Capítulo XII: Siempre juntos

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Caricias y besos. Abrazado al chico que amaba, lloraba la muerte de un buen amigo en aquellas blancas sábanas. Tumbados en aquel colchón, Jungkook derramaba lágrimas sobre mi pecho, mojando la impoluta camisa negra que llevaba. Su puño apretaba la suave tela, dejando arrugas alrededor de la zona. Yo mientras, miraba a aquel indefenso niño, no quería verle llorar, no se lo merecía. Me encantaría ocupar su lugar, pero era imposible, las lágrimas no salían de mis ojos. Apreciaba a Tae, de veras, el dolor en mi corazón era inmenso. Apretaba la mandíbula de impotencia pero mi rostro permanecía seco, sin ninguna lágrima. De vez en cuando cerraba los ojos con fuerzas con la esperanza de que alguna se dignase a bajar, pero nada. No podía sacar de mi cabeza aquella escena, mi preciado amigo saltando al mar tras dedicarnos una sonrisa de despedida.

Las lágrimas de Jungkook empeoraron e intenté calmarlas lo mejor que pude. Deslizándome por la cama hasta estar su misma altura, le miré a los ojos. Estaban emborronados por las lágrimas y completamente rojos. La cara no se quedaba atrás, demasiado hinchada, realmente tenía un aspecto horrible, aunque para mi seguía siendo la persona más perfecta de la tierra. Posé una mano en su mejilla y me acerqué aún más a él.

- Estoy seguro que él no quiere que estemos así. - Susurré para a continuación darle un largo y dulce beso, el cual, Jungkook correspondió torpemente debido a las muecas de sus labios, provocadas por el llanto. - ¿Te he dicho alguna vez lo dulce que eres? Como una galleta. - Con una sonrisa volví a besarle. Las lagrimas cesaron. Poco a poco la tristeza iba desapareciendo junto con nuestra ropa. Agarré con fuerza a Jungkook, no quería que nunca se alejara de mi. Quería estar junto a él siempre.

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Ambos estábamos en la cocina tomando algo, intentando recuperar la energía que habíamos gastado en aquel dormitorio. Notaba a Jungkook un poco extraño ¿había hecho algo que no le agradaba? No habíamos probado nada nuevo, por lo que no entendía su actitud.

- ¿Por qué estás así? ¿No te ha gustado?. - Una pregunta que hizo que las mejillas del chico tornaran rojas. Era adorable, aún seguía ruborizándose por cosas así. Llevábamos 3 años juntos pero en esas situaciones, me parecía volver a revivir el comienzo de nuestra relación.

- N-No, me ha gustado, es sólo que... - Apretó la taza que sujetaba y echó la mirada hacia abajo. - No se... Tae murió hace 2 días y nosotros.. hace poco...

- ¿Nos acostamos? - Le corté con un tono bastante brusco. - ¿Es eso? ¿No puedo echar un polvo con mi novio si un amigo se muere?. - Empujé una silla que estaba en medio de mi camino, furioso. - A mi me duele su muerte, pero eso no significa que tenga que llorarle a todas horas, no cómo tú. Mírate, estás hecho mierda, llorando todo el rato, no paras. ¿Qué pasa¿ Le prefieres a él que a mi ¿es eso? ¿Te gustaría haberte acostado con él desde el principio y no conmigo?

Continué gritándole cosas absurdas, era consciente, pero no podía parar. Todo en mi cabeza se había mezclado, celos, furia, tristeza, miedo... y exploté, como otras veces. Sólo que esta tenía consecuencias peores. Jungkook no pudo más y me propinó un puñetazo.

- Cállate de una jodida vez. - Gritó. - ¿Crees que es eso? No tienes ni idea. Eres un egoísta. - Comenzó a llorar. - Te amo... - Apretó los puños y salió corriendo del apartamento.

Me llevé una mano a la inflamada mejilla que había recibido el golpe, mientras observaba como cruzaba la puerta. Un escalofrío recorrió toda mi espalda de arriba abajo.

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Tardé un poco en volver a calmarme. Me arrepentí de todo lo que le dije. Intenté llamarle para disculparme, pero no me respondía a las llamadas. ¿Dónde estás, joder? 

¿Por qué le había dicho aquellas estupideces? ¿Estaba celoso de Tae? Es verdad que esos dos chicos se llevaban muy bien, pero eran sólo amigos. Jungkook me amaba sólo a mí, a nadie más.

Intenté ordenar un poco el desastre que había montado mientras me tranquilizaba. Sillas desperdigadas, cristales rotos.... había de todo por el suelo. Cuando acabé, entré al dormitorio y me cambié de ropa, por si llamaba Jungkook y tenía que salir de casa corriendo, no me apetecía ir con aquella camisa arrugada. Me puse lo primero que encontré, una camiseta blanca y unos vaqueros ajustados. Me percaté de que en el lado de izquierdo de la cama seguía colgada la camisa de cuadros de mi novio. Se la regalé tiempo atrás y desde entonces la usaba casi siempre. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? 

Saqué mi mechero para juguetear con él mientras esperaba el sonido del movil. Tan concentrado estuve en la llama que salía de aquel cacharro que ni me percaté de aquellas lejanas luces rojas que asomaban por la ventana de la habitación.




(Teorías BTS) Corre, mariposa, antes de que te comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora