Capítulo 23

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[ESTE FANFIC, ES UNA ADAPTACIÓN. EL ESCRITO NO ME PERTENECE, TODOS LOS DERECHOS A LA AUTORA ORIGINAL, HaBiin].

El anochecer estaba muy cerca y no estaba tan segura ahora. Tae Hyung no estaba aquí, así que tendría que arreglármelas sola. Aunque esa idea, me aterraba.
Por la chimenea, pequeñas escarchas de suciedad caían. Me quedé paralizada del miedo, con un escalofrío que recorrió mi espalda. Alguien o peor, algo, estaba entrando por ahí. Di un traspié y caí al suelo cuando un par de fuertes golpes se escucharon de la puerta.

Oh, genial. Tenía demasiada compañía.

Estos se hicieron más persistentes y yo, me escabullí por los oscuros pasillos de la casa en busca de un escondite. No podía hacer nada yo sola. Sería una total suicida si me quedara a esperar a que fuera, lo que fuera, entrara y me matara con facilidad. Fui hasta la segunda planta y entré en la ultima habitación. Había cosas viejas esparcidas en toda la habitación. Algunas estaban en grandes cajas, almacenadas. Había un gran espejo cubierto con una sucia sábana blanca, detrás un armario viejo y algo roto. Forcé mi vista en la oscuridad de la habitación y con cautela me asomé por la ventana. No había nada, el bosque se miraba oscuro y el sol… se había ocultado. Ahora el cielo estaba de ese extraño color azulado intenso. El mejor aliado de los Exul. Los golpes en la puerta me hacían entrar en pánico.

Me estremecí cuando escuché en la lejanía del bosque, una grotesca voz. Hacía eco y cada vez estaba más cerca. En la oscuridad, las aves se esparcían sobre las copas de los árboles, a lo que imaginé. Huían de su paso. Fui detrás del viejo armario y me quedé inmóvil, con mi corazón golpeando contra mi caja torácica. Tenía miedo. Quería que él viniera. Quería verlo. Sentirme segura en la calidez de su brazos. Y más que nada, que todo esto acabara.
Un grito desgarrador se escuchó, uno que me hizo sentir una extraña agonía. Varios gritos más hicieron eco. Eran desgarradores, llenos de dolor y... odio. Llevé mis manos a mi cara y comencé a llorar. No podía seguir con esto. Quería escapar de aquí, donde nada de esto me afectará.
Unos pasos firmes se escucharon en dirección a las escaleras, después avanzaron hasta la última habitación. Aquí, donde yo estaba "oculta", como si siempre hubieran sabido donde estaba. Un rechinido se escuchó cuando se abrió la puerta. Había silencio. No podía ver la puerta, ni quién estaba ahí, acechando por mí. Pero estaba segura que éste era mi fin. Tragué y esperé.

- Lena -dijo una grave y áspera voz, una que conocía muy bien. Sentí mi corazón saltar-. ¡Lena!

- ¡Tae Hyung! -lo vi parado frente a la puerta con la mirada perdida, hasta que se encontró con la mía, llevaba una larga espada de corte delgado en su mano-. ¡Tae Hyung! -me abalancé sobre él y comencé a llorar con desespero-.

- Lo siento -dejó caer el arma y me sostuvo con fuerza. Y me sentí aliviada, de estar entre sus brazos-. Debiste estar asustada. Lo siento. Había demasiados.

- Está bien -lo miré-. Ahora estás aquí.

- Lena -pasó el dorso de su mano por mi mejilla y limpió una lágrima. Llevé mi mano, donde la suya seguía sobre mi mejilla y la sostuve. Era cálida.- Vamos, ya está todo bien. Los chicos aún siguen en el bosque, por si todavía hay alguno.

Asentí y lo seguí, caminamos hacia mi habitación. No pude evitar mirar a mi alrededor en busca de peligro. Todo se veía en clama. Cuando entramos a la habitación, cerré de inmediato las puertas de mi balcón. Tae Hyung tomó mi mano y me encaminó hasta mi cama.

- Se fueron, yo acabé con todos -se sentó a mi lado-. Nada malo pasará.

- Lo sé, pero no está de más ser precavido. Tae Hyung, ¿qué sucedió?

- No lo sé, hacíamos lo normal. Sabía que algo estaba pasando -dijo eso con una voz amarga de culpabilidad-, hace dos días, no había aparecido ningún Exul. Ash, bajo la guardia y un grupo lo atacó. Ahora él -apretó los puños y yo sentí un mal presentimiento-. Está muy herido, Dante lo llevó para ser tratado, Leo y yo tuvimos que pelear con un grupo grande, al igual que los demás. En cuanto pude, vine aquí. Algo me decía que corrías peligro.

