Jorge*
—¡¿No te das cuenta de lo que hiciste?!— me dice Ruggero, casi pegándome un buen golpe.
Dios, soy un completo imbecil. ¿Qué hice? ¿Por qué lo hice? ¿Por qué con mi niña?
—¡Casi la violas, Blanco!— me grita mi amigo, no digo nada y me siento una completa basura. —Se asustó mucho— dice, con un tono de voz más calmada.
—¿Donde... Donde está ella?— pregunto.
—En su cuarto—. Me paro y voy hacia allá pero Ruggero me detiene con su brazo. —Trata de no cagarla—
Asiento.
Rugge es como un hermano para mí y para Tini. Él siempre está para con nosotros y viceversa. Bueno, se preguntarán; ¿y Cande?
Desde hace ya... ¿Tres meses? No tenemos idea de la pelirroja, cosa que pone a Ruggero en una situación muy triste pero ha sabido contenerse. Todos estamos muy tristes por ello, yo mande a las empresas de mis padres a ayudar, si, venden joyas, pero de algo serviran. Tini, por su lado ha estado pendiente de todas las redes sociales, anuncios de todo tipo con cara de la chica para que, si la llegaran a ver nos avisen. Se está dando una muy buena recompensa, dado a que Tomas, Rugge, mi papá, el de Tini y yo cooperamos para la recompensa. ¿Los padres de Cande?
Pues, no, ellos parece que les han quitado un peso de encima. Ruggero y todos nosotros estamos más preocupados que sus propios familiares. Pero bueno, eso es lo que somos nosotros; familia.
Llego al cuarto de Tini. Toco y ella no responde, vuelvo a tocar, nada, tercera vez y ella responde con la voz entrecortada
—¿Rugge?—
—No...—
—¡Vete de aquí, no te quiero ver!— chilla. Y puedo sentir como solloza.
¡¿Jorge blanco, que mierda has hecho?!
—Déjame entrar, cariño.— pido. Ella no responde, abro la puerta y noto que no tiene seguro.
—Dije que no te quiero aquí— solloza más fuerte. Me acerco a ella, pero como por inercia ella se va para atrás y tiembla; con miedo.
—No, no tengas miedo. No te haré daño—
—S-Si lo harás. No otra vez, no otra vez...— empieza a repetirlo una y otra vez.
¿No otra vez que? Yo no la toque esa vez, estuve a punto, pero no lo hice.
¡Su tío!
Dice mi conciencia y yo reacciono rápido. ¡Claro! Su tío... El abusaba de ella desde muy pequeña. Ese desgraciado.
—No, linda. No te tocaré— digo y me hago para atrás, dándole a entender que no le haré nada.
Ella me mira seriamente, empieza a llorar mucho, no le digo nada y estamos un momento en silencio.
—Ehm, este, vengo a disculparme, cariño. Lo que hice estuvo mal, yo lo sé. Pero es que... Estaba...—
¿Le digo? ¿No le digo? ¿Qué hago?
—¿Estabas que...?— pregunta ella, con cierta duda.
—Un poco drogado. Todo fue parte de un plan de los enemigos de mi padre, tú tranquila que no me pasó nada. Solo me drogaron.—
—¡Si, solo eso!— grita y por un momento pienso que el miedo se le fue. —¡Mierda Jorge! ¡No fue solo eso! ¡Te drogaron, estupidos!— comienza a llorar. Me acerco a ella y hago intento de abrazarla pero no puedo, sus ojos están inyectados de miedo. Lo puedo ver.
—Tini— la llamo. Ella me mira. —No pasó nada malo, ¿está bien?— ella asiente con un poco de miedo. —¿Qué te pasa, amor? Estas un poco rara y me da la impresión que no es porque me hayan drogado. Puedes confiar en mí, anda, ¿qué sucedió?—
—Es solo que... No se— llora. La abrazo y ella por primera vez en este día lo acepta —Solo que, he tenido cambios de humores.— ríe. Oh si, muchos cambios. —Ayer llore por la muerte de Marley en Marley and me— sonríe con los ojos un poco llorosos.
—Tranquila, princesa. De seguro son cambios hormonales—
A ver, esperen. ¿Jorge Blanco hablando sobre los cambios hormonales en la mujer? Dios, Martina. ¿Qué me has hecho?
Me cambio... Pienso ...Para bien.
Sonrío. ¿Qué sería mi vida sin Mí Martina? ¿Cómo hubiera sido mi vida si ahora viviera con Stephie, si nunca hubiera aceptado el trato que Martina de traía en manos? ¿Qué hubiera pasado? ¿Sería feliz con Stephie?
Esas preguntas rondan en mi cabeza.
Mi vida dio un giro, no de 360° , porque de haber sido así mi vida estaría igual, cuando se da un giro de 360° vuelves a quedar en el lugar que empezaste. En cambio, mi vida dio un giro de 180° , cambio rotundamente y me enorgullece decir que para bien. Tal vez tengamos problemas como todos los matrimonios, pero estoy a lado de la mujer que amo y estoy jodidamente enamorado de ella.
La ame, la amo, y la amare. Martina de Blanco. ¿Suena bien, no?.
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Editado.
