"Sigue siendo un imbécil"

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Capítulo treinta y cuatro

-¡púdrete!-

-¿Sabe, qué no la voy a dejar tan fácil?-

-Disculpa si no te avisé que estaría con Daniel-

-No se preocupé, yo entiendo que para la próxima... no vuelo a molestarla-

No comenté nada y el tampoco lo hizo, sólo esperamos a qué el ascensor llegara hasta ese piso, lo cual minutos después se habían abierto las puertas mostrando aun señor muy serio y un niño, Sebastián beso mi frente, me habían impedido que entrara con el, el hombre no me había permitido preguntarle cuando este ya se había quejado que iba tarde al banco, Sebastian solo se despidió con la mano ¿A donde iba? ¡Sebastian! murmure, pero ya las puertas se habían cerrado.

Baje rápido las escaleras, era algo agotador a penas había dado dos curvas y ya estaba cansada, ok era un poco floja para el ejercicio, nunca hice, y tampoco haré, era preferible quedarme con la pansa que tenia, me estaba desviando un poco del tema, pero nuevamente estaba Sebastian montándose en su camioneta, era demasiado tarde para buscarlo, el ya se había ido nuevamente.

!Contesta! - lo había dicho en un tono de niña, algo desesperada, no entendía mi comportamiento, fruncí el ceño y escuche su voz desde el teléfono reaccione de una manera extraña emocionada tal vez, pero colgué cuando vi que mi padre estaba cerca del edificio, el no sabia que yo estaba allí, pero fue mas extraño verlo a el allí, en horas de trabajo.

Daniel aun seguía arriba, así que marque su numero y le pedí que bajara, estaba escondida tras de un arbusto, mi padre había entrado a un restaurante lujoso, me pareció extraño cuando el es mas de comer en lugares casuales, este era realmente costoso lo mas raro del caso era que iba solo, osea sin Melissa.

-¡Ah!- grite, me tape la boca y lo golpee daniel me había asustado.

-¿Sebastian se te escapo?-

-Si... que digo no, es mi padre-

-¿que tiene su padre?-

-No es ta trabajando, ese el problema-

-¿Y? se tomo un descanso-

-No, el no es así-

-¡Seguro!- comentó algo sarcasticamente.

Lo obligue a qué entraramos al restaurante, pero el insistió en que debía entrar con un saco, lo esperé algo inrritada allí abajo, cuándo llegó vestía un poco más elegante y algunas cosas en sus manos era otro saco muchísimo más largo, era algo femenino lo cuál me pareció extraño, me lo puse y luego me entregó unos lentes obscuros y habia una camara profesional gindando de su muñeca.

-¿Y esto?-

-De Juana-

-No los lentes-

-Si vamos a espiar a alguien, debemos hacerlo bien-

Lo arrastre hacía el restaurante, y un hombre nos atendió muy amablemente, y nos preguntó si teníamos reservación, Daniel le dio algunos billetes y este nos condujo a una mesa que se encontraba en el segundo piso, era mucho menos lujoso que la parte de abajo, parecía más bien un bar muy refinado, tenía una Música de ambiente algo relajada, era una pieza de Chelo muy delicada, la mesa que nos habia ofrecido aquel hombre estaba en toda la baranda perfectamente para ver hacía el piso de abajo.

-¿Les ofrezco el menú?- preguntó.

Estaba un poco distraída mirando hacía a bajo que no respondí, Daniel murmuró algunas cosas qué no alcance a escuchar, buscaba a mi padre pero no lo encontraba, Daniel señaló a un hombre en una de las esquinas lo cual esa parte era más oscura, ese hombre era mi padre y se encontraba con una mujer rubia muchísimo mas joven.

Me había molestado un poco, a penas había aceptado a Melissa como para permitir que mi padre saliera con otra mujer, le di un golpe a Daniel en la cabeza, estaba observando las piernas a la mujer y decia cosas un poco morbosas, sus lentes calleron en una mesa, ambos volvimos a sentarnos de golpe y a reír a carcajadas.

-Debes irlo a buscar-

-¿Tienes problemas? Mi padre esta haya abajo-

-yo no voy a ir-

En medió de nuestra conversación se había metido un camarero a la mesa a servir dos copas de champán, miré a Daniel con una ceja arqueada y el me sonrío maliciosamente.

- No vinimos a comer ¿sabes?-

-Solo una copa- vaciló con una voz ronca.

Seguí viendo hacía abajo, esta vez Daniel me habia prestado la camara haciéndole zoom, lo cual se veía a la perfección hacía la mesa de mi padre, ambos estaban tomados de las manos, y reían alegremente, saqué algunas fotos y le entregué a Daniel la cámara algo molesta.

-Es un imbécil-

-sigue siendo tu padre-

-tambien el mismo maldito imbécil que dejó a mi madre-

¿Y Quien eres tu? | Sebastián Villalobos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora