¿Y Quien eres tu? | Sebastián Villalobos (Terminada)

"¿Tienes Sueño?"

¿Era tan normal que me encontrará en el sofá de un amigo Sebastián? Miré a mis alrededores era tal cual una casa de un joven que sus padres daban todo, el dolor del tobillo desaparecía en ocasiones, pero este no era ese momento, el dolor era un poco punzante y sentía un ardor, Sebastián se sentó a mi lado con una sonrisa fingida. Mario y Daniel buscaban de comer, yo en realidad me sentía incomodas, tres chicos y una desconocida.

-¡Tenga!-

El me entregó una camiseta gris, lo cual parecía un blasón o una bata.

-no tengo porqué ponerme eso-

-Pogaselo, su camisa muestra mas de lo que debería-

Me ruborise, no me habia fijado en la camisa, estaba rasgada y una de las mangas estaban rotas se me veía el brazier. Lo cual me vi en la obligación de usarlo. Me fui al baño, con dificultad mi ropa estaba rasgada, mis brazos estaba morados, quería llorar, Pero me contuve.

Luego de un rato en el baño arreglé mi cabello y salí con algo de pena, sentadome con dificultad en el sofa, el intento ayudarme pero lo aleje y me senté un poco más lejos.

-Aun sigues sagrado- dije cortando el silencio.

-¿ahh? Si, Es sangre seca-

-insistió en limpiar éso-

-no, enserio-

-Me parece que has echó mucho por mi y nisiquiera me conoces-

-De acuerdo-

Saqué nuevamente la curita y el anti-bacterial. Tomé mi pañuelo y comencé a limpiar delicadamente, el daba pequeños saltos o quejidos, puedes callarte. Repetía mientras limpiaba su ceja.

-¿Cómo es que llegaste ahí? - pregunté.

-Bueno. ... - Suspiró y vio mi pañuelo lleno de sangre, siempre había sabido que la sangre era escandalosa, aunque aquéllo era una pequeña herida. - Mario te vio, íbamos a comprar una pizza, y te vimos, bueno vio-

-No sí, tiene la vista arrechisima- rodé los ojos, el soltó una carcajada, haciendo que riera.

-bueno así pasó-

-¿Y la herida? Tu no peleaste en ningún momento-

-Jajaja, eso es un tema que prefiero obviar-

-No, ya me dio curiosidad, dime-

sonrió y suspiro, luego de su momentánea pausa hablo como si aquello era vergonzoso.

-Cuando fuimos a bajar del auto, tropecé con algo y golpee mi cabeza con el filo de la puerta-

-¡Aush!- mentí.

-No creí qué me votaría sangre, pensé que era solo un golpe.

-Sigue haciéndote el Héroe- me burle, el me miró indignado, poniéndose el mismo la cura debajo de la ceja.

-Vea, usted.... debería agradecerme, no sea tan malagradecida que si no fuera por nosotros usted estuviera con esos man todavia-

-Yo le debo las gracias, pero yo a ti no te llamé para que fueras hacerte el héroe-

-Ve que usted es bipolar, un rato esta bien y al otro anda amargada-

Solté una carcajada de esas sarcasticas, y lo miré con el ceño fruncido, aquéllo no me parecía normal, simplemente yo no podía estar hablando tan "Animadamente" con Sebastián. Me parecía una locura, yo no soy esas que moría por el, no debería ser yo quien este sentada en un sofá con el, debería ser una de esas niñas que se obsesionaba, creo que ellas tenían más derecho que yo.
-Aún no entendió porqué me hablas, me brindes tu casa. No deberías hacerlo-

-No se sientas mal, pero no eres la única a quien le ayudaría en un momento así, ¿Y porqué no hablarle? -

-Soy una completa desconocida, a quien le estas dando un espacio de tu tiempo-

Me miró pensativo y extrañado tal vez, ese silencio me pareció incómodo, pero no por mucho tiempo, porqué Daniel y Mario llegaron con un par de latas de coca-cola y una bolsa de pepitos.

Me ofrecieron una pero me negué, tenia un extraño pensamiento referente hacia la coca-cola, era un producto que contenía mucha azúcar, Pero ciertamente tenia un extraña obsesión con el café, lo cual ambos tenían cantidades de azúcar, lo que era algo poco sencillo de explicar porqué solo yo, lo veía de esa manera.

-¿Que tal un postobon?- sugirió Mario.

-¿Que es? - pregunté.

-Una gaseosa- afirmó Daniel con una expresión adusta.

-¡Ahh! Ninguna que sea igual que la coca-cola esta bien-

-¡De manzana!-

-claro. -

-Oiga, ¿usted no es colombiana verdad?- preguntó daniel.

-Es algo obvio, ¿ si escuchaste su acento?- comentó Mario mientras me entregaba una vaso lleno de un líquido rosado.

-¿Venezolana?- pregunta Sebastián, con su boca llena de Pepito.

Acenti y tome del refresco, lo cual me resulto muy divino, me gusto su sabor. Ellos hablaban de un video, lo cual me resultaba aburrido, el sueño estaba envolviendome. ¿ellos no dormían?.

Sentí que por un momento me quedé dormida, pero la risa de Sebastián me despertó de golpe, lo cual ellos notaron que me había quedado dormida.

-Que pena con usted- comentó Daniel.

-¿Tienes sueño?- preguntó Sebastián.

-¿Que hora son?- pregunté confundidas.

-¡Eh!.... las tres-

-Dios Santo, necesitó irme a casa-

Me levanté de golpe, lo cual fue una mala idea, sentí un dolor punzante en el tobillo y casi me caigo pero Daniel me sostuvo del brazo. Mis recuerdos de esa noche invadieron mi mente, las lágrimas brotaron, sentía que todo se volvería a repetir, mi piel se erizo estaba soltando pequeños quejidos, Sebastián me estaba hablando pero yo no lo entendía, tenía los ojos cerrados, escuche como se peleaban entré sí, lo cual alteraban más mis nervios.

-¡SEBASTIÁN QUE LA SUELTES!- gritó Daniel.

Aquéllo había funcionado, Sebastián me soltó y caí de golpe en el sofá tenía aun los ojos tapados con las manos, me sentía avergonzada. Pero no podía evitar sentir miedo cada vez que algunos de ellos me tocarán.

-¿__________, Estas bien?- dijo Daniel, pude sentir su presencia, el no me tocó.

Asenti, abrí los ojos. Allí estaban los tres de pie mirándome a excepción de Daniel quien estaba arrodillado frente a mí, su rostro mostraba mucha mas preocupación que el resto.

-Oiga que pena preguntar, pero ¿eso no es el tobillo cierto?- dice.

Suspire y seque mis lágrimas antes de hablar.

-¡No!-

-¡Esos hijueputa!-

Escuché como Sebastián gruñia y se iba refunfuñando hacía la cocina.

-¿Fueron esos tipos cierto?-

-¡sí!-