Fifty

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Querido diario:

Hoy empecé a darme cuenta de que no puedo salir de este lío sola. X viene todos los días, y tras obligarme a comer más de lo que quiero y puedo, jugamos un rato con Aaron.

Ding dong. Bajé hasta las escaleras y abrí la puerta esperando a mi sonriente amigo.¿Amigo?¿Qué narices son dos personas que se quieren, se besan, pero no son nada? No somos nada, pensé mirando a los oscuros ojos de X.

-¿Qué pasa?-dijo mirándome preocupado.

Sacudí mi cabeza levemente negando. No podía contarle nada de lo que pasaba por mi maldita cabeza.

-¡¿Ha llegado ya John?!-gritó mi hermano desde el piso de arriba.

-¡Sí, pequeño!-contestó X sonriendo mientras yo me quedaba embelesada mirándole.

Aaron bajó corriendo las escaleras y se lanzó a abrazar a "John".

-Hola Aaron, ¿has cuidado de tu hermanita?-preguntó X revolviéndole el pelo a mi hermano pequeño. El asintió contento.

En cosa de dos semanas mi amigo y Aaron habían creado un gran lazo. Fuimos hasta el salón y nos sentamos en el sofá donde X se dedicó a hacer cosquillas a mi hermano, quien apenas podía contener la risa. De repente llamaron al timbre. Aaron, X y yo nos miramos extrañados.

Me dirigí hacia la puerta y abrí sin pensármelo mucho.

-¡Puta mía!-vi a una chica que apenas si podía sostenerse por sí misma.Con horror descubrí que era Rose.Rose me abrazó y al instante el olor a alcohol y otras cosas invadió mis fosas nasales.

-¿Qué haces aquí?-pregunté asqueada por el aspecto de mi amiga.

-¡Venía a reírme de ti, puta!¡Tu puta madre ha muerto!¡Seguro que estaba tan harta de ti que contrató a alguien para que le matase!-dijo riéndose exageradamente. Me tragué el poco orgullo que tenía.

-Vete, por favor.

-¡Ni de coña! ¡ Eres tan guarra que quieres que me vaya para seguir con tu trabajo!¡Pues no te voy a dejar!¡No es justo que seas tan puta y nadie hable de ti mal!-gritó tirándome del pelo con fuerza. Lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin poderlo remediar.

-Déjame, por favor.-supliqué aterrada. Estaba totalmente loca.

-¡No!¡¿Sabes lo mala que fuiste al dejarme sola en aquella discoteca?!¡Eres una puta!

Oí como alguien venía corriendo. X. Menos mal.

-Eh, ¿qué coño te pasa con ella?-intervino X apartando de un manotazo a Rose de mí.

-Se ve que estabas follándote a este gilipollas, ¿no?-dijo riéndose maquiavélicamente Rose.

-Vete-susurré con la poca voz que tenía.

-Vamos, que no te vuelva a ver en casa de Jane.-dijo intentando controlarse X.

Rose se fue tambaleándose.

-¿La conoces?-preguntó X girándose hacia mí.

-Tristemente es mi amiga.-dije encogiéndome.

-Hey, no pasa nada. Vamos dentro-dijo rodeándome con un brazo. Entramos en la casa, donde estaba mi hermano en el salón, con la televisión muy alta. X debía de haberla puesto para que no oyera nada. Estaría perdida sin "John".

-¿Habéis encontrado ya la escoba?-me preguntó.

-Sí, estaba justo en la entrada-contesté sonriendo.

-¡Bien!-dijo mi hermano sonriendo abiertamente.Se quedó pensativo unos segundos.-Tengo hambre, John-dijo poniendo morritos.

-Vamos pequeño-dijo riendo un poco X.

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-Jane, siempre estaré para ti. Nunca lo olvides-suurró X en mi oído antes de depositar un suave beso en mi mejilla.

Sonreí como una idiota. Después de una buena ducha reparadora y una tarde llena de juegos con X y mi hermano veía el incidente con Rose, como otra más de sus cagadas de cuando estaba borracha.Después de acostar a Aaron en su cama, me dirigí hacia la cocina, donde intenté hacer una taza con chocolate caliente. 

Mi móvil comenzó a vibrar con fuerza en mi bolsillo. 

-¿Diga?-pregunté con extrañeza.

-¡Jane, Dios mío!-oí la voz de Jonathan al otro lado de la línea.-¡Tienes que venir ya!

-Jane




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