- Debes ir -hablé firme-. Donde Ash, debes ir. Yo estaré bien, tal vez te necesiten.

- No morirá, Ash es fuerte. Pero tú... no podría vivir sin ti. Nada tendría sentido, si algo te sucediera.

Fui a su lado y tomé sus manos entre las mías. Estuvimos en silencio durante un rato. No era incómodo. Pero fue necesario. Este día había sido largo y muchas cosas habían sucedido. Sólo esperaba que Ash, estuviera bien.

Pasada la media noche, estábamos acostados en mi cama. Habíamos hablado sobre lo sucedido. Tae Hyung, habló sobre el Shadow encontrado en el lago. Dijo que tenía cortes sobre el pecho. Al parecer, fue torturado antes de morir. No pertenecía al clan de Tae Hyung, lo que pareció demasiado extraño. Logramos dejar eso de lado, cuando Tae Hyung dijo que era mejor que descansara.
Ahuequé mi cabeza entre sus brazos que me rodeaban, podía sentir su respiración. Tranquila. Uno de sus dedos jugueteaba con mi cabello.

- ¿Estás bien? -preguntó-.

- ¿A qué te refieres?

- Pensé que estarías triste, porque tu Tío se ha marchado.

- Lo estoy, pero -no seguí, recordando la charla que tuve en el Tío Gilbert-.

- ¿Qué sucede, Lena? -frunció el ceño con preocupación-.

- Resulta que.. Vincent y Gloria, no eran mis verdaderos padres. El Tío Gilbert, me lo dijo y pensó que lo odiaría por ocultármelo -solté un bífido-. ¿Cómo podría odiarlo? Yo... no sé quién soy.

- Eres Lena, la chica que no teme a nada. Aquella que le importan los demás, que tiene un corazón puro que no puede odiar a nadie. Bueno, también la chica suicida que le encanta ser cazada por Exuls locos. Y la chica, que robó mi corazón. La que me hizo sentir aprecio por los humanos. Me sacaste de ese oscuro abismo. Y sobre todo, eres la mujer que amo -sonrió-. Tengo un par más, pero creo que te enfadarás si comienzo a decir, que me gustan tus piernas y ya sabes, la forma de tus -lo golpeé en el pecho antes de que siguiera, lo que hizo que él estallara en cargadas-.

- Tienes un talento innato, para arruinar los momentos románticos.

- A mí, me pareció de lo más romántico.

- Tae Hyung -reí-. Gracias, por estar conmigo -dije sabiendo que quería que me sintiera mejor-.

- Creo que esa es mi línea. Estaría perdido si no estuvieras conmigo -me arropó y me sostuvo entre sus brazos-. Lena, hay algo que debo decirte -sentí una ligera tensión sobre sus hombros-. Mañana, estaré ocupado y no podré verte. La cumbre... -titubeó-.

- ¿Eso es bueno o malo? -dije viendo una pizca de preocupación en su mirada-.

- Debes mantenerte alejada. Nadie debe saber, que un humano sabe de nuestra existencia. Sería peligroso. Vendrán muchos de nuestra especie, seguramente los verás pasar frente a tu casa. Así que debes mantener tu curiosidad alejada, de todo esto -sostuvo mi mirada-. No puedes buscarme.

*-*-*-*-*-*

Di un respingo, el viento era cada vez más frío. Retiré un par de cabellos de mi cara, mientras observaba el bosque. No hablé mucho con Tae Hyung. Ninguno lo hizo. Y eso me hizo preocupar, sabía que no debía verlo, y sobre todo, sentía que algo no marchaba bien.
Ya era casi el atardecer, y me pregunté si hoy sucedería lo mismo que ayer. Me estremecí. Esperaba que no.

Regresé a mi habitación y continué leyendo un viejo libro del Tío Gilbert. Necesitaba mantener mi mente distraída.

No funcionó. Mi mente no abandonaba esos pensamientos, esa sensación extraña de no saber, el por qué. Fui hasta la cocina y regresé a la sala de estar. Inquieta, fui hasta la ventana frente a la casa. Pasé la mirada por la fuente de la entrada principal, la cual, se veía solitaria, los viejos arbustos y de repente, algo llamó mi atención. Coches de todo tipo pasaban, frente a la casa, por la calle que iba hacia la colina. Algunos coches, eran de lo mas refinado, hasta deportivos y algunos clásicos al estilo Tío Gilbert. Muchos de ellos, pasaban sin prisa.

Bien. Mi curiosidad brotó como una pequeña chispa en mi interior.

- ¿Divertido no? -dijo una voz masculina detrás de mi-.

- ¿Sabes? Existe algo llamado puerta -dije con sarcasmo-. La gente civilizada entra por ella.

- Oh, querida Lena -rió-. Tú siempre tan bromista.

- ¿A qué has venido Leo?

- Quería verificar que estuvieras bien. Sería peligroso que estés sola, aquí, sin nadie para ayudarte.

- Que amable de tu parte, pero como ves, estoy en perfectas condiciones.

- Estarías mejor con el vestido que te he traído. Te verás hermosa en él.

- ¿De qué hablas?

- Oh, vamos. La fiesta de esta noche -me miró con fingida sorpresa-. Oh, no me digas que Tae Hyung, no te invitó. Que poco cortés de su parte -se deslizó con gracia hasta mí-, peor aún. Egoísta. Sí, esa es la palabra correcta.

- ¿Qué pretendes?

- ¿Yo? -llevó uno de sus largos y finos dedos hasta sus labios-. Bueno, no hay secretos entre ustedes -sostuvo mi mirada-, ¿Cierto? Tae Hyung no debe tener problema en mostrarte, la naturaleza de nuestra especie. Para este momento -se inclinó hasta quedar frente a mi altura, mientras hablaba con gracia-, ya debe haberte dicho, de qué se trata la cumbre -rió-. De lo que hacemos.

Lo poco que faltaba para seguir sosteniendo mi cordura, mi curiosidad, que básicamente estaban colgando de un delgado hilo. Se rompió.
Quería saber. Sabía que no debía. Pero quería.

- Me lo dijo -o algo así, terminé mentalmente la frase-. Los Mayores, se encargan de mantener el orden entre los clanes. Es sólo una reunión entre los de su especie, para no romper sus leyes.

- ¿Eso te dijo? -soltó una carcajada muda-. Qué ingenua -tomó mi barbilla mirándome fijamente-. Esa reunión, es el escape de los Shadow, donde podemos ser nosotros. El día que no hay reglas.

- ¿Ah, sí? -dije tratando de sonar lo más calmada-. ¿Qué es lo que hace tu especie?

- ¿Por qué no lo averiguas por tu propia cuenta? Te aseguro que será divertido. Además, sería un desperdicio no verte en ese precioso vestido de ensueño, que he traído para ti.

- Pero -dudé-, Tae Hyung me dijo que no debía ir.

- Teme que lo veas, siendo realmente como es.

- Si me ve, se enfadará -dije con la poca voluntad que me quedaba-.

- ¿Quién dijo que él sabría que estás ahí? -meneó la cabeza de un lado a otro, como si hubiera dicho una broma-. ¿Qué clase de tipo crees que soy? -uno muy malo, dije mentalmente-, debo proteger tu integridad -rió-. Descuida, ya esta todo preparado. Estarás bien.

Sabía que Leo tramaba algo. Pero mi curiosidad gritaba, no, exigía a la parte racional que me quedaba, callar. Porque era eso lo que llenaba mi mente ahora, curiosidad. Quería ver a Tae Hyung. Y a todos esos Shadows reunidos en un mismo lugar, algo en mí se sentía atraída a estar en medio de todas esas personalidades.

Me miré en el espejo. Había atado mi cabello en alto, sosteniéndolo con horquillas. En cuanto a mi maquillaje resalté un poco los ojos, dándole protagonismo a un color encendido en los labios. Pero lo que más me sorprendió, fue el vestido que Leo me había dado. Parecía hecho para mí, encajando perfectamente con la simetría de mi cuerpo. Me hizo pensar en el estilo victoriano, cuando lo miré con detenimiento. Los bordes eran de encaje y listones caían suavemente por mis brazos, el largo era perfecto. El escote delantero era discreto, pero mi espalda quedaba al descubierto, dejando ver mi piel desnuda en línea recta. Los zapatos que Leo trajo con el conjunto, eran más que bonitos. No eran altos, pero tampoco bajos.

Me observé de nuevo, parada frente al espejo tratando de descifrar este sentimiento que me envolvía. Era una mezcla de felicidad y desesperación. Incluso, miedo. Melancolía. Como si parte de mí, recordará algún ayer. Una parte de mi pasado perdida y olvidada, que me hacía sentir confusa.

Alguien tocó la puerta, dispersando mis pensamientos.

- Adelante.

- Magnifico -dijo Leo con una sonrisa felina-. Mi querida, Lena. Te ves, hermosa. Como una diosa. Perfecta.

- Vaya, veo que has aprendido a usar la puerta.

- Linda y bromista -en un momento estaba frente a mí-, justo mi tipo. Sabes, incluso ahora, verte así me dan ganas de desgarrar tu ropa y -lo interrumpí-.

- ¡Basta! Sabes mi respuesta, es repugnante la forma en que hablas.

- Vamos, sabes que bromeo en serio -una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro-. En fin, dejemos de jugar. Justo ahora, la cumbre se está poniendo interesante -tendió su mano y me entregó un antifaz, depositándolo en mis manos con suavidad-.

- Bonito -Leo rió desde el fondo de su garganta, lo que me hizo pensar que tramaba algo-.

- Lo llevan las vírgenes -bien, e aquí lo que supuse. Lo fulminé con la mirada y el alzó las manos a los costados en rendición-. Está bien, sólo bromeo. Algunas mujeres Shadow usan ésto, como accesorio. Y algunas que ya fueron elegidas.

- ¿Elegidas?

- Aquellas que ya están comprometidas, con otro Shadow.

Asentí mientras lo seguí. En cuanto salimos, Leo me tomó entre sus brazos con una sonrisa torcida. Lo que me hizo arrepentirme de mi decisión, de ir donde la cumbre.

Fueron minutos o tal vez segundos los que tardamos en llegar a la colina. Coches a la par estaban estacionados desde la calle hasta la terraza principal.
Mujeres y hombres entraban en lindos vestidos y trajes, que parecían antiguos y clásicos. Música ligera de algún piano acompañado de un melodioso y melancólico violín, se escuchaba del interior. Leo ofreció su brazo y lo tomé, lo miré encontrándome con su mirada. Levantó una de sus cejas, manteniendo la mirada en el antifaz.

Reaccioné.

- Oh, claro -lo coloqué, con mis temblorosas manos y seguimos nuestro camino-.

- Hermosa -ronroneó a mi lado-.

Escuché sus palabras a la lejanía cuando entramos. Todo parecía tan mítico, lleno de luz, brillante. Majestuoso.

Un hombre alto e imponente se acercó a nuestro lado. Tenía una corpulencia considerable y llevaba una copa con líquido carmesí, en la mano. La meneó dando un sorbo y sonrió mostrando un diente de oro reluciente. Cuando estuvo cerca, un par de fuertes cejas enmarcadas, se fruncieron cuando me observó. Puse mi mejor cara. No quería parecer diferente o nerviosa, si eso sucedía, estaría perdida.

- Veo que estás bien acompañado.

- Sr. Cross -Leo se inclinó un poco en un cortés saludo-. Mucho tiempo sin verlo.

- Estaba pensando lo mismo -rió desde su garganta y su mirada fue de Leo a mí-. ¿Tu prometida?

- Por desgracia no -dijo serio-.

- Entonces, ¿quién es?

- Mi acompañante -Leo pareció cortante y distante-. Sólo mi acompañante. Si me disculpa, tengo asuntos que atender.

- Oh, claro -dijo con un tono de voz diferente, obviamente enojado-.

Después de otra leve inclinación, nos retiramos. Me pareció escuchar a Leo decir, "cretino". Pero pudo ser mi imaginación.

Caminamos por un par de mesas, seguí tomando el brazo de Leo hasta que algo llamó mi atención. Una cabellera castaña, que yo conocía, se movía entre la multitud. Solté el brazo de Leo. Quería verlo.

- Ve pequeña, averígualo por ti misma. Cuan despiadado y sin consciencia puede ser, el hombre que amas.

Fruncí el ceño mirando en su dirección, antes de perderlo entre la gente. Tae Hyung fue en dirección a uno de los pasillos, y yo lo seguí. Sabía que debía mantener la distancia, y fui más cuidadosa. Él tomó un sorbo de su bebida azulada y ofreció otra a una chica de cabellera azabache. Ella le miró soltando una risita "coqueta" y él le devolvió la sonrisa. La chica se acercó y dijo algo cerca de su oído y Tae Hyung rió sostenido la mirada, él retiró el pelo de su frente mientras ambos conversaban.

Me hervía la sangre. ¿Qué demonios hacía Tae Hyung?, ¿Me estaba engañando... con esa tipa? Dispuesta a enfrentarlo caminé hacia ellos, al menos si se lo dijera después, lo negaría. Estoy segura que lo haría. Estaba preparada para escupirle un par de sucias palabras. Pero alguien me detuvo.

- Jaque mate, se quién eres -dijo una voz extraña y conocida a la vez-.

Todo mi cuerpo se tensó, y el extraño rió con diversión. Estaba atrapada. Cuando me volví y lo miré, sorpresa se dibujo en mi rostro.

☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆
Uy uy uy quién habrá pillado a Lena?? ....
Faltan 7 capítulos para el final... qué creen qué pasará?
Gracias por sus ☆ y comentarios 🙆💜

Shadows Of The Night (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora