Capítulo VII

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(T.N) se encontraba en el aeropuerto de Gales, el cual ya estaba lleno, gente por aquí y por allá.

- (T.N)-: Con permiso, lo molesto, disculpe, me podría dejar pasar por favor.

Eran las frases que (T.N) utilizó para abrirse paso hasta la ventanilla donde vendían los boletos. En ese lugar se encontraban dos chicas una rubia y la otra morena, quienes trataban de atender lo más rápido posible a todas las personas. Luego de unos minutos (T.N) ya era la primera en la fila, no dudó ni un segundo en preguntar por un vuelo para Dublin.

-XxxX-: Lo siento, no hay mas vuelos, hasta el día de mañana.

- (T.N)-: ¿Qué, hasta mañana?

-XxxX-: Sí, fue lo que ya le dije o no?

- (T.N)-: Sí, ya te escuché.

Ambas chicas sonrieron.

- (T.N)-: No, no, no, esto no me puede estar pasando, un vuelo el día de mañana no me ayuda. Por favor escuchen, tengo que ir a Dublin con mi novio, él esta allá. Ya falta poco para que sea 29, es año bisiesto. Ya saben sobre la vieja tradición irlandesa, voy a comprometerme. Necesito llegar hoy, para poder recoger mi vestido, la sortija, y hacer una reservación.

-XxxX-: Oh, claro!
Isabella- dijo la rubia refiriéndose a la morena. Para todo, y llama al aeropuerto de Dublin y que abran una pista especial y exclusiva para esta señorita.

-Isabella-: Por supuesto, ya lo hago.

Dijo mientras le sonreían a (T.N), quien no tardó en darse cuenta que estaban siendo sarcásticas. Ofendida tomó su maleta, alejándose del lugar, y empezó a pensar en otra manera de poder llegar a su destino.

Luego de variooooos minutos (T.N) se encontraba en la estación de Ferris, caminó directamente hasta la taquilla de boletos.

- (T.N)-: Hola, necesito un boleto directo para hoy, por favor.

-XxxX-: Lo siento, el Ferri esta cerrado.

- (T.N)-: ¡Ay por Dios! Pero ¿Que pasa con este país?

El encargado del lugar le respondió

-XxxX-: Yo siempre culpo al gobierno, pero hoy no. Esta vez la culpable es la tormenta.

- (T.N)-: Bueno, se lo agradezco.

(T.N) tomó su maleta y camino a la salida, pensado. -Encontraré mi propio bote-.

(T.N) se encontraba dentro de un barco, el cual como se han de imaginar gracias a la tormenta, se movía de un lado a otro.

-Capitán-: Señorita tendremos que ir a Dingle.

- (T.N)-: ¿Qué? No, usted no puede hacer esto. Yo le pague por ir a Colé.

En ese momento una ola azotó fuertemente al barco.

- (T.N)-: Sí, si, esta bien. Vamos a Dingle - Dijo sin tener otra opción.

Y ahí estaba (T.N) a la orilla del mar. Con sus tacones hundidos en la arena mientras perdía de vista su último transporte.
Respiro hondo, siendo positiva. Tomó su maleta y empezó a caminar sin rumbo, sin saber a donde la llevaría el destino, ya que ni ella sabia con exactitud donde se encontraba.

Sesenta Segundos. Piero Barone Y Tu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora