3

2.9K 252 10
                                    

─¡Olivia! ¿A dónde crees que vas? ─su mano se enredó de mis cabellos antes de que pudiera abrir la puerta, haciendo mis dientes rechinar.

Cerré los ojos con fuerza, llevando mis pequeñas manos hasta donde su agarre se encontraba, para que así ella me soltara.

─Yo iba... iba... ─musité, el terror emanaba de mi boca.

─¡Contéstame, carajo!─ apretó su puño antes de sacudirme. Mis pies ya tocaban el suelo pero su agarre se fortalecía cada vez un poco más.

─Yo quería... quería ─balbuceé y ella me jaló aún más ─!Buscar a mi papá! ¡Yo quería ir a buscar a mi papá! ─sollocé, las lágrimas que había prometido no derramar nunca más estaban mojando mis mejillas por completo.

Una carcajada brotó de sus labios rojos, su mano por fin soltó mi cabello, tan solo unos segundos pasaron cuando ella me levantó en el aire. Sosteniéndome por los hombros y encajando sus largas uñas en ellos, lastimándome.

─¿Es que no lo entiendes niña tonta? ─ella murmuró con rabia, podía sentir su saliva salpicando en mi rostro, sin embargo no dije nada. ─¡Él se fue! ¡No va a volver por ti! ─gritó antes de que yo soltara otro sollozo, mis labios temblaban y sus ojos estaban clavados en los míos.

Quería decir tantas cosas, quería hacer tantas cosas. Pero el simple hecho de tenerla en frente me intimidaba.

De pronto comencé a sentir un líquido bajar por mis piernas hasta mis rodillas y de allí, hasta el suelo.

─¡¿Pero que jodidos es esto Olivia?! ─ella me dejó caer con asco. ─¡Te has orinado en los calzoncillos, perra sucia! ─chilló.

No sabía qué hacer, nunca había pasado algo como esto.

─Vas a limpiar todo esto antes de que yo llegue ¡Por Dios, que asco! ─gritó una vez más ─¡No te quedes ahí mirando! ¡Apresúrate!

En cuanto la habitación quedó en silencio, sentí que el aire volvía a mis pulmones, mi respiración era otra vez constante. ¿Qué se supone que debía hacer ahora?

Las lágrimas aún caían mientras limpiaba el suelo con aquel trapo viejo, mis rodillas dolían, me sentía avergonzada, triste, humillada.

Yo podía entender lo que pasaba, ella era un monstruo, podía entender que mi papá se había ido.

Estuve presente en sus peleas, también el día que agarró sus maletas y no se despidió de mí.

¿Pero por qué no me llevó con él?


PSYCHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora