#20

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Nicholas se agachó para recoger una caja con un papel pegado que en grandes letras decía "DYLAN".

- A ver que te dan tus acosadores -mi hermano intentó abrir la caja pero ahí si se ganó un golpe, no en la cara pero se que despues de eso no va a volver a molestar.- Ya veo de dónde sacó Emma su carácter. -dijo con la voz chillona y agarrandose sus partes intimas.

Fui hasta mi habitación para ver el contenido de la pequeña caja, me senté en mi cama y miré dentro del pequeño cartón.

Una carta.

Ah maldita sea, yo esperaba, no sé, algo para comer... una pastilla, cualquier cosa menos una carta. Ni me gaste en leerla, tomé la caja que estaba debajo de mi cama y la guardé allí. El timbre volvió a sonar y los gritos de mi hermano me avisaron que era para mi, antes de salir decidí cambiarme ya que tenia olor a cerveza, mugre, transpiración y todo olor que se puedan imaginar.

Me coloqué unos jeans ajustados, un top y mis vans negras, me cepille un poco el cabello y me lave la cara para luego salir a saludar a mis sobrinos y hermanos.

- ¿A donde vas? -preguntó mi hermana, tomé en brazos a Emma para darle un poco de mimos y luego la baje nuevamente.

- Por ahí.

- ¿Con quien?

- Con Ezker -respondí tajante, a mi hermana tampoco le agradaba mucho mi mejor amigo pero ¿que se le podia hacer?

- Ah papá no le gustará -canturreó Lauren, puse los ojos en blanco ante su comentario, tomé mis llaves y salí de casa. Dentro de un fiat 600 naranja mal pintado estaba Ezker sentado en el asiento del conductor. Cuando entré al asiento del copiloto y tuve ganas de abrir la ventanilla mi mejor amigo me paso una pinza para poder hacerlo ya que no tenia la manija, como no pude aguantarme estallé en risas.

- ¿A donde se fue nuestro estilo? -dije riendo, los asientos estaban rotos y en algunas partes salian los resortes oxidados.

- No te rias, solo espera a que abra el banco. -comentó mientras arrancaba hacia nuestro destino. Estacionó el auto en el estacionamiento de McDonald's, bajamos del pequeño e incomodo auto y fuimos al encuentro con nuestro grupo de amigos.

Sentados al lado de los juegos para niños estaban Ian con su novia y un Iker mirando muy feo a un niño que jugaba con Candy.

- Buenas señores y señorita -saludó Ezker, tomando asiento frente a Ian. Saludé a uno por uno y me senté frente a Iker y al lado de Carrie.

- Voy a matar a ese mocoso -murmuró Iker viendo al pequeño que tomaba la mano de su sobrina. En un momento el niñito se le acerco a Candy peligrosamente, pero antes de que pudiera hacer algo Iker ya estaba tirando al suelo al niño haciendolo llorar y llevandose con el a la pequeña.

- ¿Pero que haces? -pregunté cuando obligó a Candy a sentarse junto a el.

- Estas loca sí piensas que dejare que ese mocoso le de su primer beso a mi sobrina -estaba tan serio que no sabías sí reír o tomarlo en serio.- Todo comienza con un inocente beso, y luego terminan como algunas personas, con millones de niños.

- Ay señor, son sólo niños. Además ,
¿tú que sabes sí no dio ya su primer beso? - la cara de Iker se desfiguro ante mis palabras, tal vez nunca pensó en esa posibilidad.

- Candy necesito que me digas la verdad, ¿ya te han besado...ahí? -la última palabra la susurró mientras se señalaba los labios.

Todo un niño

- ¿Que sucede aquí? - intervino Ezker, hasta que por fin alguien que salve a la pobre criatura.

- Tu hermano esta atosigando a tu hija

- ¿Porque haces eso? -Ezker le golpeo la cabeza a su hermano llamandole la atención.

- Auch -dijo Iker mientras se sobaba la cabeza- ¡Solo quiero saber si ya dio su primer beso! -exclamó algo irritado, la boca de mi mejor amigo formo una perfecta "o" y aprisiono por el otro lado a su hija.

- Contesta Candy, ¿ya te diste un beso... ahí? -susurró mientras se tocaba los labios, Cristo Santo cuando querian podian ser tan, pero TAN inmaduros. - Bebé, bebé, por favor contestame la simple pregunta. -rogó su padre, Candy miró a su padre a los ojos y asintió con la cabeza.

Oh por San Ceferino, esta niña salió trolita como la madre.

- Ay no, mi hijita... ya perdió su inocencia.

- Voy a matar a ese hijo de una gran perra -exclamó Iker golpeando la mesa, la escena en si era bastante chistosa. Ezker lamentandose de que su hija ya habia tenido contacto labio a labio con alguien e Iker tratando de sacarle información a la niña sobre la persona que le hizo eso.

- Esto es raro -murmuró la novia de Ian mirando la escena.

- Esto es bastante normal -le dije quitandole importancia.

- ¿Si?

- Si -respondí con una sonrisa estampada en mi cara, giré mi rostro para contemplar a la chica que estaba sentada a mi lado la cual miraba la escena con el ceño fruncido, tal vez pensando como gente de su edad puede comportarse de esa forma.- Mi nombre es Dylan -me presenté llamando su atención, en ningún momento fuimos presentadas formalmente.

- Un gusto, yo soy Carrie -me sonrió ella, me quedé admirando unos segundos su sonrisa, por alguna razón me gustaba, la hacia ver tan niña, tan inocente, tan bonita... La verdad que nunca me llamó la atención las sonrisas con los dos dientes principales separados pero a ella le daba un toque especial que la hacia ver hermosa.

Maldita sea, la estoy mirando mucho sin decir nada.

Rapido Dylan mira para otro lado.

Automaticamente giré mi cabeza hacia donde estaba parte de la familia St.James, Candy estaba pintando un libro mientras los tres hombres que teniamos Carrie y yo como compañia estaban tratando de realizar un laberinto para niños que ofrece el lugar.

- ¡Gané perras! -gritó Iker haciendo que nos ganaramos miradas feas por parte de algunas personas.

- Ammm, te equivocas, gané yo

- Es imposible Ian, gané yo. Mira bien tu laberinto, claramente es la letra C la ganadora.

- Claramente pintaste mal tu laberinto y terminaste pintando mi caminito. -Ian señaló el papel de Iker donde se ve como cambia drasticamente de camino.

- Tch, malisimo -se quejó el mal perdedor, habremos estado cinco minutos esperando nuestra comida que con el enojo que tenía Iker no pudo aguantar más. - Me cansó, asqueroso el lugar, me quiero ir, Ezker me quiero ir.

- En un ratito nos traen la comida, solo ten paciencia.

- No, me quiero ir, vamonos o hago que me saquen. -sentenció cruzandose de brazos haciendo berrinche como todo un niño pequeño.

- Hazlo -lo desafió su hermano mayor.
















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