Polvo brillante (EXO).

Zapatos altos. (KaiSoo)

Jongin está perfecto esa noche. Su cabello es color rosa pastel y con un estilo despeinado sutilmente, contrastando con su piel morena. Su maquillaje es atrevido, ojos delineados como si fuera un felino, labios rojos y mejillas anaranjadas con unas lindas y pequeñas pecas pintadas por aquí y por allá.

Kyungsoo se siente en el cielo, viendo desde primera fila como su bailarín favorito menea sus caderas al compás de la música.

Todos los demás expectantes gritan obscenidades dirigidas a el moreno, tales como puta, marica, baila más, ¿cuánto cobras?. E incluso los más atrevidos estiran sus extremidades para acariciar los muslos cubiertos en medias. Otros, arrojan billetes, riendo, perdiéndose en el alcohol y la lujuria.

Todos son unos enfermos, piensa Kyungsoo.

Él está loco por Jongin. Cada día desde que descubrió aquel prostíbulo, guiado por su amigo Chanyeol, se ha encargado de visitarlo todos los días, esperando que Jongin note su presencia. No sólo como un cliente fetichista, no.

Él quiere ser visto con otros ojos que no demuestren tristeza.

Así que un día, se cansa de todo. Se harta de las vulgaridades dichas a su bailarín, se harta de que lo traten como a una puta, como a un objeto meramente sexual.

-Ven conmigo, Jongin.- dice un día donde la borrachera sobrepasa sus sentidos.

Jongin lo ha observado durante semanas mientras se desnuda para el público, mientras baila con pasión y no sabe el por qué, pero necesita que aquel lo mire con admiración.

Le dedica sus bailes en secreto, planea un futuro con él mientras los clientes más asquerosos lo solicitan.

Lucha por vivir con tal de seguir viéndolo.

Así que aquel día que ese joven ojon le dice que vaya con él. No lo duda. Ni siquiera le importa si es una cruel broma, tampoco el que esté notablemente ebrio, mucho menos que es la primera vez que intercambian palabras.

Él sólo huye sin mirar atrás, ignorando a su tirano jefe que los amenaza de muerte.

Corre descalzo y desnudo, solamente usando esos tacones que tanto había odiado. Pero que ahora ama. Porque son los zapatos que lo han dirigido a ese camino, son los zapatos que ahora mismo están llevándolo de la mano con él hombre de sus sueños.

Son los zapatos favoritos de su ahora esposo, incluso después de ocho felices años de casados, siguen siendo los preferidos.