THE GUARDIAN | PETER PEVENSIE 1 ✔ [EDITANDO]

CAPÍTULO TRES

[ THE GUARDIAN ]

CAPÍTULO TRES

  ❛después de la guerra no tenía nada❜  

    POR LA NOCHE, Peter estaba deseando que llegara la hora de la cena para restregarnos a todos su victoria y llevarse todos nuestros postres. El aclamado momento llegó, y en cuanto tuvimos delante de nosotros unas mandarinas que no tenían muy buena pinta, se las dimos encantadas.

─Espero que sean de su agrado, señor Pevensie -respondí dejando la mía en su plato. Dejé que esta cayera demasiado fuerte, tanto, que el zumo se derramó sobre su camisa- Vaya, lo siento.

Sus hermanos rompieron a reír. Al principio intentaron disimular las carcajadas, pero cuando el vengativo de Peter me lanzó un gajo a los ojos, haciendo que éstos me escocieran, el torbellino de risas fue imposible de detener. Abrí la pieza de fruta y empecé a desgajarla para lanzarle un trozo de ésta. Pero fallé y ésta fue a parar a Edmund, quien en seguida me la devolvió.

En menos de treinta segundos, los cincos empezamos una pelea de mandarinas, manchando el mantel de zumo. Pronto arrasamos con los demás alimentos de la mesa, como fue el pan, las patatas e incluso el agua. La cosa se nos empezó a escapar de las manos, y fue mi caso, cuando un trozo de carne se escapó de mi mano y fue a parar al pecho de la señorita Macready que justo apareció por la sala cuando mi puntería empezó a fallar.

─¡Señorita Staples Lewis! -gritó enfurecida mi nombre, y yo, nerviosa y asustada, me levanté de la silla en seguida, chocando con la mesa y haciendo caer las copas de agua, que se derramaron sobre el mantel.

─Yo...

─¡Ni se atreva a excusar su desconsiderada falta de educación! ¡El profesor Kirke es un amable señor que se ha ofrecido a hospedarla en su casa, y usted desprecia ese favor lanzando la comida que se le ofrece por los aires, como si fuera basura! 

─Pero yo no estaba...

─¡¿Va a decirme que usted no estaba lanzando comida por los aires?!

─No quise decir eso, sólo que...

─¡Ahora mismo os quedáis todos sin el pedazo de tarta que la señora Mathews había preparado para ustedes! ¡Y vais a limpiar todo este estropicio!

─Señorita Macready, le ruego por favor que no castigue a los Pevensie. He sido yo quién ha lanzado ese pedazo de carne a su... camisa -traté de arreglar las cosas, pero la risita de Edmund hizo que una sonrisa escape de mis labios.

─¿Y encima le parece gracioso?

─No, no. Por supuesto que no, señorita Macready -negué rápidamente con la cabeza- Solo digo, déjeme a mí sin postre y hágame limpiar este estropicio, pero no a los Pevensie, ellos no han tenido nada que ver.