Capítulo 3.

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Los nervios habían abandonado su cuerpo y su mente. Era consciente de lo que ocurría a su alrededor, pero era incapaz de preocuparse por ello. En su cabeza ya no había ningún miedo y solo sentía un ardiente deseo de agarrar el micrófono y cantar como nunca, bailar en la tarima y dejarse ir. Carmen cerró los ojos, lo último que vio fueron tres sonrisas de ánimo por parte de sus amigos, y lo siguiente fue una oscuridad que empezaba a llenarse de diminutos puntitos blancos que destellaban iluminando de a poco el espacio. La música invadió sus oídos, dulces melodías que viajaban en su cabeza. Tomó entre sus manos el micrófono, como si fuese un precioso objeto bañado en oro, abrió los ojos para ver como destellaba con una brillante luz dorada, lo acercó a sus labios y empezó a cantar "A Sunday Kind of love" de Etta James.
Las melodías se deslizaban por las curvas del ceñido vestido negro que llevaba Carmen, las notas altas explotaban sobre su cabeza, bañando de escarcha su rubio cabello. De pronto sentía que su alma salía de su cuerpo y se veía a sí misma de frente, mirando directamente a sus hermosos ojos azules, grandes y expresivos como los de una caricatura. Pero se acercaba el final de la canción, y a medida que la música se desvanecía, su alma se hundía en el mar que había en sus ojos, volviendo a ella, volviendo a la realidad.
Lola, Jim, Damien y Paul estallaron eufóricos en silbidos y aplausos. La interpretación de Carmen había sido estupenda, inspiradora y tan emotiva que ninguno allí quería que acabara. Paul se acercó a ella con brazos abiertos y la atrapó entre ellos como una planta carnívora atrapa a una moscas.
-¡Maravilloso! ¡Carmen, tienes un don! Eres... eres como un diamante, definitivamente que vas a traerle mucho éxito a este lugar. ¡Hermosa!
Lola se acercó hasta su amiga, la estrechó cariñosamente entre sus brazos sintiéndose muy orgullosa de ella. La había escuchado cantar miles de veces, pero nunca como esa noche. Sentía tanta felicidad por ella, por primera vez en todos sus años de amistad, podía ver la posibilidad tangible de cumplir sus sueños.
-Sabía que lo lograrías, nena.- Murmuró en su oído. Su amiga le devolvía con fuerza el abrazo, la sensación de seguridad que Lola le daba, sólo se comparaba con el de una madre, porque como ninguna de las dos tuvo una, estuvieron obligadas a ser la figura materna de la otra.
- Vamos a ser grandes, Lolita, seremos famosas y tendremos mucho dinero... -Damen tocó el hombro de Lola, él también quería abrazarla. Los dejó juntos y fue con Jim. El chico la esperaba con una sonrisa sincera y extendió una mano hacia ella. La tomó enseguida y fue hacia él que la envolvió en un abrazo.
-No sabía que cantara tan bien.- Comentó.
-Es un diamante en bruto. Tal como dijo Paul. Va a ser una gran artista, ya lo verás. - Aseguró con mucho fervor, sin dejar de ver a su amiga que daba saltitos y recibía besos de Damen sin prestar atención alguna a lo que Paul le decía.

Acordaron firmar los papeles del contrato de Carmen como artista principal del bar, y hablar del aumento de Lola, al día siguiente por la tarde, pues en la mañana Lola presentaba su examen.
Damen se ofreció a llevarlas a Lola y Carmen a casa de la morena, pues pasarían la noche juntas. Lola y Jim se despidieron allí mismo, con un rápido beso y la promesa de verse nuevamente por la tarde.

El apartamento estaba completamente desordenado cuando llegaron, Henry ya dormía y Yayo se encontraba acurrucado en su cama junto al sillón de Henry. Lola y Carmen se dirigieron a la habitación para cambiar sus ropas y descansar. Carmen aún estaba bajo los efectos de la droga y se comportaba más inquieta de lo normal, no paraba de hablar de lo que vendría en un futuro.
-Vamos a vivir en New York, pero tendremos una mansión en Florida también, para ir a la playa y broncearnos en el verano. Iremos de compras a París, a Milán, nos compraremos muchas joyas, Lola, tendremos la vida que nos merecemos. ¡¿No es fantástico, Lola?! ¿Me estás escuchando? ¡Lola!
-¡Sí! Claro que sí, amiga, haremos todo eso, lo sé, yo seré tu representante y cobraré el 40% de tus ingresos porque te he aguantado mucho tiempo. -Bromeó Lola mientras acomodaba la bolsa de dormir en el suelo para su amiga.
-Está bien, es un trato.- Acordó su amiga observándola desde el sillón en un rincón en donde estaba sentada. Con una mirada soñadora y una sonrisa de reina de belleza continuó hablando.- Lola... Gracias. Gracias por creerme y por apoyarme. Eres un salvavidas en éste océano en el que vine a naufragar.- Lola la observó extrañada y con diversión. Sin duda las drogas la habían afectado mucho, pero eso no le quitaba veracidad a sus palabras.
- Recuerdame no volver a darte pastillas, ¿okey?- Carmen sonrió.

Lolita. {Lana Del Rey}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora