Un adiós forzado.

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Un adiós forzado.

Suzu vio desde la ventanilla del coche como el edificio donde estuvieron viviendo tanto tiempo se quedaba atrás.

-¿Estás seguro que quieres hacer esto?- Preguntó Suzu viendo el perfil de Yuu.

-Por supuesto, además era hora de cambiar de lugar.- Dijo sonriente mientras paraba el coche para dejar que los peatones pasaran.

Suzu sonrió volviendo su mirada hacía los peatones que andaban con prisa.

Enero se estaba acabando y pronto estarían en febrero.

Suzu vio como los edificio se quedaban atrás y las casas empezaban a aparecer.

Yuu quiso vivir en una casa, estaba más que harto de los pisos.

Suzu esperó a que Aoi estacionara el coche para que ella saliera de él. Cuando salió no evitó volver a abrir la boca, esa casa era gigante. Yuu se puso a su lado y la abrazó.

-Espero que ahora no tengas miedo.- Susurró contra su oído. Suzu sonrió.

-Contigo a mi lado jamás.- Respondió ella. Yuu cogió de la mano a Suzu y la llevó dentro de la casa. Esta estaba vacía, pronto debería venir el camión con las cosas que ellos compraron.

­-Pov's Suzu-

Solté la mano de Aoi y corrí hacia el salón como si fuera una niña pequeña. Aunque ya había visto la casa muchas veces siempre me emocionaba, tenía algo que de verdad me daba paz y seguridad. Aoi vino detrás de mí y me sonrió.

-¿Tardarán mucho en venir los muebles?- Pregunté inconscientemente.

-No lo sé, la última vez tardaron lo suyo.- Dijo riéndose.

-Bueno pero gracias a ellos nos conocimos.- Aoi empezó a reírse.

Me di la vuelta y subí las escaleras, entré en nuestra habitación, que solo tenía cajas. Empecé a abrir las cajas, pero no saqué nada de ellas.

-Suzu ha llegado el camión.- Apenas oí la voz de Yuu, pero me asomé a la ventana y bajé como un rayo las escaleras.

Nos llevó una tarde entera colocar las cosas en su sitio, pero faltaba algunas cosas como decorar el salón, las habitaciones, colocar las cosas en la cocina.

Aoi se tiró en el sofá y suspiró.

-Jamás había trabajado así.- Me puse a su lado y reí.

-Eres un quejica.- Dije entre risas.

-Ya claro.- La noche ya había caído y la única cosa que había hecho era nuestra habitación.

-Mañana quizás me vaya temprano, tengo cosas que hacer con los chicos.- Me tumbé en la cama.

-Está bien, buenas noches Yuu.-Susurré, estaba bastante cansada.

Me desperté porque los rayos del sol me daban en la cara. Toqué con la mano la cama, donde se suponía que debería estar Aoi.

-Es cierto.- Murmuré llevando mi mano al pelo.

Bajé las escaleras y vi el estropicio que había en el pasillo y en las demás habitaciones.

-Genial, enhorabuena Yuu te has escapado de tus obligaciones.- Entré en el baño y me vi en el espejo.

Mi pelo corto apenas me llegaba a los hombros.

[En edición] Mi agradable vecino [the GazettE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora