Salvada / Rescue

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Ultimo capítulo. (Falta el epilogo)

20 años de prisión.

Esa fue la condena que le otorgaron a Pochė por el asesinato del Sr. Klein.

vio como su madre lloraba desconsoladamente luego de escuchar eso. Vio a Christina y a Calle, a quienes por suerte liberaron de toda pena, llorar y abrazarse.

Vio a la jueza tragar saliva pesadamente antes de ponerse de pie y desaparecer del lugar.

Vio a los dos oficiales que la había acompañado, dándose una mirada de pena.

No era justo.

Lo único que hizo, mientras todos lloraban, gritaban o simplemente se ponían de pie y se marchaban, fue mirar hacia el techo. Miró hacia el techo, imaginando el cielo; y no buscó respuestas. Ya estaba cansada de mirar al cielo en busca de respuestas. Ni Ryan, ni Calle, ni el mismo Dios podían ayudarla. Simplemente miró al techo y susurró: "No es justo."

El tribunal se fue vaciando mientras llegaba la patrulla que trasladaría a Pochė a la prisión principal de la ciudad.

Los dos oficiales, escoltados por otros, la llevaron fuera del tribunal, donde su madre se arrojó sobre ella. Los oficiales dejaron a la madre abrazar a su hija.

Elena lloraba, simplemente lloraba. Pochė ya ni siquiera podía llorar, ya no valía la pena.

Elena: Hija, no te culpo. Lo que hiciste fue lo correcto.

Pochė miró a su madre a los ojos y no le creyó una sola palabra de lo que decía. Lo único que su madre se preguntaba era por qué había hecho tan mal trabajo con ella. Por qué no había sido capaz de escucharla cuando le dijo que se alejara de esa chica que tanto daño le hacía.

Pochė no creyó nada de lo que le dijo, pero la entendió. Comprendió que a partir de ahora le sería difícil salir a la calle sabiendo que su única hija estaba en prisión. Le sería difícil mantener la frente en alto mientras por dentro sentía que había fracasado como madre.

Pochė, en el intento de salvar una vida, había arruinado más de una, contando la suya propia. Pero en el fondo de su ser sabía, que si estuviera en esa situación nuevamente, tomaría exactamente las mismas decisiones. Sabía que cuando alguien está gritando por ayuda, lo correcto es ayudar a la persona; sobre todo si nadie más está escuchándola.

Pero eso no era lo que su madre necesitaba escuchar. Las palabras que su madre necesitaba eran otras, y las conocía.

Pochė: Lo siento tanto.

Elena besó su mejilla, y los oficiales le pidieron que se alejara, pero antes de que la hicieran entrar a la patrulla, el cuerpo de Calle se interpuso entre ella y el vehículo.

El corazón de Pochė se achicó al ver el aspecto de la chica. Sus ojos estaban rojos y llenos de lagrimas, con ojeras que delataban días sin dormir, y más dolor que felicidad. Estaban en el mismo estado que el día en que los vio por primera vez.

"He fracasado en salvarla" se dijo a si misma al verla así. Pero la realidad era muy diferente para Calle. Para ella, la morocha la había salvado en todas las formas posibles. La había salvado de su padre, de su madre, de su casa, de sus trastornos alimenticios, de sus malos hábitos, de su tristeza. La había salvado de sí misma.

Calle: Te esperaré, te esperaré hasta que estés fuera.

Pochė la miró a los ojos, a esos ojos que solían serlo todo... y supo que no podía castigar más la vida de esos pobres ojos.

Pochė: No.

Calle la observó confundida.

Calle: ¿Qué?

Towards LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora