Tarde de juegos y hallazgos extraños.
Madre mía que día. Si es que hubo una mezcla de emociones que woah por poco y la cabeza me explotaba. En sentido figurado, no creáis otra cosa.
Como siempre, gracias a Guillermo mi mente colapsó de preguntas otra vez.
Me pregunto si alguna vez lograré no tener dudas sobre el chico. Si lo llegase a conseguir, sería lo mejor del mundo chaval, porque de tanto pensar y pensar, alguna vez mis neuronas se cansarán y se pirarán de mi cabeza. Ya las veo con las maletas y todo ¿sabéis?
Que ideas tengo de repente ¿no? A veces me doy miedo a mí mismo.
¿Por donde empiezo? Por el comienzo por donde más Samuel.
Como os había contado por la mañana, yo iría a la casa de Guillermo para jugar videojuegos, y de paso también compraría una ramo de flores para su madre como muestra de una nueva oputunidad para empezar bien nuestra relación.
Vale, todo salió como lo planeado, compré las flores y tal. Pero cuando llegué a su casa, me encontré con dos cosas: Una, eran estornudos y la otra, a la señora diciendo con dificultad "Soy alérgica al polen". Yo me cagué en todo en ese momento, pero como no quería mostrarme enfadado, únicamente me alejé de la puerta y tiré el ramo a la basura. Vamos, perdiendo dinero, vamos.
Ella de todas formas se disculpó y me agradeció por el bonito gesto. Yo le sonreí falsamente, diciéndole "No se preocupe señora, algún día le atinaré" y reí con algo de tristeza, pensando que ese dinero podría haberlo ocupado en chucherías para Guillermo. Pero ya que.
Ella me hizo pasar y me indicó que el chico se encontraba arriba. Asentí y me dirigí hacia allá.
Entré a su habitación que tenía la puerta abierta y vi a Guillermo de espaldas dibujando algo en su pequeño cuadernillo, sentado en su escritorio. Me acerqué silencioso hacia su posición y con una sonrisa traviesa, tomé sus hombros exclamando "¡Buh!".
Fue la peor idea que hubiera podido tener en la vida.
Guillermo se exaltó tanto, que saltó en la silla y me dio una manotazo en el ojo. Sí, lo que leéis. ME DIO UN PUTO MANOTAZO EN EL OJO.
Aún me duele recordarlo.
Ya levantado de la silla, él se giró rápido y me vio con una mano en mi ojo, quejándome por el dolor. Guillermo reaccionó de inmediato acercándose a mí y repitiendo "Perdón, perdón, perdón, perdón". Yo le sonreí para que se tranquilizara y le dije "No te preocupes. Fue mi culpa por haberte asustado". Él me analizó por un par de segundos y me tomó la otra mano llevándome al baño. "Al menos dejame curarte un poco..." murmuró mientras me hacía sentarme en el hinodoro.
Sacó unas toalla pequeña y con ella rodeó una de esas bolsas que contienen un gel azul dentro y se mantienen heladas. Me la pasó y yo me la coloqué en mi ojo herido.
Guillermo se puso en cunclillas frente a mí y yo divertido, comenté "¿Estoy muy feo con esto?". Él sonrió y negó con la cabeza.
Luego nos levantamos y fuimos a sentarnos a su cama. Yo le iba a decir que encendiera la consola para que pudiéramos comenzar a jugar, pero recordé que yo debía sostener la toalla en mi ojo y no podría jugar con facilidad. Él notando eso, mencionó "Me parece que no tendremos tarde de videojuegos por hoy..." yo maldije en mi mente e hice una mueca, y dije "Mh, sí...".
Quedamos en silencio hasta que él mencionó "¿Qué te parece si jugamos a las preguntas? Yo te pregunto algo y debes contestarme con la verdad, y luego conmigo haces lo mismo ¿te mola?". Yo asentí enérgico, esperando poder resolver las múltiples dudas que tenía.
Y así comenzó el juego.
Hacíamos preguntas de todo tipo, desde '¿Cuál es tu comida favorita?' hasta '¿Cuantas relaciones has tenido?', bien variado (por cierto, las respuestas a esas dos por parte de Guillermo son: los canelones y solo una).
Me enteré de muchísimas cosas, como que a su hermana tiene 12 años y la ama como a nadie. También que tiene manías como lavarse las manos cada vez que toca algo que él considera 'sucio' o sea unas veinte veces al día más o menos. Que tiene fobias, a las arañas y a volar en avión. Y que tiene obsesiones como con los cinturones, aunque eso ya lo sabía.
Yo le contesté todo lo que me preguntaba con total sinceridad, hasta cuando cuestionó "¿Qué cosas encuentras adorables?" le respondí con la verdad, diciéndole "Lo único adorable para mí eres tú" a lo que él se sonrojó.
Ya cuando encontramos que eran suficientes preguntas, yo consideré conveniente marcharme. Pero antes de hacerlo, pasé al baño para dejar los objetos que me había pasado el chico. Comencé a buscar por todas partes un botiquín, pero en vez de encontrar eso, en uno de los muebles había algo que me dejó shockeado.
Una pistola.
Había una jodida pistola oculta bien al fondo en una de las tantas estanterías. Yo atiné a fingir que no vi nada y continué buscando. Encontré lo que buscaba y dejé todo en su interior.
Al salir Guillermo me esperaba con una sonrisa, y yo decidí ocultar mi descubrimiento, actuando totalmente normal. No quería pensar que él hiciera cosas malas con esa arma. Él no es capaz de eso, estoy seguro.
Pero, entonces ¿por qué había una pistola en su baño?
Y por esa razón empezaron a crecer las dudas otra vez. Pero, creo que esto no se lo preguntaré a Guillermo, quiero que él me explique cuando quiera hacerlo.
Bueno, luego de eso bajamos y nos despedimos con un casto beso en los labios. Eso quizás hizo que me olvidara de mi hallazgo y del mundo por un momento.
Lo importante aquí, es que el chico es bueno, no le haría daño a nadie. Y puedo asegurar que esa pistola no la tiene para fines malvados.
Mas eso no responde la pregunta: ¿En qué anda metido Guillermo?
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Hojas de libreta [CORRIGIENDO]
FanfictionAU: Samuel usaba su libreta de diario. Guillermo era su inspiración. →Capítulos cortos