CAPÍTULO DOCE

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❛cada vez está más mandón❜ 

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❛cada vez está más mandón❜ 


DESPERTÉ, HELADA Y DESORIENTADA, en mitad de una noche estrellada y silenciosa. Solté un grito ahogado lleno de dolor cuando el peso de la pesadilla que segundos antes estaba teniendo cargo contra mi pecho como una estacada. Estaba en casa, con papá y mamá, y éramos felices juntos. Se suponía que no tendría que llorar, que tendría que estar contenta por soñar algo bonito después de tanta oscuridad, pero, la impotencia y la rabia de no poder vivir nunca más esa escena familiar me mataba por dentro.

Rompí a llorar. Lloré como no había hecho estos últimos días. La muerte de mi padre era reciente y aunque Narnia había conseguido disipar ese mal recuerdo, al caer la noche, todo había vuelto a mí. Todos dormían, por lo que traté de calmarme o al menos llorar haciendo el menor ruido posible.

Al ver que no conseguía tranquilizarme y que el ataque de nervios iba en aumento, me incorporé sobre la nieve. Sentía la espalda dura y tensa y los brazos y piernas adoloridas. Respiré hondo un par de veces y enterré el rostro entre las rodillas, abrazándomelas.

─¿Una pesadilla? -preguntó una voz a mi lado.

Me giré precipitadamente, topándome con la mirada aguamarina de Peter, escrutándome con cuidado.. Alcé la vista hacia el cielo y limpié mis lágrimas.

─Oh, Peter -sollocé, enterrando la cara entre los brazos. Lo sentí moverse entre la nieve para acercarse a mí- Dime que esto es una pesadilla, que cuando despierte volveré a estar en casa y que mi padre habrá vuelto de la guerra sano y salvo.

─Me temo que... no, Charlotte -susurró pasando un brazo por mis hombros- Pero si te sirve de consuelo, yo también tengo miedo. Tengo miedo por Ed, por mis hermanas, por mis padres. Tengo miedo por mi familia.

─Al menos tú sabes que tienes una.

─No digas eso -me reprendió haciendo que lo mirara- ¿Quién dice que tú...?

Comprendió entonces qué estaba pasando conmigo. Chasqueó la lengua cuando solté un sollozo y me abrazó fuertemente, enterrando mi rostro en su pecho, mientras lo oía suspirar profundamente.

─No sabes cuánto lo siento, Charlotte -susurró contra mi pelo- Ahora entiendo por qué estabas tan distante estos días. Quiero decir, desde que llegó tu carta supe que algo había ido mal, pero no imaginé que tu padre... Oh, me siento tan idiota.

Acarició mi enredada melena y frotó mi espalda como si fuera una niña pequeña. Me meció entre sus brazos y dejó que le llorara en el hombro. Era la primera vez que dejaba que alguien me consolara en mucho tiempo. Exploté, todo en mi interior había sido bombardeado. Clavé los dedos en su espalda, aferrándome a él como si fuera mi salvavidas, mi único puerto seguro. Por un momento creí que llegaría a romperlo en dos, pero, ¿qué iba a romper cuando era yo a la que habían roto?

THE GUARDIAN | PETER PEVENSIE 1 ✔ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora