Fifty-eight

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Necesitaba salir de aquí. Cogí una hoja de papel del escritorio y comencé a escribir rápidamente una nota.

"Lucas, te agradezco mucho todo lo que has hecho. Puesto que no que me queda nada ni nadie aquí, me voy. Aún no sé dónde, pero no puedo quedarme tranquila sabiendo que él está por aquí. Tengo que terminar con todo esto. Probablemente te moleste esto, y lo siento. No me busques, lo más probable es que no me encuentres, si quieres hacerme un favor, déjame actuar por mi cuenta.Gracias por todo. No puedo hacer otra cosa, espero que nos volvamos a ver en circunstancias mejores.

-Jane."

Terminé de recoger todo, cogí una chaqueta de cuero que se encontraba en el perchero. Ya se la devolvería o pagaría a Lucas.Salí al exterior, aspirando aire para sentirme más fuerte. Tenía más o menos un plan. Ahora no había dudas. X era el asesino de toda la gente que me había importado siempre. La pregunta es, ¿por qué? ¿Qué había hecho yo?

Se lo iba a pagar, de alguna manera u otra. Entré en una droguería y con algo de dinero, compré maquillaje. Sobras de ojos, pintalabios, rímel, todas esas cosas. Luego pasé a una farmacia, donde compré una caja de pastillas contra la ansiedad y los nervios. Sin duda las iba a necesitar.

Me colé en el baño de un restaurante y comencé a maquillarme con lentitud y exactamente como quería. Cogí una pequeña navaja y empecé a rasgar la chaqueta de cuero junto con mi ropa. Mezclé el pintalabios rojo intenso con agua y lo extendí por distintas zonas de mi piel, imitando ser sangre.

Corrí con agua todo el rímel que me había puesto anteriormente. Me puse la capucha de la sudadera de modo que me tapara la cara y salí a toda prisa hacia la calle. Lo último que quería era que alguien me pillara con estas pintas.

Anduve rápidamente y estuve la mayor parte del tiempo escabulléndome de la gente que me pudiera reconocer hasta llegar a mi destino.Tragué una de las pastillas que había comprado.

Llamé al timbre.A los tres segundos, X abrió la puerta. Empecé a sollozar en su hombro.

-¡Está muerto!¡El está muerto! ¡Le han matado!-grité en su pecho.-¡Han matado a Aaron!

X me cogió en brazos y me llevó hasta el sofá. Yo continué sollozando, llorando y chillando como si no pudiera parar. Notaba como comenzaba a faltarme la respiración.

-¡Jane!-dijo X preocupado mientras me cogía de la mano y me tumbaba en el enorme sofá.- ¡Respira conmigo!

Intenté hacerle caso y comencé a volver a respirar de nuevo. Cerré los ojos agotada.

-Jane, ¿qué ha pasado?¿Qué ha pasado con tu ropa?¿Por qué tienes sangre por todas partes?-comenzó a preguntar bastante preocupado mientras pasaba su mano por mi mejilla.

-Al ver a mi hermano, caí por la ventana de cristal trasera. Cuando desperté, tomé un par de pastillas  he venido inmediatamente.-dije secándome una lágrima.

-Está bien, no te preocupes.

-¡No puedo no preocuparme!¡Vienen a por mí, X!-dije con los ojos llorosos y al borde de salírseme de las órbitas.

-Jane, estás segura conmigo, nadie te va a hacer nada aquí, ¿entiendes?

Negué llorando mientras notaba como volvía a empezar a faltarme la respiración. X reaccionó rápidamente poniendo sus manos alrededor de mi espalda, y con un simple movimiento, comencé a calmarme.

-Escúchame bien, Jane. No te va a pasar nada, ¿vale? Tranquilízate, estás conmigo. Seguramente la policía ya esté detrás de todo esto. Necesitas descansar-dijo acariciándome la frente.-No te preocupes, princesa. Ahora mismo te curo.-salió rápidamente del salón. A los tres o cuatro segundos volvió con el botiquín.

-Cierra los ojos, princesa-susurró en mi oído mientras iba pasando desinfectando todas las supuestas heridas.

-Jane...esto no es sangre...

Deslicé silenciosamente la navaja de mi bolsillo. La saqué y me puse a horcajadas sobre X.

-Escúchame bien tú ahora, maldito bastardo.Lo sé todo. Has matado a todas las personas que me importaban. Y todo,¿por qué?-pregunté llorando.-Yo te quería, y me temo que te sigo queriendo.-susurré en su oído sollozando.

-Jane...

-¡No!¡Jane nada!¡Dame una jodida respuesta!¡Me lo has quitado todo!

X intentó soltarse de mi amarre, pero le agarré de las muñecas y las até con mi coletero.

-Me has quitado todo, ¡todo! ¡Y lo más triste es que yo estaba dispuesta a darte mi vida entera con que sólo lo pidieras!-grité con la cara empapada en lágrimas. -Pero esto se ha acabado. Dame una respuesta razonable y seré benévola contigo. -dije riendo.

-Jane, te has vuelto loca-susurró X con rostro preocupado.

-¡No estoy loca!¡No soy yo la que ha estado matando a todo el mundo!¡No soy yo!¿Sabes qué?Desde mi subsconsciente, llevo esperando este momento varias semanas. No quería admitirlo, claro, pero todo era muy evidente. ¡No me querías decir tu jodido nombre!¿¡Cómo he podido ser tan sumamente gilipollas?!-dije riendo.

-Jane...yo te quiero. Nunca te haría daño...-dijo X mientras lágrimas salían de sus ojos.

-¡Mentiroso!¡Ni siquiera sé tu jodido nombre!¿¡Cómo diablos quieres que te crea?!

-Mi nombre es Xander.-dijo X suspirando.

-¿¡Y me lo dices a estas alturas, no?!¡Escúchame, no me pienso creer nada de ti!¡Has matado a mi familia!

-¿Entonces por qué estás aquí?

-¡Para vengarme, Xander, para vengarme!-grité riendo frenéticamente.Alcé la navaja y la arrastré hasta su cuello.Me acerqué lentamente a su rostro. Besé sus labios por última vez.

-Adiós, Xander-susurré en su oído con voz dulce.

Cerré los ojos e hice el movimiento definitivo. Me levanté lentamente mientras contemplaba aterrorizada el cádaver de Alexander. Estaba muerto.Yo le había matado.

Había vengado a Aaron, a mamá, a papá, a Rose...Por fin estaba a salvo.

Suspiré. Recogí mis cosas en cosa de segundos y salí corriendo de esa casa. Tenía poco tiempo. Tenía que huir. Corrí y corrí hasta llegar a un descampado.Caí al suelo agotada.Cerré los ojos agotada. Xander...

Alguien me zarandeaba violentamente. Abrí los ojos rápidamente hasta ver a una mujer con uniforme de policía.

-Quedas arrestada por el asesinato de Alexander James Morrison. Tienes derecho a permanecer en silencio.








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