¡Gracias distracción!
Ahora que lo pienso... Siempre escribo cosas relacionadas con Guillermo.
Y no es que no me agrade, me encanta escribir sobre él, aunque vuelva a sonar como un jodido obsesionado. Pero a veces me pregunto qué pasaría si esta libreta cayera en sus manos. Probablemente se asustaría y no volvería a acercarse a mí en años. Acercarse como lo hizo hoy por la mañana.
Joder, es que sigo tratando de tragar que se haya tomado la molestia de ayudarme.
El tema es el siguiente, yo cada día antes de entrar a la escuela, fumo un cigarrillo para relajarme y sacar toda la tensión de mi cuerpo. Así poder tener más concentración en las clases. Pero hoy, de distraído que soy, se me había olvidado el encendedor encima de la mesa de comedor. Sí, ahora lo acepto porque ya lo busqué en todas partes. Pero en ese momento no me rendía en encontrarlo, y me tocaba todos los bolsillos habidos y por haber, murmurando por lo bajo que estaba seguro de que lo había tomado del mesón.
Que se me haya quedado fue lo mejor que me pudo haber pasado en el día.
Mientras murmuraba a regañadientes, un cigarro se posaba entre mis labios y las ganas que tenía de encenderlo solo lograban que mis manos se movieran más frenéticamente sobre mi cuerpo buscando el maldito (bendito ahora) encendedor. Al parecer mis enérgicos movimientos llamaron la atención de Guillermo, porque de un segundo a otro tenía al hermoso chico frente a mí, con su mano cerca de mi rostro y un encendedor en ella a punto de ser prendido.
Yo estaba a punto de gritar.
Se veía realmente bien hoy, sentía que cada día se ponía más bonito. Guillermo no se cansaba de ser bonito.
Cuando me percate de su presencia, él sonrió de medio lado y dijo: "Uhm, ¿Te ayudo un poco con esto?" y agitó un poco el encendedor. Yo solo asentí mirándolo con los ojos bien abiertos, no creyéndome que Guillermo realmente estaba allí, encendiéndome un cigarro.
Me encontraba congelado. Estaba perfecto con aquel sweater negro y su arete en la oreja izquierda. En realidad, él siempre estaba perfecto.
Encendió el fuego y lo colocó suavemente en el cigarro, acercando un poco más su cuerpo a mí. Demonios, no sé cómo resistí tanto sin abalanzarme a besarlo. Porque sí, como costumbre estaba su labio inferior entre sus dientes. Ya no sabía si aquello lo hacía a propósito para enloquecerme o de forma inconsciente.
Cuando hubo acabado de encender mi cigarrillo, nos quedamos unos minutos mirándonos a los ojos. Eran preciosos. Alargados, profundos y de un color oscuro que contrastaba con su piel blanca. Luego miré su boca, besable y con gruesos labios rosados, y volví a sus ojos. Él solo se dedicaba a sonreír. Cuando salimos del trance, quité el cigarrillo de mis labios y exhalé el humo hacia un lado. Le agradecí amablemente y él se limitó a tocar mi nariz brevemente con su dedo índice y murmurar un "Cuando quieras", guiñándome un ojo antes de iniciar su marcha. Joder, el chico es una caja de sorpresas y eso me fascina, me encanta.
Aquel pequeño encuentro solo me hizo darme cuenta de tres cosas:
-Guillermo no tenía imperfecciones.
-Guillermo puede ser coqueto y adorable a la vez (esto me vuelve jodidamente loco).
-Estoy más que seguro que atracción no es lo único que siento por el hermoso chico de ojos achinados. Y me encargaría de que él estuviera conmigo cueste lo que cueste.
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Muchas gracias por todo el apoyo xoxo.
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Hojas de libreta [CORRIGIENDO]
Fiksi PenggemarAU: Samuel usaba su libreta de diario. Guillermo era su inspiración. →Capítulos cortos