7.

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—¿Quieres estar muerta en el medio de la noche?


¿Quiero estar muerta? Sí.

¿En medio de la noche? No.



Me hecho a correr lejos de él como nunca en mi vida. Ni siquiera como anoche. Tiene un arma en brazos, está cerca mío y quién sabe lo que puede llegar a hacerme. Las lágrimas ya están brotando por mis ojos y no las detendré, de ese modo bajaré la velocidad y Styles me alcanzará. Siento sus pasos correr tras de mí, a una velocidad casi igual a la mía lo cual maldigo. Ya no tengo ni idea de donde estoy pero me importa poco, quiero huir de él inmediatamente. Los rápidos pasos de alguien se oyen con más intensidad, y yo ya siento que me voy a morir de un infarto.

Prefiero un millón de veces que mi padre haga lo que quiera conmigo a que Harry me mate de la forma más dolorosa que puede existir. Ver a un asesino matando aves y luego ofrecerte la muerte es una de las cosas más espeluznantes de la vida. Sé que debería agradecerle por dejar que me quede en su casa una noche, pero así no puedo.


Mamá... si estuvieras aquí todo hubiera sido diferente.


—¡No puedes correr así, es peligroso a estas horas!—oigo la voz de Harry exclamando entrecortadamente.


Debe estar bromeando.


—¡Me importa... una... mierda!—grito entrecortada por el cansancio.



El cielo ya está oscureciendo y cada vez puedo ver menos, lo cuál me causa pánico. Mi velocidad disminuye tras el gran tiempo que he corrido, pero aún sigo haciéndolo. No sé donde me encuentro y me doy cuenta de que Harry ya no está a mi vista. Lo bueno, ahora a encontrar una salida. Pero es estúpido, todo ya está oscuro. Me siento tan asustada como ayer, el corazón me palpita muy rápido gracias a la veloz corrida que me he dado y al miedo que tengo ahora. Siento que algo se me va a salir del pecho y duele.

Doy unos cuantos pasos más a una dirección que desconozco y miro a todos lados nuevamente. Siento unos pasos detrás de mí, pasivos, sin ningún tipo de apuro. No pienso voltearme, supongo que es Harry y seguramente va a matarme o decirme alguna estupidez.

Me quedo estática al ver lo que hay al frente mío. Una criatura más baja que yo, con los ojos brillosos que pueden notarse a través de la oscuridad de este lugar, un pelaje de un color que no puedo distinguir. Tiene el hocico entreabierto con la lengua afuera y una no muy agradable vista de sus rotos dientes.

Oh, dios mío.

No otra vez.

Un lobo.

O lo que sea eso peludo.

Estoy completamente desesperada y el corazón no para de latir con la misma rapidez de hace unos minutos. Esto no es normal, siempre se disminuye. Pero sé la razón por la cual no lo hace.

Retrocedo lentamente los pasos, tratando de no hacer mucho ruido y no ser tan estúpida como la última vez. Cuando estoy a punto de dar un paso más, siento como alguien inhala y exhala velozmente. Volteo mi cabeza levemente y ahí me lo encuentro.

Otro amigo más a la fiesta.

Este es el fin de mi vida, no hay vuelta atrás.

Hunter » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora