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  Cuando Calle salió corriendo de la oficina del director, Poché sabía perfectamente a dónde ir a buscarla.

 Entró a los baños con el pulso acelerado.

Poché: Alguien te... te... tú has... -no había forma en que pudiera formar la oración. Veía a Calle allí, con las manos sobre el lavado, tan frágil, tan...hermosa. No entendía cómo alguien podía hacerle daño.

Calle habló con una voz inaudible, casi en un susurro. O porque no quería que alguien más escuchara (aunque estaban solas, pues era hora de clases) o porque simplemente no podía utilizar su voz normal.

 Calle: ¿Ahora entiendes por qué no puedo ser ayudada? 

Ni siquiera levantó la mirada cuando lo dijo. Poché en cambio, no podía apartar la vista de ella.

 Por alguna razón, la foto que vio de Abril junto a ella en Facebook se le vino ala mente. Los ojos cafe miel que las hermanas compartían, más exactamente. Esos ojos que brillaban tanto. No se parecían en nada a los ojos de la chica que tenía delante de ella.

Poché: Sigo pensando que puedes ser ayudada...

Calle: No tienes idea... estoy destruida. 

Poché: No hay alguien que no pueda ser ayudado... podemos... 

Calle la miró confundida mientras secaba sus lagrimas. Poché formuló lo que iba a decir en su mente antes de comenzar a hablar.

Poché: Mi dolor probablemente no se compare con las cosas que has pasado.Pero... si hay algo que aprendí luego de atravesar otra clase de dolor es que...aunque al comienzo no lo veamos, podemos ser ayudados. No por psicólogos, no por la familia, no por los amigos. Pero si por los que nos entienden. 

Calle: Una persona rota no puede arreglar a otra persona rota. 

Poché: Si pueden. Nos reparamos entre nosotros. ¿Quién mejor que alguien roto para entenderte? ¿Acaso crees que si le cuentas tus experiencias a alguien que no las ha pasado entenderá ese dolor? Porque no, no lo hará.Pero qué mejor que alguien que ha sido herido de la misma forma, esa persona sabrá la verdad del dolor que sientes. Esa persona estará de acuerdo en que no es justo... podemos ser reparados. Eso es lo que aprendí del dolor que atravesé en mi vida. Podemos ser reparados. Nos ayudamos entre la gente rota. Piensalo de está forma, en matemática, ¿cuánto es negativo más negativo? 

Calle se lo pensó unos segundos, como si no encontrara el punto en la metáfora.

Calle: Positivo. Negativo más negativo da positivo. 

Poché: Exacto. Piensa en el negativo como la gente herida. Gente herida más gente herida, da como resultado gente reparada. Te aseguro que podemos remediarnos entre nosotras.

Calle la miraba fijamente. Bueno, tan fijamente como podía. «Las personas que ocultan secretos no pueden mirar a los demás a los ojos»-se dijo a si misma. 

Poché: ¿Acaso tienes algo que perder?

Calle suspiró. Claro que no tenía nada que perder. Todo lo que podía importar ya lo había perdido.

 Se animó a mirarla fijo, pero haciéndolo realmente, sosteniendo la mirada,por mucho que le costara hacerlo. Miró en los ojos marrones de la morocha y vio sinceridad en ellos. No vio lastima, como la que había en los ojos de las demás personas cuando la miraban.

 No había una sola gota de lastima. Casi parecía que esos ojos le pedían ayuda a ella, en lugar de ser al revés.

 «Voy a terminar cayendo por ti»-se dijo a si misma mientras observaba a Poché «no se en qué forma, pero me harás caer. Y por primera vez estaré encantada de caer» . 



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When Calle ran out of the director's office, Poché knew perfectly well where to go to look for her.

She entered the bathrooms with a racing pulse.

Poché: Someone ... you ... you have ... -There was no way I could form the sentence. I saw Calle there, with her hands on the wash, so fragile, so ... beautiful. She didn't understand how someone could hurt her.

Calle spoke in an inaudible voice, almost a whisper. Or because she didn't want someone else to listen (even though they were alone, it was class time) or because she just couldn't use her normal voice.

Calle: Now do you understand why I can't be helped?

She didn't even look up when she said it. Poché, on the other hand, couldn't take his eyes off her.

For some reason, the photo she saw of Abril with her on Facebook came to her mind. The honey brown eyes the sisters shared, more accurately. Those eyes that were so bright. They were nothing like the eyes of the girl in front of her.

Poché: I still think that you can be helped ...

Calle: You have no idea ... I'm destroyed.

Poché: There is no one who cannot be helped ... we can ...

Calle looked at her confused as she wiped away her tears. Poché formulated what she was going to say in her mind before starting to speak.

Poché: My pain probably doesn't compare to the things you've been through, but ... if there's something I learned after going through another kind of pain, it's that ... even if we don't see it at first, we can be helped. Not by psychologists, not by family, not by friends. But if for those who understand us.

Street: A broken person cannot fix another broken person.

Poché: Yes they can. We repair each other. Who better than someone broken to understand you? Do you think that if you tell your experiences to someone who has not gone through them, they will understand that pain? Because no, it will not, but what better than someone who has been injured in the same way, that person will know the truth of the pain you feel. That person will agree that it's not fair ... we can be repaired. That is what I learned from the pain I went through in my life. We can be repaired. We help each other among the broken people. Think of it this way, in math, how much is negative plus negative?

Calle thought about it for a few seconds, as if he couldn't find the point in the metaphor.

Street: Positive. Negative plus negative gives positive.

Poché: Exactly. Think of the negative as hurt people. Wounded people plus wounded people, resulting in repaired people. I assure you that we can remedy each other.

Calle was staring at her. Well, as intently as I could. People who hide secrets can't look other people in the eye, she told herself.

Poché: Do you have something to lose?

Calle sighed. Of course I had nothing to lose. Everything that could matter had already been lost.

He dared to stare at her, but actually doing it, holding his gaze, no matter how hard it was. She looked into the brunette's brown eyes and saw sincerity in them. She saw no pity, like what was in other people's eyes when they looked at her.

There was not a single drop of pity. It almost seemed like those eyes were asking her for help, rather than the other way around.

"I'm going to end up falling for you," she told herself as she watched Poché, "I don't know in what way, but you'll make me fall. And for the first time I will be delighted to fall ».

Towards LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora