Capítulo VIII: Arrepentimiento

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¿Había alguna forma de evitarlo? ¿Debí haber huido hace tiempo? Pero... dejar sola a mi madre con aquel loco... ¡Nunca! ¿He hecho lo correcto?

Lo has hecho

¿Estás seguro?

Segurísimo

¿No había otra opción?

No la había - Carcajadas

¿Por qué ries?

¿Quién eres tú para impedírmelo?

¿Te conozco?

Sólo han pasado un par de meses ¿ya te has olvidado de mi?

...

Tal vez no quiera recordarte

No podía dejar de llorar, las lágrimas nublaban mi ojos. Me había acurrucado en una esquina de la habitación, con las piernas flexionadas y pegadas al pecho. Me llevé las manos a la cara, lo que provocó que una de mis mejillas se mancharan con la sangre que había en ellas. La sangre de mi padre. Las manos de un asesino. Una y otra vez volvían a mi los recuerdos de como la botella se hundía en la piel de aquel hombre, como la atravesaba con facilidad y la cálida sangre brotaba. Y esos ojos... llenos de miedo, abiertos como platos. Se que él no quería morir, lo entiendo, ¿pero qué otra opción tenía? ¿Seguir aguantando su violencia e insultos? Había pasado la línea, pegó a mi madre. Se lo merecía.

Pero yo ahora soy un asesino ¿merezco lo mismo? ¿Y si se enteran mis amigos?

Yo te entiendo

No eres mi amigo

Lo fuí en su momento


Mi madre, asustada, se sentó a mi lado y me abrazó con fuerza.

- Todo está bien, no te preocupes - Susurró dulcemente al notar como estaba temblando

- Le he matado... - Respondí sin levantar la vista, no me atrevía a mirarla - Mamá... ¿soy un asesino?

Aquellas palabras provocaron que mi madre llorara aún más.

- No, no lo eres

- ¿Voy a ir a la cárcel?

- No...

... si yo lo evito

—————

Entré dentro del edificio de la piscina abandonada, la única parte con luz en aquel lugar era cerca del ventanal del baño, el resto permanecía siempre en la oscuridad. Me senté en la zona iluminada por la luz que entraba a través del ventanal. Volví a mirarme las manos, temblorosas y llenas de sangre, aún no me creía lo que había pasado, sólo estaba deseando abrir los ojos y ver que todo era un sueño. Una mala pesadilla. Sabía que aquello era imposible. Había asesinado a alguien, con mis propias manos. A mi propio padre.

Mi madre me había obligado, pues yo no quería, a huir y esconderme en un sitio seguro, para que nadie me encontrara, ella se haría responsable de lo ocurrido. Yo no quería, ella no debía tomar responsabilidad, no quería. Tampoco sabía si la volvería a ver ¿las despedidas siempre duelen tanto? Estuvimos abrazados, llorando, durante una hora mientras nos calmábamos mutuamente y recordábamos todo lo que habíamos hecho juntos, como por ejemplo cuando hicimos juntos mi primer pastel de chocolate.

Yo aún era muy pequeño por lo que tan sólo pude ayudar echando los ingredientes en el bol para mezclarlos. Fue muy cabezota e insistí en vigilar el tiempo que debía estar haciéndose en el horno. Mientras esperaba, me entretuve con una mariposa y el pastel se quemó. A mi madre no le importó, me dijo que para ser un buen cocinero debía practicar y practicar, y así hice. Desde aquel día hasta el fin de semana pasado, cada sábado hacíamos un pastel, cada vez nos sabía mejor. Yo le pregunté antes de irme:

- Mamá ¿soy un buen cocinero?

- El mejor que he visto nunca

Me dedicó una sonrisa enorme a la cual respondí con una igual, crucé la puerta y me fui. No miré hacia atrás, me dijo que no lo hiciera.

"Echando la vista atrás, las despedidas duelen más"

Me limpié las manos con una botella de agua que guardé antes de salir de mi casa, la sangre ya se había secado, por lo que tuve que frotar un poco para sacarla. Con el resto que quedaba me lavé la cara e intenté quitar la sangre que había en mi camiseta, pero como era de esperar, fue imposible. Me fastidió aquello, pues la camiseta no era mía. Jimin me la había regalado días atrás. Es verdad... mis amigos. Quería verlos pero no les contaría lo ocurrido. Saqué el movil de mi bolsillo y busqué su nombre en mi agenda y le llamé.

- Hyung

- Jimin, no te preocupes no hace falta que vengas...

- Quiero verte, hyung. Quiero verte a ti y a todos.

- ¿Estás llorando? ¿Otra vez tu padre? - Contestó preocupado Hobi

- Tú sólo ven, por favor.



(Teorías BTS) Corre, mariposa, antes de que te comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora