CAPÍTULO VEINTIUNO

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 ❛el último suspiro del león❜ 

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 ❛el último suspiro del león❜ 

 

ERA DE NOCHE y nos habíamos permitido darnos un pequeño banquete, pues celebrábamos que Edmund había quedado impune del castigo de la Bruja. No podíamos festejar hasta altas horas como la vez pasada ya que teníamos que coger fuerzas para la batalla del día siguiente, pero eso no privaba que la gente pudiese disfrutar un poco ante lo que se avecinaba horas después. A pesar de disfrutar cómo todos charlaban entre sí, reían o bromeaban, me era imposible compartir ese mismo estado de felicidad al tener en cuenta cómo en unas horas Aslan iba a quedar a merced y entre las crueles manos de la Bruja. Sabía que el sacrificio no sería en vano, pero el mero hecho de ponerme en su lugar hacía que la piel se me pusiese de gallina.

─Charlotte, ¿qué ocurre? -habló de pronto Lucy, sacándome de mis pensamientos- Estás muy callada.

─Nada -sonreí, disimulando- Solo estoy algo distraída.

─Bueno, conozco un remedio que... Auch -Edmund calló al ser golpeado en las costillas por Susan.

─No, creo que anoche ya tuve bastante.

Desvié la mirada de los cuatro hermanos al sentir la insistencia de la del más mayor sobre mí y mis palabras. Sabía que debía aclarar ciertos asuntos con él y dejar zanjado el tema de nuestros sentimientos, pero no con una guerra por delante. Quizá habría tiempo más tarde, o tal vez podría actuar como si nada hubiese pasado y olvidarme del beso. Aunque, a quién pretendo engañar. Quizá quisiera intentarlo, pero en el fondo sabía que no lo conseguiría y que eso no pasaría por alto por parte de Peter; él sabía que yo estaba al tanto de los sucesos la noche anterior.

Comí en silencio y sin muchas ganas; tenía el estómago cerrado. Los minutos fueron pasando y la noche caía con más intensidad. Era tarde y poco a poco las mesas iban vaciándose, al igual que los asientos de los comensales. De mi boca no salió ninguna palabra a excepción de un gracias o alguna risa de cordialidad. Me bastaba con saber que Edmund estaba con sus hermanos y por ende a salvo.

─¿Estás segura de que no te pasa nada? -me preguntó Peter a mi lado, con su voz sonando algo preocupada y nerviosa.

Lo miré, con su cabello despeinado y hebras rubias cayendo por su frente, con el cuello de la camisa húmedo y descordado, con las mejillas teñidas de rojo por el calor del fuego y con el brillo de las chispas bailoteando por sus ojos.

─Completamente -aseguré, asintiendo con la cabeza convencida.

─Oh, mhm -asintió él también, sentándose a mi lado de piernas cruzadas ahora que el asiento contiguo estaba vacío- Tenemos... tenemos que hablar sobre...

─Sí, lo sé -le interrumpí, no queriendo oír sus palabras.

─¿Te acuerdas? -preguntó algo sorprendido. Asentí con la cabeza- ¿De todo?

THE GUARDIAN | PETER PEVENSIE 1 ✔ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora