Sesenta Segundos. Piero Barone Y Tu

Capítulo VIII

(T.N) agradeció al destino, ya que luego de caminar para alejarse del mar encontró una carretera, en la cual pedía encontrar alguna señal de civilización. Ya que no había encontrado nada desde que había pisado tierra, o mejor dicho arena.
Al encontrar la carretera (T.N) se motivó más, aunque esta no duró mucho.
Llevaba mucho tiempo caminando y aún no encontraba nada, mucho menos a alguien.

(T.N) siguió caminando, esta vez molesta, ya que su maleta se atascaba entre las piedras y sus pies pedían ayuda a gritos, los tacones que llevaba le estaban molestando desde hace horas atrás. Se detuvo un momento para admirar la belleza del paisaje y la naturaleza que la rodeaba.

- (T.N)-: ¡Diablos! A quien quiero engañar, ya no aguanto el dolor de mis pies, mi tonta maleta se sigue atascando por todos lados y - subió la vista hasta el cielo-, ¡Claro lo que me faltaba! El cielo también en mi contra- dijo molesta mientras una llovizna empezaba-. No debiste molestarte, muchas gracias.

Dijo con ironía mientras el cielo captaba su sarcasmo y la llovizna tomaba mucha más fuerza. Casi salía humo de las orejas de  (T.N) luego de esto.

Sin perder la esperanza siguió caminando a lo largo de la carretera hasta que por fin una señal de vida después de todo. A lo lejos se podía ver una pequeña aldea, al verla (T.N) se sintió muy agradecida y con una gran sonrisa apresuró el paso para poder llegar.

Camino entre las calles, en busca de un hotel, hostal e incluso un granero. Lo único que (T.N) necesitaba era un lugar cálido, cómodo y seco donde pudiera descansar. Luego de varios minutos encontró una cabaña en la mitad de una colina. Y para su suerte tenia las luces encendidas.

Al caminar la sonrisa de su rostro se borró. Ya que no se  parecía nada a un hotel. Al contrario era un bar.
Pero podría preguntar donde podía hallar uno.

Con las ultimas fueras que le quedaban, luego de toda su travesía se dirigió a la colina.

Al fin llegó, abrió la puerta y lo primero que pudo escuchar fue a dos señores hablando.

XxxX:- Podrás sacar al hombre del pez, pero no al pez del agua.

Cuando entró, observo el panorama y estos dos hombres reían junto al barman.

-XxxX:-Admitelo es un buen chiste.

(T.N) decidió hablar.

- (T.N)-: Disculpen... Hola.

En ese momento todos los clientes del bar la voltearon a ver. Lo cual causo nervios en (T.N) haciendo que dijera la peor y más tonta pregunta en ese momento.