THE GUARDIAN | PETER PEVENSIE 1 ✔ [EDITANDO]

CAPÍTULO DIECISÉIS

❛era su único obstáculo❜ 

    DESPERTÉ, Y NO TÍPICAMENTE por los rayos de sol que se filtraban a través de la tela de la carpa, sino porque un pesado brazo me aplastaba la cara. Abrí los ojos bruscamente, aguantando el escozor del sol, y me giré hacia Peter, el cual dormía plácidamente ocupando gran parte de la cama. La almohada que usábamos para tener cada uno su espacio estaba tirada por el suelo, por lo que Peter ahora tenía más lugar en el que descansar. Yo solo disponía del borde del colchón, el cual amenazaba con acabarse y tirarme de bruces al suelo. Soplé frustrada al mismo tiempo que intentaba mover a Peter, sacando su brazo de encima y ganando más espacio en la cama. Era temprano, tanto que seguramente aún faltarían unas horas para levantarnos, aunque igualmente ya había amanecido, por lo que habían narnianos trabajando.

─Oh, venga -exclamé cansada cuando todo el esfuerzo que había ejercido en echar a un lado a Peter había sido en vano. Éste se había vuelto hacia mí y ahora tenía la mayoría de su peso contra mí- Jesús, cómo pesa.

El rubio olisqueó mi pelo con gracia y se acomodó en mi hombro, rodeando mi pecho con un brazo. Estaba prácticamente inmovilizada, no solo porque me aplastaba, sino por la cercanía. Aun estando éste inconsciente de sus actos, su proximidad me provocada una y mil sensaciones. Buscó la posición más cómoda y enredó sus piernas con las mías, lo cual ya fue el colmo para mí.

─Oh no, esto ya está bien. ¡Peter! -grité su nombre, dándole un brusco empujón hacia un lado, haciéndole despertar. El susodicho abrió sus ojos y se incorporó en la cama de un susto, mirándome con confusión.

─¿Qué pasa contigo?

─¿Que qué pasa conmigo? -pregunté poniéndome de pie y cubriéndome con una bata- ¡Estás ocupando todo mi espacio personal!

─¿De qué estás hablando?

─Estabas durmiendo prácticamente encima de mí -rugí. Estaba exagerando, lo sé. ¿Pero qué es una buena mañana en compañía de Charlotte Lewis sin un poco de dramatismo?

─Yo... lo siento -se disculpó Peter incómodamente y con una capa de rubor cubriendo sus mejillas- Es que... estaba durmiendo tan bien y yo...

─¡Es broma! -reí cuando empezó a balbucear. Peter alzó la vista hacia mí, el rostro drenado de color. Estaba enfadado- Era broma.

─Broma, ¿eh? -preguntó hincando las rodillas en el colchón. Esto no era bueno- Ven, ven.

─No, ¿qué me vas a hacer?

─Nada, pero ven.

─No voy a ir -me negué retrocediendo un par de pasos.

─¡Oh, vas a venir, claro que lo harás! -gritó Peter lanzándose a por mí.