-II-

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No más mujeres... porque te piden cosas imposibles.

"...Ahora abre los ojos..." (shining diamond)

Estuve un tiempo, no podría decir cuánto, sentado en las escaleras de entrada en la casa de mi novia... bueno, exnovia. Y no, no lloré, sin embargo, sentía mi corazón latir como nunca antes, rápido y descontrolado.

Me levanté y comencé a caminar, sin saber para dónde. Necesitaba despejar mi mente, pero sólo.

Saqué mi celular con la pantalla rota por haberlo soltado por culpa de ese maldito mensaje, quería ver si Sun Hee había mandado otro mensaje o llamada, pero nada. Al parecer iba en serio.

El día comenzó mal, terminaría igual, de eso estaba seguro, siempre que comenzaba el día con algo malo, terminaba así mismo. Me detuve cuando vi el semáforo en rojo. Era temprano en un día domingo, así que las calles estaban desiertas.

El semáforo estaba tardando más de lo habitual, o eso creía yo, y como no había nadie, sumándole mi estado de ánimo, simplemente crucé.

Me arrepentí en el momento en que escuché el motor de un auto lejano acelerar y cada vez más cerca de mí, luego oí la bocina sonar a mi lado. No me di cuenta muy tarde, pero si reaccioné en un mal momento.

El auto me atropelló.

Luego de eso, sentí el húmedo suelo en mi espalda, estaba vivo, sin embargo, no podía ver nada. Comencé a tocar desesperadamente mi cuerpo, no lo veía, pero lo sentía. Oía la voz del conductor preguntándome si estaba bien y para avisarme que la ambulancia venía en camino. Mi respiración se estaba cortando.

Algunos minutos después pude escuchar los sonidos de la ambulancia, pero seguía sin verla por completo, solo podía ver un poco las luces y los contrastes formados por ellas, sombras y blanco, esa era mi gama de colores.

Sentí como me subieron a una camilla y luego al vehículo. Me hacían pruebas sensoriales, de pulso y todo ese tipo de cosas que ves en las películas. Por lo que escuchaba, estaba todo bien, a excepción de mi vista, bueno, por lo menos hasta que un horrible dolor de cabeza apareció.

—Mantente despierto — me susurró la paramédica. —Ya llegaremos al hospital.

Segundos después ya no podía mantener mis ojos abiertos, era imposible, me pesaban. A pesar de no ver nada, podía sentir los párpados intentar mantenerse arriba.

Hasta que cerré mis ojos desconectando todos mis sentidos y alejando mi mente de mi cuerpo.


Un mes y tres días después...

«¡Despierta!»

Solo escuchaba una calmada respiración a mi lado. Comencé a mover mis dedos, luego el brazo, el cuello, aunque este último no pude, me tenían inmovilizado. Me dolía cada parte que intentaba mover, pero era desesperante no poder hacerlo.

Abrí los ojos, al principio vi solo manchas blancas y grises. Pestañeé muchas veces para acostumbrar mi vista, logrando ver las siluetas de las cosas en la habitación sin total claridad.

Miré hacia un lado de la camilla, podía ver a alguien sentado.

—¿Soonyoung? ¿Co...cómo te sientes? ¿me...me escuchas?— Era Chan, siempre reconocía su voz.

Carraspeé, no podía hablar, sentía la garganta seca. Pude ver la silueta de Chan moverse y tomar algo de una mesita que había. Supe que era un vaso con agua cuando sentí el líquido en mis labios.

—Duele —dije con dificultad.

—Llamaré a la doctora —. Asentí.

Luego de sentir unos pasos salir, y luego otros entrar, me puse nervioso. Me sentía desorientado. «¿Por qué estaba ahí? ¿Por qué me duele todo? ¿Por qué no puedo ver bien?» esas eran preguntas que tenía en mi mente y que, por miedo a las respuestas, no las dije en voz alta. Pero inevitablemente, tuve las respuestas sin pedirlas.

—¿Cuánto estuve inconsciente? —pregunté al aire. Seguía sin ver muy bien, y mientras pasaban los minutos, veía menos.

—Desde hace tres días estuviste prácticamente muerto — comenzó a decir una mujer que asumí que era mi médico. —Pero antes, estuviste un mes completo sin despertar, tu mente seguía alerta. Se dice que hasta pudiste escucharnos, pero ahora no lo recordarás... Y son sólo teorías.

»Sé que es bastante información, pero es nuestro deber dártela toda. Comenzarás terapia física y psicológica, quizás ocupacional si lo necesitas.

Asentí teniendo cuidado con mi cuello.

Cuando la doctora salió de la habitación, fue inevitable el bombardeo de preocupación por parte de mi amigo y compañero de baile.

—¿Estás muy mal? ¿Te duele mucho? ¿Quieres que llame a la enfermera nuevamente?—. Con mucho esfuerzo, reí por su preocupación.

—Estoy bien... y cuéntame, ¿qué ha pasado en la academia estos días que estuve inconsciente?—. Un cambio de tema era lo único que necesitaba para procesar -o evitar- lo que se avecinaba.

—Nada fuera de lo normal... solo que todos están preocupados por ti.

—¿Todos saben lo del accidente?

—Sí, pero no están tan preocupados por eso. A excepción de Jun—comentó. Tampoco me preocupó, mis amigos verdaderos amigos eran Chan y Jun, y lo tenía más que claro. —Están más preocupadas de que no sigas bailando —dice esto último en susurros.

Me conoce tan bien que sabe que uno de los primeros pensamientos que tuve al despertar eran sobre eso. Giré mi cabeza hacia su voz, lo miré confundido para darle a entender que continuara.

—Te llegó competencia.

No más mujeres ~h8shiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora