CAPÍTULO UNO

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[ THE GUARDIAN ]

CAPÍTULO UNO

  ❛podría ser peor❜  

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  ❛podría ser peor❜  


    LA ESTACIÓN ESTABA A REBOSAR DE PERSONAS, tanto, que me era difícil seguir el acelerado paso de la tía Jenna, la cual se giraba cada dos por tres para asegurarse de que seguía detrás de ella. Había mucho ruido de maletas arrastrándose y niños llorando por no querer separarse de sus madres. Las mujeres hacían lo que podían por no derrumbarse delante de sus hijos, pues eso solo dificultaría más la partida, pero aun así, alguna que otra lágrima escapaba de sus pintarrajeados ojos.

Por un momento creí que había perdido a mi tía, y eso me asustó, pero en cuanto sentí una mano apretar la mía, me tranquilicé. El gesto me fue extraño, pues Jenna no solía ser para nada cariñosa, y mucho menos conmigo, pero supongo que dada la situación era totalmente normal. Además, no creo que debiera pensar mucho en ello, ya que sería la última vez que la vería, o al menos, durante un tiempo largo.

Alguien me empujó para abrirse paso y cuando estuve dispuesta a abrir la boca para replicarle sus modales, la cerré de inmediato al darme cuenta que se trataba de un niño de unos once o doce años. Su cara se distinguió únicamente en una mueca y muchas pecas repartidas por sus mejillas. Estaba enfadado. Era alto y delgado, de cabellos oscuros y sucios, también algo despeinados. Iba acompañado de dos niñas y un niño, sus hermanos, y de una mujer, su madre. Ésta última se acercó a él para darle un beso y un abrazo, y aunque renegó, lo aceptó con desgana. Fruncí el ceño enfadada. Si yo tuviese a mi madre abrazándome por última vez, no me lo pensaría dos veces en devolverle el gesto.

─Charlotte, ¿estás escuchándome? -oí a mi tía preguntarme. La miré detenidamente y asentí con la cabeza- Bien, este papel es tu...

Pero mi vista se perdió detrás de Jenna, donde estaba la familia que anteriormente había llamado mi atención. La madre siguió despidiéndose de sus hijos. Había una niña pequeña a la cual se le derramaron algunas lágrimas pero su hermana las limpió rápidamente. Algo creció en mí cuando observé la tierna imagen de las dos niñas consolándose; quizá el deseo de tener a alguien a quien poder proteger, una hermanita. Una tropa de soldados pasó por el lado opuesto y me los quedé mirando. Tan solo tenían dieciocho o diecinueve años, debían ser los más jóvenes.

Mis ojos se posaron de nuevo en la familia, y me sorprendí cuando el mayor de todos, un chico alto y rubio de más o menos mi edad, estaba mirando también la tropa de soldados que ahora pasaba cerca de mí. Por un momento pensé que sus ojos conectaron con los míos, y el azul de su mirada me quemó, pero la aparté rápidamente desechando esa idea cuando me cercioré de que no era a mí a quién miraba, sino a la patrulla.

─¡No me estás escuchando, Charlotte! ¿Qué diablos miras que te tiene tan embobada? -mis mejillas se tiñeron de rosa, pues no me había dado cuenta de que había estado mirando tanto rato a ese chico- ¿Estás en este mundo ahora?

THE GUARDIAN | PETER PEVENSIE 1 ✔ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora