Querido diario:
Hoy empecé a darme cuenta de que no puedo salir de este lío sola. X viene todos los días, y tras obligarme a comer más de lo que quiero y puedo, jugamos un rato con Aaron.
Ding dong. Bajé hasta las escaleras y abrí la puerta esperando a mi sonriente amigo.¿Amigo?¿Qué narices son dos personas que se quieren, se besan, pero no son nada? No somos nada, pensé mirando a los oscuros ojos de X.
-¿Qué pasa?-dijo mirándome preocupado.
Sacudí mi cabeza levemente negando. No podía contarle nada de lo que pasaba por mi maldita cabeza.
-¡¿Ha llegado ya John?!-gritó mi hermano desde el piso de arriba.
-¡Sí, pequeño!-contestó X sonriendo mientras yo me quedaba embelesada mirándole.
Aaron bajó corriendo las escaleras y se lanzó a abrazar a "John".
-Hola Aaron, ¿has cuidado de tu hermanita?-preguntó X revolviéndole el pelo a mi hermano pequeño. El asintió contento.
En cosa de dos semanas mi amigo y Aaron habían creado un gran lazo. Fuimos hasta el salón y nos sentamos en el sofá donde X se dedicó a hacer cosquillas a mi hermano, quien apenas podía contener la risa. De repente llamaron al timbre. Aaron, X y yo nos miramos extrañados.
Me dirigí hacia la puerta y abrí sin pensármelo mucho.
-¡Puta mía!-vi a una chica que apenas si podía sostenerse por sí misma.Con horror descubrí que era Rose.Rose me abrazó y al instante el olor a alcohol y otras cosas invadió mis fosas nasales.
-¿Qué haces aquí?-pregunté asqueada por el aspecto de mi amiga.
-¡Venía a reírme de ti, puta!¡Tu puta madre ha muerto!¡Seguro que estaba tan harta de ti que contrató a alguien para que le matase!-dijo riéndose exageradamente. Me tragué el poco orgullo que tenía.
-Vete, por favor.
-¡Ni de coña! ¡ Eres tan guarra que quieres que me vaya para seguir con tu trabajo!¡Pues no te voy a dejar!¡No es justo que seas tan puta y nadie hable de ti mal!-gritó tirándome del pelo con fuerza. Lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin poderlo remediar.
-Déjame, por favor.-supliqué aterrada. Estaba totalmente loca.
-¡No!¡¿Sabes lo mala que fuiste al dejarme sola en aquella discoteca?!¡Eres una puta!
Oí como alguien venía corriendo. X. Menos mal.
-Eh, ¿qué coño te pasa con ella?-intervino X apartando de un manotazo a Rose de mí.
-Se ve que estabas follándote a este gilipollas, ¿no?-dijo riéndose maquiavélicamente Rose.
-Vete-susurré con la poca voz que tenía.
-Vamos, que no te vuelva a ver en casa de Jane.-dijo intentando controlarse X.
Rose se fue tambaleándose.
-¿La conoces?-preguntó X girándose hacia mí.
-Tristemente es mi amiga.-dije encogiéndome.
-Hey, no pasa nada. Vamos dentro-dijo rodeándome con un brazo. Entramos en la casa, donde estaba mi hermano en el salón, con la televisión muy alta. X debía de haberla puesto para que no oyera nada. Estaría perdida sin "John".
-¿Habéis encontrado ya la escoba?-me preguntó.
-Sí, estaba justo en la entrada-contesté sonriendo.
-¡Bien!-dijo mi hermano sonriendo abiertamente.Se quedó pensativo unos segundos.-Tengo hambre, John-dijo poniendo morritos.
-Vamos pequeño-dijo riendo un poco X.
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-Jane, siempre estaré para ti. Nunca lo olvides-suurró X en mi oído antes de depositar un suave beso en mi mejilla.
Sonreí como una idiota. Después de una buena ducha reparadora y una tarde llena de juegos con X y mi hermano veía el incidente con Rose, como otra más de sus cagadas de cuando estaba borracha.Después de acostar a Aaron en su cama, me dirigí hacia la cocina, donde intenté hacer una taza con chocolate caliente.
Mi móvil comenzó a vibrar con fuerza en mi bolsillo.
-¿Diga?-pregunté con extrañeza.
-¡Jane, Dios mío!-oí la voz de Jonathan al otro lado de la línea.-¡Tienes que venir ya!
-Jane
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X
Short StoryJane tiene que desahogarse de alguna manera, y no encuentra ninguna que no sea escribir un pequeño diario. ¿Cómo reaccionará cuando un misterioso acosador empiece a mandarle estremecedoras notas? ¿Descubrirá quién es la persona que parece estar tan...