Incluso las personas más malas saben decir perdón.

630 50 10
                                    


Incluso las personas más malas saben decir perdón.

Una niña de unos siete años aproximadamente estaba sentada en una silla, moviendo sus pies enérgicamente, viendo como su madre y su padre volvían a discutir.

-¿¡Otra vez viniendo tarde, puta de mierda!?-

-¡Cállate idiota, yo al menos trabajo y traigo dinero a la casa!-

-¿Já, dinero? ¿Piensas que follando con otros y trayendo dinero a casa nos hace feliz?- La mujer de pelos negros enfureció y pegó al padre en la mejilla.

-Yo trato de que mis hijas tengan con que vivir.- Dijo señalando hacía las dos niñas que sonreían inocentemente.

-¿Tus hijas? Tus hijas son igual de putas que tú.- Una de las niñas se levantó y salió del salón, la otra niña hizo lo mismo.

-¡Pedófilo de mierda!- Gritó la madre histérica mientras lloraba.

Los años pasaron y la joven familia fue hacia adelante, sabiendo superar ese bache.

Suzu, de ahora quince años, acababa de llegar del instituto. Fue a su habitación, esperando encontrar a su hermana, pero esta no estaba allí.

-¿Hermana?- Preguntó saliendo de la habitación.

-Por favor, para...- un susurró se oyó en la habitación de sus padres. Suzu se asomó y vio como su padre violaba a su hermana.

Retrocedió horrorizada, fue a su habitación y se sentó en la cama.

Primero su madre trabajaba de puta y no volvía hasta las tantas de la madrugada y luego su padre violaba a su hermana.

Llegada la noche Suzu se levantó y sacó su mochila de instituto, metió su ropa y fue a la habitación de sus padres.

Cogió todo el dinero que pudo y salió de la casa.

Fue a la estación de tren, iría a casa de su abuela que vivía en Tokyo.

Los días pasaron y vivir con su abuela no era tan malo.

-Suzu mi niña, tu madre está al teléfono.- Suzu horrorizada sonrió y se puso al teléfono.

-Estúpida niña, como se te ocurre largarte de casa con todo el dinero que he ganado, eres una puta no sirves para...- Suzu colgó el teléfono.

-Abuela, no me vuelvas a pasar llamadas de esa mujer, te lo ruego.- La joven anciana sonrió.

Pero no pasaría ni una semana que la madre y el padre ya estaban en casa de la abuela.

-¡Quiero a mi hija, estúpida anciana!- Gritaba la madre desde el salón.

Suzu asustada empezó a recoger sus cosas y salió como pudo de la casa, gracias a la ayuda de su abuelo.

-Gracias abuelo.- Susurró con lágrimas en los ojos.

Mientras Suzu bajaba las escaleras oyó los gritos de su padre.

-Esa puta niña no sirve para nada, ni para escaparse.- Decía mientras se reía con locura.

Suzu estuvo en la calle durante semanas, tenía miedo de volver a casa de sus abuelos.

Pasó por delante de una tienda donde había televisores en los escaparates.

-Mika Akane, una niña de quince años hoy a sido encontrada muerta, los policías dicen que la niña no soportó los abusos de su padre y se suicidó.- Suzu dejó caer la mochila al suelo.

[En edición] Mi agradable vecino [the GazettE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora