cielo azul. Cortinas moviéndose a causa de la suave brisa. La luz duele. Mucho. Chiribitas por todos lados.
¿Qué tengo en el brazo? Me pesan los ojos. Una aguja y un tubo. ¿Una vía? Odio las agujas, no me gustan, son incómodas. ¿Suero?

¿Dónde estoy?
....

Ahora recuerdo. Oh dios, los calmantes no me dejan pensar bien, pero por lo menos no hay dolor. Eso debería ser bueno ¿verdad? O no.
¿Esto es un sueño? Y si no lo es ¿qué es? ¿He empeorado tanto que no he conseguido sobrevivir?

- ¿Estoy muerto? - Susurré mirando al blanco techo
- No digas tonterías - ¿De dónde salía esa voz? Giré lentamente la cabeza, notando como crujían todos mis músculos entumecidos. Al fondo de la habitación había una borrosa figura. Entrecerré los ojos esperando poder ver mejor, pero me fue imposible. Aquel desconocido se acercó un poco más. Una sonrisa se dibuja en mi rostro.

Ya se quién eres.

- Jimin... - Estiré el brazo derecho para poder agarrar una de sus manos. Observé con detenimiento al pelirrojo. Ese pelo... inconfundible - ¿Estoy en el hospital?
El chico respondió a mi gesto asintiendo y tomó la mano que le ofrecía, dedicándome una tímida sonrisa. - Los médicos dicen que te recuperarás pronto.
- Fue grave ¿verdad?
- ...
No obtengo respuesta. Desvié la mirada hacia el techo.

- Me voy a morir - Susurré con lágrimas en los ojos, notando como poco a poco se escurrían por mis mejillas.
- No digas eso. No lo vas a hacer y lo sabes. Lo tuyo se cura. - Apretó con fuerza mi mano mientras se sentaba en un lado de la cama. A mi lado. Empezó a secarme las lágrimas con la mano que quedaba libre.
- ¿Pero y si poco a poco van a más y derivan en algo peor? Nunca se sabe - Continué llorando, no podía parar. Jimin a duras penas podía apartar las lágrimas de mi cara.
- No permitiré que eso pase. - Se inclinó hacia mi y depositó un dulce beso en mi frente. - Estás aquí porque me puse enfermo y no pude cuidarte. - Su voz se estaba quebrando.

Un par de lágrimas cayeron sobre mi rostro, y esta vez no eran mías. Volví la mirada hacia mi amigo.

- ¿Por qué lloras? - Llevé la otra mano hacia su mejilla y la dejé ahí. Menuda escena, secándonos uno al otro las lágrimas.
- Lo siento. Estás pensando esas cosas por mi culpa. - Seguía llorando - Si te murieses mi mundo se iría a pique. No me lo perdonaría. Tú y Tae sois lo que más aprecio.
- Jimin...
- No quiero que ninguno de los dos me dejéis. Nunca. Os protegeré siempre, cueste lo que cueste.

No quedamos así durante un bueno rato, llorando como unos bobos. Consolándonos mutuamente. Jimin por un momento paró de llorar. Algo que estaba al lado de mi cabeza le había llamado la atención. Fuese lo que fuese yo no lo podía ver.

- ¿Qué es? - Pregunté curioso.
El pelirrojo tras secarse las lágrimas tomó lo que parecía ser una pluma negra. Era preciosa y perfecta. Podría ser usada perfectamente para adornar un sombrero.
- ¿Es tuya? - Preguntó inclinando un poco la cabeza. Sacudí la cabeza a modo de respuesta. - Qué curioso. ¿Habrá entrado por la ventana?
- Seguramente. ¿De algún pájaro?
Jimin tan solo se encogió de hombros.

Suena un teléfono. Es de Jimin. Ese tono de llamada sólo podría ponérselo él. El chico rebusca en todos sus bolsillos hasta dar con él. Mira quién le llama y descuelga.
- Tae ¿qué pasa? ... ¿Ahora? ..... Estoy con Hobi en el hospital ... Si... - Esa última palabra sonó demasiado apagada. Su rostro lo hizo tambien. - Los médicos dicen que le dan el alta mañana .... ¡Claro! Mañana quedamos todos donde siempre.

La charla continuó, los tres hablamos sobre cómo había ido todo durante los 5 días en los que no nos vimos. Las cosas buenas y las malas. Faltaban menos de 24 horas para volver a ver a mis amigos. A todos.

Estábamos demasiado centrados en organizar todo para mañana que no nos dimos cuenta en cómo la pluma movida por el viento que entraba por la ventana, acababa escondiéndose debajo de la cama, quedando así en el olvido.

"¿Será todo así siempre? No quiero estar sólo. Tengo miedo a la oscuridad"

(Teorías BTS) Corre, mariposa, antes de que te comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora