Fifty-five

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No entendía nada. ¿Por qué yo?¿Qué había hecho para asustarle?La imagen de mi hermano entrando en pánico y llorando como loco me perseguía. Una enfermera me había avisado hace unos minutos de que tuvieron que sedar a mi hermano para controlarle. Mi cabeza iba a estallar, no entendía nada, ni sabía qué hacer. No me quedaba nadie. Hace días que no sabía de X. No sabía por qué ha desaparecido de repente. Sólo quería largarme de aquí con mi hermano. 

Tras un buen rato pensando empecé a caer en la cuenta de algo. Rose, mi madre,y mi padre muertos. No puede ser casualidad. Todos misteriosamente asesinados. Puñales de hielo. Alguien venía a por mí, o a por Aaron. Mi cuerpo comenzó a temblar. Iba a morir, seguramente asesinada por un misterioso hombre o mujer armado con un puñal de hielo. Aaron era el único que me quedaba. No,Aaron no. No le podían tocar. No a él. No. Intenté controlar los temblores pero la imagen de mi hermano pequeño me puede. Pegué un brinco en la horrible silla de plástico cuando mi teléfono móvil comenzó a sonar.

-¿Sí?-dije con voz temblorosa.

-¡Jane!-dijo X al otro lado de la línea.-¿Donde estás?

-En el hospital.

-¿Cómo que en el hospital?¿Qué ha pasado?¿Estás bien?-dijo alterado.

-Estoy en el hospital.Mi padre ha sido asesinado, mi hermano ha estado siendo acosado sexualmente por mi padre. No estoy bien.-dije llorando sacudida por los temblores.

-No te muevas, dime qué hospital es.

-El de la calle Strent.

-Voy para allá, no te muevas.-X colgó antes de que pueda decir nada.

Me mordí el labio y dirigí mis ojos por todas partes. ¿Ahora me llama?¿Dónde ha estado?

Cerré los ojos lentamente, e intenté dormir, pero no podía. Una mano estaba oprimiendo mi cuello.Una mano invisible. No podía respirar. No podía...dí varios golpes al colgante rojo que colgaba de mi cuello mientras luchaba por respirar como fuera. Empecé a boquear desesperada, no quería morir, no quería morir, no quería...

-¡Jane!-un cuerpo borroso se acercó corriendo. Me puso la mano rápidamente en la clavícula e hizo una extraña maniobra. Volví a respirar en cuestión de segundos. Abrí los ojos y mi visión empezó a clarear.

-Dios, Jane, no sabía que fueras asmática-dijo X abrazándome con fuerza.

Respiré hondo inhalando el olor de X.

-Yo tampoco. -dije en voz baja.

-Escucha, antes de que digas nada, es todo mi culpa. Me tenía que ir de viaje por culpa de trabajo, y se me olvidó avisarte. Lo siento muchísimo. Dios, soy tan horrible.-dijo mirando al suelo con ojos cristalizados. 

-No llores, estoy bien. Mi padre ha muerto asesinado, no sé por quién. Me desmayé a causa de un golpe, pero estoy bien. 

-¿Y el pequeño?

-Él...-suspiré sosteniéndome la cabeza.-Aaron está bien, el problema es...hace unas horas fui por primera vez desde el incidente a verle, y entró en pánico. Le ha dado un ataque de ansiedad al verme, está sedado.

X me miró con gesto grave antes de asentir y envolverme en sus brazos. Comenzó a besar mi coronilla, pasar su mano por mi pelo y susurrar disculpas en mi oído. Cerré los ojos mientras las lágrimas caían libremente por mis mejillas. Hacía tiempo que necesitaba esto. 

-Escucha, sé que quizás no te guste demasiado esto, pero creo que necesitas ayuda.Cuando venía para acá, llamé a un psicólogo. Necesitas soltar todo lo que sientes, pero sé que conmigo sirve de poco. Lo mejor es que acudas a un profesional. Quiero que estés bien, Jane.

Asentí levemente. Quizá fuera una buena idea. No quería volver a pasar por un ataque como el de antes.



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