S. Temporada♡ Capítulo 14.

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Me quedé mirando a Dylan, inexpresiva.

—¿Amor? —preguntó él, levantándose y acariciándome las mejillas—. ¿Por qué no me respondes?

—¿Es... en serio? —pregunté en un susurro, para que sólo él oyera.

—Sí, ______, en serio. Quiero que vengas a vivir conmigo.

Lo miré fijamente a los ojos, observándolos. Esos ojos marrones casi mieles que me hipnotizaban, que me volvían loca, en los que podía ver su alma, sus sentimientos, verlo a él.

—Yo...

—¡POR DIOS, NENA! —interrumpió mi madre. La miré con los ojos abiertos—. ¡DILE QUE SÍ AL POBRE CHICO! ¡ENCIMA QUE ES UN SANTO Y TE PERDONA TODO! ¡RESPONDELE ______!

—¡MAMÁ! —chillé y todos rieron, mientras me ponía roja de vergüenza. Dirigí mi mirada a la de Dylan, y sonreí—. Sí, obvio que quiero irme a vivir contigo Dyl.

Dylan sonrió y me abrazó, haciéndome girar en el lugar mientras reía, hasta que me bajó y me besó. Mi corazón se aceleró cuando noté que sonreía entre medio de nuestros labios e inconscientemente, yo también.

—¡Vivan los novios! —gritó Regi y todos aplaudieron. Abracé a Dylan y sonreí vergonzosa.

—¡Mi bebé ya está tan grande! —mamá se levantó de la mesa y vi cómo se acercaba a mí llorando.

—Mamá...

—¡Te irás a vivir con tu novio! ¡Qué feliz estoy! —me abrazó con toda la emoción del mundo y yo sólo atiné a reír, igual que Dylan.

—¡Mamá! Me estás avergonzando...

—Soy tu madre, tengo derecho —me separé de ella mirándola con la boca abierta, mientras que los que reían ahora eran mis amigos.

—No, no lo tienes —protesté sonriendo, mientras la abrazaba por los hombros.

—¡Ve a cambiarte, amiga! —me gritó Holland y la miré confundida.

—¿Por qué? —me miré a mí misma, y acaricié mi piyama de arcoíris—. Estoy adorable —hice puchero mientras bostezaba.

—Porque hoy mismo irás a vivirte con Dylan —abrí grandes los ojos al oír a Crystal. Miré a mis amigos, asintieron. Miré a mi madre, asintió exageradamente. Miré a mi novio, asintió tiernamente. Me miré a mí misma, miré la pared y volví a mirar a Dylan.

—¡POR QUÉ NO ME AVISARON ANTES! —grité y salí corriendo de la cocina, dejando atrás a un montón de gritos. Abrí la puerta de mi cuarto, prendí la luz y frené en seco al ver que mis cosas no estaban. Fruncí el ceño y volví a bajar, para ir de nuevo a la cocina—. ¿Y mis cosas?

—Ya están en mi casa —respondió Dylan con ternura.

—Las llevamos mientras dormías toda la tarde —dijo Tyler y miré el reloj. ¿En qué momento se hicieron las nueve de la noche?—. Y tu madre no dejará que duermas aquí.

—¡POR SUPUESTO QUE NO! —empezó a arrastrarme escaleras arriba, hasta que frenó y se volvió a los chicos—. Espérenla aquí. En cinco minutos baja y se irá.

—¡Mamá! —volví a gritar, sin poder creer su desfachatez—. Estás irreconocible. ¿Quién eres y qué has hecho con mi madre sobreprotectora?

—¡Calla, mujer!. Y vamos, mueve el culo rápido, que tu novio te está esperando —rodé los ojos y empecé a subir las escaleras para llegar a mi cuarto... Antiguo cuarto, mejor dicho. Me senté en la cama mientras mamá rebuscaba en mi armario—. A ver qué encontramos por acá... —decía para ella misma.

—Mamá, me mudaré de casa, no me casaré —dije, como para que no se confundiera. Ella volteó y me miró como si dijera que me gustaba fumar.

—¿No sabes lo que puede llegar a pasar hoy, verdad? —le sostuve la mirada, con intención de que sepa de que no tenía la menor idea de lo que hablaba. Ella suspiró—. ¡Por amor de Dios, hija! ¡Hoy puede ser tu primera vez!

El aire se me quedó atorado en la garganta y no tuve palabras para el comentario. Las manos empezaron a temblarme y el corazón se aceleró demasiado.

—Es por eso —continuó diciendo, mientras miraba mis prendas—. Que debes estar bonita. ¿Te depilaste, verdad?

La miré pasmada.

—¡Mamá! Sí, me he depilado pero por favor, para un poco, me avergüenzas.

Ella rió.

—Parte de lo lindo de ser madre... Ya lo vivirás, no te preocupes —volteó a verme con un vestido negro hasta la mitad del muslo, con mangas hasta los codos y unas plataformas negras. Me dio la ropa y sonrió—. Estarás hermosa. ¡Ya ve a cambiarte, así puedo maquillarte un poco!

Salí corriendo al baño y me puse las prendas lo más rápido que pude. Cuando estuve lista, abrí la puerta y mamá ya tenía en mano el maquillaje. Me hizo sentarme frente a mi espejo y me sombreó los ojos, pintó mis mejillas, mis labios y puso rímel. Pasó la plancha para el pelo en cinco segundos y cuando me miré de nuevo estaba totalmente arreglada.

—Wow —fue lo único que pude decir.

—Estás preciosa, mi amor —apoyó las manos en mis hombros, acariciándolos. Besó mi cabello y me dio una chaqueta de cuero negro que combinaba muy bien con el vestido. Me la puse y volteé a verla—. Sólo ve y relájate, _______. Será una experiencia muy linda y encima con alguien a quien amas desde hace tiempo. Déjate llevar, ¿de acuerdo? —asentí y la abracé. Ella susurró en mi oído—. Usa protección.

Me alejé con cara de poker face.

—No cambias más—regañé y salí de mi cuarto.

Cuando bajaba las escaleras, vi a Dylan al final de éstas y sonreía mientras charlaba con los chicos. Me le quedé mirando embobada, sin poder creer que me iba a vivir con él, que mañana no tendría que regresar a mi casa, que me podría quedar con él todo el tiempo que quisiese.

—Anda, bajá —me dijo mi madre en el oído y continué bajando, llamando la atención de todos. Dylan me miraba como si fuera algo inusual, algo que no era de todos los días.

—Estás hermosa —susurró en mi oído cuando llegué a su lado. Mi cuerpo tembló ante su voz ronca y las palabras de mi mamá llegaron a mi mente. ¡Diablos! Realmente esta podría ser mi primera vez. Levanté la vista y mire a Dylan—. ¿Vamos? —preguntó y yo asentí.

—¡Adiós mamá! ¡No me extrañes! —grité en la puerta mientras los chicos reían.

—¡CLARO QUE NO! —gritó desde la cocina y yo reí. Amaba a esa mujer.

—¿Nos vemos mañana, chicos? —pregunté y ellos asintieron—. De acuerdo. Nos vemos, entonces.

—¡PASENLO LINDO! —gritó Regi.

—¡NO GRITES, _____! —dijo Holly riendo.

—¡DYLAN NO LA LASTIMES, BESTIA! —agregó Tyler muerto de risa.

—¡ACUERDENSE DE LA PROTECCIÓN! —continuó Crys motivando a los demás estúpidos.

—¡VÁYANSE AL INFIERNO, PERVERTIDOS! —grité y cerré la puerta de un portazo.

Una vez afuera, Dylan me miró y yo me le quedé mirando.

—¿Qué?

—Aún no puedo creer que de verdad vayamos a vivir juntos —susurró abrazándome por la cintura. Inhalé su aroma, drogándome.

—Yo tampoco amor.

Los dos respirábamos pesadamente, coordinando nuestros latidos, calentándonos del frío el uno al otro.

—Quiero que sea una noche especial —dijo, y yo miré sus ojos. Sus pupilas estaban dilatadas y un brillo cubría sus ojos. Tragué saliva, mientras sentía miles de mariposas en mi estómago. Respiré hondo, y me acerqué más, rozando nuestros labios.

—Yo también —respondí, mirándolo a los ojos.

•●◇ Del otro lado ◇●• | Dylan O'Brien & Tú | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora