Capítulo XXV

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Al llegar a mi departamento note al instante como algo no andaba bien, sabía perfectamente que alguien había invadido mi apartamento pues todo estaba desordenado.

-¡Hola! ¿Cómo estas hermano?- Al escuchar esa voz instantáneamente baje la guardia

-¿Qué haces aquí Tarble?- Pregunté con dureza en mi voz

-Tu siempre tan cordial... Bueno, en realidad pasaba por aquí y pues dije ¿Porqué no saludar a mi hermano?-

-Te lo preguntaré por última vez... ¿Qué haces aquí? Y quiero la verdad- Al principio pensaba preguntarle el como entró a mi departamento pero no tenía caso ya que como anteriormente había mencionado, con el dinero obtienes lo que desees.

-Quiero hablar contigo- Comentó serio

-Estamos hablando- Señale lo obvio

-Seré directo como a ti te gusta. Nuestro padre no quiere que me case, dice que sí me caso... Entonces me deshereda y la empresa quedará bajo tu mando- Me explicó sentándose en el sofá

-Y a mi en ¿Qué sentido debe interesarme?- Era estúpido pensar como el viejo deseaba que me casara pero, no deseaba que se casara Tarble. Su hijo menor

-Vengó a decirte que me casaré de todos modos... Por lo cual no te debes preocupar más en casarte con alguien que no deseas- Mi hermano, era tan idiota al pensar siempre en mi, siempre tratando de ayudarme en lo que pudiese. Tanta bondad de su parte hizo que mi padre se enfureciera por su forma de querer encajar en la sociedad baja y por ello trató de "corregirlo" para que entendiese cual era nuestra posición y por ello es que no podemos rebajárnos aun nivel insignificante.

-No necesito tu caridad- respondí seco como si sus palabras me hubiesen humillado de la forma más vil e inhumana

-No es caridad hermano... Yo en verdad, deseo casarme-

-Y puedo saber ¿Quién es la desafortunada?- Pregunté no creyendo sus anteriores palabras

-Por favor Vegeta... En verdad estoy enamorado y deseo casarme-

-¿Cómo dices que se llama?- Nuevamente pregunté al no ser contestado con lo que realmente pregunte

-Gure..., Eh venido aquí porque deseo que la conozcas-

-No tengo tiempo para perderlo en estupideces- Note como el brillo en sus ojos desvaneció al instante que hable

-Pero... Hermano...- No soportaba su maldita forma de ser.
Pero no podía negar que era mi hermano y aún así lo apoyaría ya que prometí cuidarlo cuando lo defendí de la primera golpiza que mi padre pensaba propinarle consiguiendo ganármela en su lugar.

-¿Dónde dices que me la presentarás?- Pronuncié obteniendo como efecto un abrazo de su parte

-¡Gracias! Sabía que lo entenderías...- No negaba que el verlo feliz me agradaba. Eso me hacia recordar como antes solía llamarme papá pero al decirle que yo era su hermano mayor utilizó mucho la palabra hermano en cada oración. Sabía que en el fondo me seguía viendo como un padre, no lo culpaba pues ocasionalmente nuestro padre como nuestra madre nunca estaban en casa y cuando solían estarlo normalmente nos ignoraban, sabía que no era la infancia perfecta pero al menos trataba de hacérselo ver a Tarble aunque fuese una mentira por ello Tarble siempre me pedía mi opinión en decisiones de su vida y de alguna forma que no entendía el confiaba en mi.

-Entonces ¿Cuando la conoceré?- Pregunté sonriendo

-¿Qué te parece hoy? Ya reserve una mesa en el mejor restaurante que hay en la capital-

-¿Qué te hacia pensar que aceptaría?- pregunté mostrándome serio

-Porque te conozco pap... Hermano- corrigió antes de llamarme papá

Mi maestro, Mi estudiante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora