Capitulo 30: "Los Muertos No Hacen Ruido Y Luego Gritas Mi Nombre"

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Sigilosamente se deslizó dentro de su habitación, lo último que quería en ese momento era llamar la atención de Morgan, porque de oírla seguro llagaría a hacer más preguntas... o a matarla con ese cuchillo que escondía entre sus cosas.

Se sacudió el polvo y se cambió poniéndose la pijama, iba hacia la cama cuando escuchó el rechinido del piso de madera justo afuera de su cuarto, un escalofrió la recorrió mientras se dirigía a pasos lentos hacia la puerta y lentamente, tratando de hacer el menor ruido posible, ponía es seguro, un momento después, la perilla giró hasta trabarse.

Andrea suspiro en silencio y apoyó la espalda en la pared a lado de la puerta donde se deslizó hasta quedar sentada, abrazó sus piernas y metió la cara entre sus rodillas para ahogar el sonido de su llanto.

¿Cómo es que habían llegado a eso?

Morgan maldijo en su mente. La mano que sostenía el cuchillo estaba temblorosa, así que se obligó a sí mismo a tranquilizarse. Andrea había cerrado bien la puerta, nada tonta.

Aunque no sabía exactamente por qué lo había hecho si después de todo, no sabía sus verdaderas intenciones y dudaba mucho que hubiera encontrado sus cuchillo, su escondite era seguro para él. Volvió sobre sus paso hacía su habitación donde se encerró y, acto seguido, tomó su celular del escritorio. Marcó un número que ya tenía memorizado y esperó.

- ¿Qué? - le contestaron.

- No podré hacerlo esta noche - afirmó Morgan caminando de un lado a otro.

Le escucho gruñir al otro lado de la línea.

- ¿Por qué no? -

- Se encerró, no puedo entrar - escuchó algo romperse en el lugar donde estaba la persona con quien hablaba, seguro había tirado algo en medio de su enojo.

- Maldición, debe morir antes del viernes -

- Créeme, lo sé - suspiró y se pasó las manos por la cara.

- ¿Crees que sospeche algo de ti? -

- No, es imposible, sé cómo ocultarme -

- Más te vale, Morgan -amenazó - No quiero que arruines mis planes -

- No lo haré, no te preocupes, todo saldrá bien, solo confía en mí -

- Eso intento -

Colgó.
















Otra mañana nublada en East Greast Falls.

Ya como de costumbre, Bianca, se levantó sin ganas y se dirigió hacia la escuela luego de ducharse y ponerse lo primero que encontró. Desde que todos sus amigos habían muerto, ella ya no se preocupaba por su apariencia física, ni por su cabello ni por su maquillaje, nada. Para ella ya no tenía sentido.

Llegó a la escuela que se había convertido en una trampa de ratones según ella, desde que sucedió en primer asesinato, todos sabían que con un solo paso en falso, podría terminar muertos, por eso caminaban con cuidado por los pasillos o ni siquiera iban ya por miedo.

Caminaba en medio de los corredores casi vacíos, cuando a lo lejos vio a Morgan, el amigo de Andrea, entrar al armario de limpieza mirando a todos lados cuidando que nadie lo viera, intrigada, Bianca apresuró el paso y al llegar frente a la puerta, alcanzado a escuchar los susurros del chico y de una chica también, seguramente Emily. Se debatió a si misma se debía escuchar y luego, aprovechando a que el pasillo había quedado vacío gracias al toque del timbre, pero cuidadosamente la oreja a la puerta.

Los susurros se fueron haciendo más claros.

- Dices que no pudiste hacerlo, ¿acaso eres un inútil? -

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