Capítulo 12.

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—¡_________ MARIE MITCHELL! ¡TE QUIERO ABAJO EN VEINTE MINUTOS!

Mi cabeza cabeceó hacia abajo y me desperté al instante. Tenía la visión borrosa y apenas distinguía mis propios pies. Refregué mis ojos y me limpié la baba que tenía en todo mi mentón. Me obligué a abrir mis ojitos un poco más y recién ahí, fui consciente de mi dolor.

En el trasero.

Por algún motivo, miré mi cama. Pero yo no estaba en ella. Estaba semi-recostada entre el piso y mi cama. Si señores. En el piso. ¡HABÍA DORMIDO EN EL MALDITO PISO!

Me levanté de un salto y miré mi habitación.

—Mamá va a matarme.

Lo que antes yo llamaba habitación, ahora se había convertido en una especie de campo de guerra. Mis almohadas estaban deshechas y las plumas estaban por todas partes, mis discos y libros estaban desparramados por todo el lugar, las hojas mi bloc de dibujos estaban esparcidas como si fueran alfombras y faltaba la puerta de mi baño...

¡¿LA PUERTA DE MI BAÑO?!

—Ay diosito... ¿Para tanto fue la guerra de almohadas? —murmuré mordiendo mi uña del dedo meñique.

Empecé a oír quejidos. Giré sobre mis talones y encontré a Regi dormida en la bañera. Luego divisé a Tyler durmiendo sólo en calzoncillos, que eran blancos con corazones rojos, abrazando mi pequeño almohadón de nutella y por último vi a Dylan.

En realidad sólo vi los pies de Dylan ya que él estaba con medio cuerpo en el piso, la boca abierta y roncaba un poquito. Me acerqué a verlo desde otro ángulo y parecía un angelito tierno y abrazable, sobre todo con esa remera con unicornios vomitando arco iris la que era igual a mi pijama de unic...

Literalmente corrí hacia el espejo y abrí los ojos al descubrir que sólo estaba con los shorts del pijama pero sin la remera. ¡Santa nutella, estaba en sostén!

—Ay... Mi cabeza...

Volteé y la encontré a Regi apoyada en el marco de la puerta de mi baño o en donde se supone que debería estar la puerta... En fin, la cuestión es que estaba masajeando su frente mientras cerraba los ojos. La miré de arriba a abajo y estallé en carcajadas.

—¿Y ahora? ¿De qué te ríes?

Señalé su pelo y luego su brazo. Ella me miraba como si estuviera loca, aún más de lo normal, y fue hacia el espejo. Creo que quedé sorda.

—¡MI CABELLO! ¡AHORA MI CABELLO ES ROSA! ¡QUE CARAJOS! ¡¿QUÉ ES ESTO MABEL?! —gritó histérica mirando su bonito cabello rosado. Dirigió su mirada a sus brazos y se sonrojó—. Mataré a Tyler...

Traté de calmar mis carcajadas, pero todo se fue a la basura cuando vi que le tiraba, literalmente, un balde de agua helada al pobre chico calzoncillos-blancos-con-corazoncitos.

¡AYUDA! ¡ME AHOGO! ¡UN SALVAVIDAS! ¡NECESITO... NECESITO... —el chico miró a todos lados aún sorprendido y luego la vio a mi amiga con el balde—. ¿Tú fuiste? ¿POR QUÉ LO... —ella le enseñó su brazo y él frunció el ceño, segundos después comenzó a reír—. Pero es tierno...

—¡ES MARCADOR PERMANENTE TYLER! ¡AHORA TENDRÉ UN "TYLER POSEY ES EL AMOR DE MI VIDA" QUIÉN SABE POR CUANTO TIEMPO! ¡TE MATARÉ Y NO HABRÁ MÁS SCOTT MC CALL PARA TEEN WOLF!

—Vamos al baño y te lo saco —la tomó de la muñeca y la arrastró hacia la pileta para empezar a sacarle esa escritura.

—No... ¡NO! ¡DÉJENLA! ¡QUE SEA LIBRE!

Me tomé el puente de la nariz mientras contaba mentalmente para no romper en risas de nuevo. Caminé hacia Dylan y me agaché a su lado para despertarlo.

—Dyl... Dylan...

—¡Ella ya es mayor! ¡Déjenla!

Dylan, por el amor de Dios, despierta —decía yo soltando risitas.

—¡Ariel! ¡Nada y se libre! ¡Sé una sirena feliz...!

Abrí los ojos y me quedé pensando. ¿Acaso estaba hablando de...

—¡Bajo el mar! ¡Bajo el mar! ¡Vive contenta siendo sirena eres feliz!

Volví a romper en carcajadas sin importarme si se despertaba o no. Estaba soñando con La Sirenita y hasta cantaba las canciones. Llegué al punto en que lágrimas salían de tanto reírme.

—Oye... —una voz ronca se escuchó y yo hice un esfuerzo por parar de reír—. ¿De qué te ríes?

—Dylan... c-cantab-bas... Ay n-no p-puedo... —tartamudeaba entre risas y él me miró con una ceja alzada—. ¿Qué?

Iba a decirme algo cuando de pronto escuchamos gritos.

¡Tyler! ¡Me duele! ¡Más despacio imbécil!

—¡Trato de ser lo más suave posible! ¡Quédate quieta y podré ser más delicado!

Dylan me miró y luego miró hacia donde estaba el baño.

—No voy a decir lo que acabo de pensar... —dijo y se puso de pie. Segundos después lo hice yo—. Bonito sostén.

¡DIJE VEINTE MINUTOS NO MEDIA HORA!

Escuché a mi madre gritar y luego pasos rápidos por las escaleras. Lo miré a Dylan, él me miró a mí y luego se miró a él. De un instante a otro, estaba intentando sacarse mi remera.

—¡Se trabó el botón! ¡Dylan mi madre nos matará! —chillé mientras oía como los pasos se acercaban más y éste chico todavía tenía mi camisón.

De un momento a otro, en pleno desespero, se arrancó la prenda quedando sólo en cuero con los bóxers y yo frente a él en sostén.

—¡__________! ¡QUÉ TE HE...

Mi madre irrumpió en la habitación y al vernos se quedó la boca abierta, mientras que nosotros no sabíamos dónde meternos.

—Quiero creer... —comenzó a decir aun sosteniendo el pomo de la puerta pero unos gritos la interrumpieron.

¡POR QUÉ TAN FUERTE! ¡SÉ MÁS SUAVE! ¡ESTO DESPUÉS PUEDE DOLERME MUCHISIMO!

—¡YA TE DIJE QUE CUÁNTO MÁS RÁPIDO SEA, MÁS PRONTO SALDRÁ! ¡DÉJAME HACERLO A MI MANERA Y SUFRIRÁS MENOS!

Mi madre dirigió la mirada hacia el baño, luego hacia nosotros y por último, se desmayó.

•●◇ Del otro lado ◇●• | Dylan O'Brien & Tú | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora