Última Voluntad

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La razón por la que Gothel nunca le habló a Rapunzel de la muerte de Maya, más allá de un acto de egoísmo, fue porque el deceso de la anciana había sido un golpe duro para ella. Ambas mujeres fueron aliadas y buenas amigas desde que la hechicera se independizó en el negocio, hasta el punto en que cada una consideraba a la otra como parte de su familia.

Gothel no había querido causarle a Maya un disgusto tan grande que le causara la muerte, pero lametablemente eso era lo que había ocurrido. La prohibición de ver a la niña no llevaba la intención de ser un escarmiento para la anciana, sin embargo así fue como ella lo sintió. Fue tan duro para ella perder a esa pequeña de cabello claro y ojos saltarines, que prefirió morir antes de llevar una vida sabiendo que no la vería crecer, que nunca más la sontendría entre sus brazos.

- Gothel, por favor, prométeme que no le harás daño a la niña – le había suplicado en su lecho de muerte.

- Sabes que nunca te he mentido, y esta vez no será la excepción. No puedo prometerte eso porque los planes que tengo para esa pequeña van mucho más allá de simplemente hacerle daño.

- ¿Cómo puedes decir palabras tan rudas al referirte a Rapunzel? Tú la has criado, Gothel. La has criado como una hija y ella te ve como una madre.

- ¡Pero no lo soy! – respondió exaltada, levantándose del catre que la moribunda ocupaba. – Yo no soy su madre y no planeo serlo. Ella está aquí con un destino marcado y llegada la hora lo va a cumplir. De no ser por eso, la hubiese dejado morir en el vientre de su madre biológica.

- Como se nota que no has tenido hijos...

- No, nunca los he tenido, y espero nunca tenerlos.

- Yo sí los tuve, ¿sabes? Y ha sido la experiencia más hermosa y a la vez dolorosa de mi vida. Vi a mi pequeña morir a los diez años a causa de una espantosa enfermedad. Es por eso que decidí meterme en el mundo de la herbología y el oscurantismo, porque me prometí a mí misma que no dejaría que un mal de salud me quitara a mi otro hijo. Pero fue precisamente el dedicarme a la magia negra lo que lo alejó de mí. Cuando se enteró de lo que hacía, me confrontó. Me gritó cosas horribles, se fue de la casa. Ahora es un adulto que tiene su propia familia, pero no me deja ni siquiera acercarme a ellos.

- Es una historia triste, Maya, y sabes que te aprecio. Pero no haré promesas que no pueda cumplir, lo lamento.

Maya suspiró y giró la cabeza hacia la ventana que estaba a su otro lado. Sabía que no iba a poder convencerla. Conocía a Gothel y lo obstinada que podía llegar a ser. Justo por eso fue que se interesó en trabajar con ella en un inicio. Le llamaba la atención lo centrada y decidida que podía ser esa muchachita de cabello rizado y tenía curiosidad de conocer a la adulta en la que se iba a convertir. Ahora que la conocía, a pesar del cariño que le tenía, debía admitir que estaba decepcionada.

- Escribí una carta para ella – dijo de pronto, sin voltear a ver a su compañera. – Para Rapunzel. Espero que se la des cuando yo me haya ido. Es lo único que te pido – con una mano temblorosa extrajo un sobre de su camisa y se lo entregó a Gothel. Esta lo miró sin expresión alguna durante unos segundos y después lo tomó. – Prométeme que se lo darás. Promételo, Gothel.

- Lo prometo – fue su contesta, y la última frase que le dedicó a la anciana antes de que esta pereciera.

Pero Gothel nunca cumplió su promesa. No tenía intenciones de que el sobre ni su contenido llegaran a Rapunzel, pues temía que eso pudiera interferir en sus planes. En su lugar, lo que hizo fue guardarlo en el estante de hierbas que Maya había atesorado y cuidado tanto, ya que tampoco tenía el valor necesario para deshacerse de él, diciéndose a sí misma que la chiquilla nunca lo encontraría ahí.

Después del sepulcro, Maya desapareció oficialmente de su vida y de la de Rapunzel. Nunca más se volvió a hablar de ella ni a evocar su recuerdo con un pensamiento. Gothel temía que si lo hacía, el espíritu de Maya iría tras ella a buscar venganza, o al menos a reprimirla por haberle faltado a la promesa que le hizo en su lecho de muerte, su última voluntad.

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Rapunzel, Trenzas del Destino [2do lugar en el concurso "Crea Tu Mundo"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora