S. Temporada♡ Capítulo 16.

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[N/a: recomiendo leer el capítulo escuchando Love me like you do de Ellie Goulding].

Sonreí y me acerqué a él, devorando su boca desesperadamente. Me despegó de la pared y a tientas, comenzó a caminar hacia su cuarto. Choqué contra la puerta y con una mano giré despacio el picaporte para que no nos cayéramos. Dylan entró conmigo aún encima de él, mis piernas apretaban su cintura, sus manos recorrían mi espalda y terminaban en mi trasero, sujetándome. Podía sentir su excitación sobresaliendo de sus pantalones, chocando contra mi feminidad. En ese momento experimenté mi propia excitación. Me sentía caliente, desesperada, con un dolor en la entrepierna que me provocó nerviosismo, ya que nunca en mi vida me había pasado algo así.

Dylan continuó caminando hasta que chocamos con la cama, y caímos en ella. Él quedó sobre mí, y yo lo atraje más hacia mi boca, saboreándola, chocando nuestras lenguas. Empezó a dejar besos por mi cuello, provocándome cosquillas, haciéndome reír. Mi respiración era agitada, y trataba de regularla. Dylan se incorporó, se sentó y me tomó de la cintura, sentándome a horcajadas.

Sus manos fueron al cierre de mi vestido y lentamente comenzó a bajarlo. Nuestros ojos se encontraron y ambos sonreímos, nerviosos y felices. El vestido empezó a caerse, dejando mis hombros desnudos y parte de mi pecho. Sin querer quedarme atrás, empecé a desabrochar la camisa de Dylan sintiendo cómo las manos me picaban por desear tocar su torso.

Casi sincronizadamente, mi vestido cayó hasta mi cintura dejando ver mis pechos y la camisa de él se abrió, dejando a la vista sus pequeños abdominales.

-Eres hermosa -murmuró mientras me miraba.

-Dios, Dylan... te amo tanto... -lo besé tiernamente, juntando nuestros labios, demostrándonos amor.

Quité su camisa y él mi vestido, dejándome sólo en bragas. Volvió a sonreírme y se tiró sobre mí otra vez. Llevé mis manos a su pelo cuando dejó besos en mi abdomen, bajando hasta mis muslos. Mis manos soltaron su pelo y agarraron la sábana, sintiendo cómo el aire empezaba a faltarme. Sus labios tocaron la parte interna de mis muslos, hasta que sentí que empezó a chupar. Una mezcla de dolor y placer se expandieron por mi cuerpo, sintiéndome extraña. Cuando terminó, miré mi pierna y descubrí una pequeña mancha violácea. Dios santo, me había chuponeado la pierna.

-¿Por qué la pierna? -le pregunté.

-Porque es una marca. Ahora eres mía y sólo mía -sonreí perversamente y lo atraje hacia mí, acercando nuestros rostros. Y cuando creyó que le iba a besar, llevé mis labios a su cuello, besándolos y succionando. Cuando hube acabado, me alejé y miré sonriente mi obra de arte.

-Ahora también estás marcado. Eres mío y sólo mío -me besó de nuevo y entonces, supe que lo necesitaba. Dentro de mí.

Sin separar nuestras bocas, lleve mis manos al botón de su pantalón y lo desabroche, al igual que el cierre. Los arrastré por sus piernas y cuando estuvieron en las rodillas, Dylan hizo un movimiento raro y logró quitárselos. Ahora, lo único que nos separaban ambos, eran dos pedazos de tela.

-Antes quiero hacer algo -murmuró él cuando quise bajarle los calzoncillos. Lo miré extrañada y asentí.

Me acostó de nuevo y se levantó. Me apoyé en mis codos mientras lo veía hurgar en sus cajones hasta que volteó con tres corbatas en la mano.

Oh. Dios. Mío.

Antes de que dijera algo, una tela negra cubrió mis ojos, dejándome en la oscuridad absoluta. Luego, su mano tomó la mía y la ató al barrote de la cama, haciendo lo mismo con la otra. Fue entonces cuando supe que era una fantasía sexual.

-No te das una idea de lo preciosa que eres -mis mejillas se calentaron y moví los pies en clara señal de desespero.

-¿Qué piensas hacer....

No me dejó terminar cuando su mano rodeó mi tobillo y empezó a besarlo. La garganta se me secó y no pude evitar tensarme. Dylan recorría mi pierna dejando un camino de besos, hasta que llegó a mi feminidad. La besó por encima de mis bragas, pero bastó eso para que me pusiera nerviosa. Pero en una milésima de segundo retiró la última prenda que me quedaba encima y sentí su aliento. Hundí la espalda en el colchón, sintiendo como el aire que provenía de su boca me provocaba escalofríos. Apreté los nudos de la corbata cuando empezó a besarme, chupeteando y soplando. Me estaba volviendo loca.

-Dylan... Oh por Dios... -solté con la voz agitada.

Mordió mis labios y gruñí, experimentando el dolor y el placer. Diablos, esto era una experiencia totalmente nueva para mí. Sentí entonces cómo mis manos picaban por querer acariciarlo, y empecé a moverme para poder desatar el nudo, pero el muy maldito lo había ajustado muy fuerte.

-Dylan, por favor...

-¿Por favor qué?

-Necesito tocarte, maldición -dije con voz ronca.

Sus manos estuvieron sobre las mías y rápidamente, las desató. Me quité la corbata de los ojos y al tenerlo frente a mí, lo atraje hacia mis labios, besándolos.

-Eres malvado -susurré entre besos-. Pero, por favor, te necesito dentro de mí ahora. Te necesito...

Observé su rostro y noté cómo le brillaban los ojos ante mis palabras. Sin dejar de mirarnos, llevé mis manos a sus calzoncillos y empecé a bajarlos, hasta que finalmente ya no había ropa entre nosotros, ya no había nada que nos impidiera unirnos. Se acomodó entre mis piernas y me miró.

-Si te duele, sólo dímelo y pararé, ¿de acuerdo? -asentí pero abrí los ojos asustada.

-¡Dylan! ¡El condón! -él me miró con los ojos abiertos sorprendido y salió corriendo hacia el baño. Reí cuando volvió negando con la cabeza.

-Hasta de esto te acuerdas, increíble -dijo y lo besé antes de que siga hablando, retomando el clima.

Volvió a acomodarse y poco a poco empezó a entrar en mí, provocándome dolor, moviéndose lentamente hacia delante y hacia atrás, para que me acostumbrase. Hasta que de pronto el dolor se convirtió en placer y necesitaba más.

-Más, Dylan...

-Tus ojos lloran -me dijo entre dientes.

-Pero no duele -susurré y entonces, sin previo aviso, empujó más fuerte, haciendo que suelte un grito.

Los movimientos se hicieron fuertes y rápidos, bombeándome, entrando y saliendo de mí, mientras que nosotros gemíamos y nos besábamos para acallar nuestros propios gritos. Hasta que ambos nos corrimos, y Dylan cayó encima de mí, exhausto. Acaricié su cabello mientras sentía el latir de su corazón en mi pecho, acompasándose junto con el mío. Se salió de encima, se acomodó junto a mí y me abrazó, besando mi cabeza.

-Te amo, mucho, muchísimo.

-Te amo de todas las maneras posibles, Dyl -susurré antes de quedarme dormida.

•●◇ Del otro lado ◇●• | Dylan O'Brien & Tú | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora