Martina se encontraba en su habitacion; llorando. Mechi se había ido hace una hora.
«El amor no es para mi» se decía Martina una y otra vez.Claro que lo era.
Sin embargo Tini no sabia que Jorge tenía sus razones para dejarla. El lo había hecho por algo. Algo muy grave.
Se levanto y fue al baño, rompió su espejo en miles de pedacitos e hizo lo peor que pudo haber hecho.
Se corto.
Se corto muchas veces, garabateaba en su brazo cosas feas... y un nombre en particular; Jorge.
—Maldita seas, Jorge Blanco— dijo mientras se dejaba caer en la pared lentamente —. Maldita seas.
(...)—¿En donde estoy?— pregunto Martina, adolorida.
— Gracias al cielo despiertas. Estas en un hospital porque al parecer estabas a punto de desangrarte—dijo una amable enfermera —Descansa linda. Por cierto un joven vino hace quince minutos, muy desesperado— le guiñó un ojo.A Tini se le iluminaron los ojos. Jorge había vuelto. Por ella.
—Lo buscare y le diré que has despertado— la señora se fue.
«Vino. Vino por mi» pensaba Martina.
—¡Tini!— una voz masculina y conocida se escucho, pero estaba muy débil como para averiguar de quien era esa voz. —¡Tini, gracias al cielo!— Zac apareció.
—Oh, veo que ya te encontró— Así que él era el chico. Se llevo una gran desilusión.Jorge no había vuelto.
—Ah, eras tu— las palabras salieron de su boca sin pedir permiso.
—Yo también me alegro de verte, Tini. Además que fui el único que te vino a ver—dijo el muchacho, un poco dolido.
—Perdón, yo no quería... pensé que eras... Jorge.—Al decir ese nombre sus ojos se llenaron de lagrimas.
—No importa. Ese imbecil no merece tus lagrimas.—le seco las lagrimas que ya habían salido.
—¿Solo tu viniste?—pregunto la joven, con tristeza.
—Yo, tus padres, Mechi, Cande, Alba, Lodo y los chicos— dijo divertido.
—¿Los chicos? ¿O sea vino...?— preguntó Martina, entusiasmada. Zac negó con la cabeza, triste. -Ya veo. ¿Fran?—preguntó
—A sí, se me olvidaba el.- sonrío y tomo las manos de Tini—. No lo vuelvas a hacer ¿de acuerdo?—
Martina asintió. —De acuerdo—*+*+*+*+*
Capítulo editado.