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  —N-no, Harry. Esto no está b-bien. —saco inmediatamente mis brazos, puestos anteriormente alrededor de su cuello y hombros, tratando de apartarme de él rápidamente.

Pero es inútil. Tiene más fuerza que yo y esa es la razón por la cuál mi cuerpo no se despega del de él. Su rostro sale de mi cuello para mirarme fijamente a los ojos agarrándome aún más fuerte de la cintura.

Sus mirada no se despega de la mía, resaltando un intenso brillo en esos hermosos diamantes de color esmeralda. Cada dedo de él acariciando cada centímetro de mi cintura, lentamente atrayéndome hacia él y cuando menos me doy cuenta sus labios están a milímetros de los míos. La adrenalina me sube por la sangre y trago en seco. No puedo dejar de mirar cada hermosa facción de su rostro, si fuera por mí estaría observándolo todo el día sin cansancio.

—¿Quién dice? ¿Acaso la ley prohíbe que te de besos en tu suave cuello? Si yo quiero desayunar a altas horas de la noche lo haré. Que se jodan todos. —hunde su boca en mi cuello otra vez.

Oh Harry.

—Y-yo no estoy m-muy a gusto con... —cierro los ojos del placer. —e-sto... —trato de sacar sus brazos nuevamente, y raramente el no impide nada. Lo cual agradezco. Y mucho.

Aunque no tanto. Me agradaron sus besos.

Retira su cabeza de mi cuello de vuelta con el ceño fruncido y mirada dura. Quita sus manos que anteriormente estaban posicionadas alrededor mío y las pone correctamente.

Un sentimiento triste invade mi corazón, pero trato de quitarlo rápidamente.

—Tienes razón. Me dejé llevar, sólo eso. —dice.

Me suelta bruscamente y se encamina escaleras abajo.

Otra vez mi plan de preguntarle como salir de aquí no había resultado.

¿Acaso está loco?

Cada vez que me deja así de confundida, no puedo sacármelo de la cabeza. Siento... siento que me gusta, de alguna manera. Pero apenas llevo casi un día que lo conozco, no puede pasar esto.

A mi no me gusta. Nadie.

Me siento en el piso con las piernas cruzadas y apoyo mis codos en ellas, sosteniendo mis mejillas con mis manos. Clavó un punto fijo del lugar con la mirada, sin sacarla de ahí. Estoy realmente confundida. ¿Me besa luego me trata como si nada y se atreve a volver a besarme? ¿Qué piensa que soy una cualquiera? Lo se, he actuado como una por dejar que lo haga y poner mis brazos alrededor de el mientras lo hacia. Y lo peor, en ninguna de las ocasiones que se me han presentado he logrado mi objetivo, preguntar por como salir de este lugar.

Esto es como una aventura de niños.

Oh claro, Miranda en una aventura de niños, el chico se acerca y te besa el cuello como si nada.

Ruedo los ojos.

Esta será una pequeña aventura en medio del bosque.

***

Ya han pasado algunas horas, en las que me he dedicado a pensar o a quedarme dormida, no lo sé.

Creo que pensé en sueños.

Puedo oír los sonidos de afuera, como por ejemplo las aves... y ya no puedo diferenciar otro.

Pero bueno, no puedo permitir que me siga besuqueando. Admito que me gusta que lo haga, pero apenas llevo ni un día de conocerlo y eso me hace sentir una ramera, actúo como una al dejar que haga lo que quiera conmigo

Hunter » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora