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─¿Tienes hermanos?─ Harry preguntó mientras deliberadamente, trenzaba el cabello de Olivia, quien ahora estaba sentada en una de las tumbonas frente a la piscina.

─No ─ella mencionó, su cabeza estaba inclinada un poco hacia enfrente y Harry se encontraba detrás de ella, los dos estaban en posición de loto. ─¿Y tú?

─No lo sé.

─¿A qué te refieres? ─ella preguntó frunciendo el ceño.

─A que no lo sé, no tengo idea.

─No entiendo ─murmuró.

─No tienes que.

Olivia asintió con la cabeza, tratando de asimilar lo que el rizado le acababa de decir.

─Debo comprar un auto pronto ─mencionó él ─¿Sabes como puedo hacer eso?

─La verdad, no ─ella respondió con un poco de pena ─Le preguntaré a alguno de mis compañeros de la universidad y te contaré.

─¿Vas a la escuela? ¿Cuántos años tienes?

Olivia se rió un poco.

─Tengo dieciocho, estoy estudiando una carrera.

─¿Cómo para trabajar en algo mejor que lo que haces ahora?

─Exactamente ─ella soltó una risa y rodó un poco los ojos.

─¿Y porqué no estaś ahí ahora? ─preguntó aún trenzando su cabello.

─Los fines de semana no vas a la escuela ─le explicó, realmente sentía como si hablara con un niño.

─¿De verdad? A mi me obligaban a ir todos los días ─dijo un poco frustrado.

─¿Estudiaste en un internado?

─Algo así. ─susurró ─¿Tienes una liga?

La pelirroja asintió mostrándole su muñeca, en donde tenía una. Se la sacó y entregó.

─Oh maldición, eso duele ─ella se quejó sosteniendo su nuca, quitándose un poco.

─¿Oh qué? ─preguntó sin siquiera detenerse a pedir perdón.

Olivia se rió un poco antes de negar con la cabeza.

─Nada.

Aún no podía creer que la única grosería que sabía era "Mierda" y "Joder"

─Listo ─murmuró antes de poner sus manos juntas haciendo un muy leve ruido.

─¿Quién lo diría? Podrías trabajar de peluquero ─ella se rió antes de tocar su cabeza, llevaba dos trenzas francesas en ella. ─Gracias.

─Sí─ respondió seriamente antes de levantarse ─Debo irme, es hora de comer.

─Bien─ ella sonrió antes de asentir con la cabeza ─¿Nos vemos más tarde?

*

Eran casi las seis de la tarde, ese día había llegado una familia de casi trece personas, muchos jóvenes en ella al igual que un par de ancianos y uno que otro adulto.

Olivia trataba de concentrarse en cuidar a los niños jugando en el agua y advertirles que no corrieran por la orilla de la piscina. Sin embargo, el torso desnudo del rizado recostado a unos metros frente a ella, le nublaba la visión.

Cruzó las piernas antes de ponerse sus lentes de sol y tratar de actuar un poco más natural.

Horas después, su turno acabó y lamentablemente para ella, debía irse a casa.

-¿Por qué no te quedas bonita?- uno de los chicos hospedados le gritó desde dentro de la piscina cuando ella ya iba saliendo.

Había una chica sentada en la orilla mientras que otros dos muchachos iban llegando

-No pueden estar aquí, la piscina cierra a las 11, deben salir, el conserje no tarda en llegar.- balbuceó un poco.

-¡Oh vamos! ¡No seas apretada! ¡Ven y diviértete un poco!- Repitió mientras uno de los chicos le pasaba una cerveza.

Ay por favor.

-Luces familiar- la chica se le quedó viendo unos segundos antes de parpadear un poco más -¡Claro! ¡Eres la loquita del restaurante! ¿Qué estás haciendo aquí?

Olivia tragó con fuerza antes de sentirse verdaderamente abrumada, sostenía su bolso ahora con mucha más fuerza, sin embargo no podía mover sus pies del suelo.

¿Lo ves? !Estás loca Olivia! ¿Tú crees que alguien como ella va a querer ser amiga de una niña tan patética! ¡Mírate! ¡Pareces un maldito gusano! Nadie nunca va a quererte.

Las palabras retumbaban en su cabeza, haciéndola querer vomitar, sin embargo no podía reaccionar, había entrado en una especie de transe, la gente a su alrededor le hablaba, sin embargo las voces en su cabeza eran más fuertes.

Su madre era más fuerte.

¿Qué se supone que harás ahora? ¿Irle a llorar a papi? ¡Pues adivina! ¡Ya no está! ¡Yo lo maté! ¡Lo maté de la misma forma de la que pienso hacerlo contigo pedazo de mierda!

-Te lo dije John, tiene un tornillo zafado- la chica sentada en la orilla de la piscina habló antes de reírse.

-¿Debería llamar a una ambulancia? Esta poniéndose muy roja- uno de ellos preguntó realmente preocupado, sin embargo sus amigos rieron a carcajadas antes de decir que sólo estaba chiflada y que ya se le pasaría.

La pelirroja no sabía qué hacer, su cabeza se sentía como si fuese a explotar y aún no podía moverse de ahí.

-¿Qué están haciendo aquí? ¡Salgan ahora mismo o llamaré a al policía! ¡Les he dicho que no pueden venir aquí a menos de que tengan una reservación en el hotel!- un hombre en traje llegó al patio y en menos de diez segundos, los jóvenes estaban fuera de allí.

-¿Olivia? Jennifer me ha dicho que eres la nueva salvavidas.

-Oh- ella agitó su cabeza -Sí, soy yo ¿Le puedo ayudar en algo?

-Soy el dueño del lugar- se rió un poco -Estuve de viaje unas semanas y ahora que regresé quise presentarme personalmente- extendió su mano y ella la aceptó con nerviosismo -Asegúrate de que todo el mundo tenga su tarjeta de su habitación al entrar, esos sin oficio han estado metiendose aquí sin permiso.

-Oh, sí, lo haré- asintió con la cabeza aún un poco confundida.

-Voy de salida ¿Necesitas que alguien te lleve a casa?

-No, voy en autobús, vivo bastante cerca de aquí- negó con una sonrisa.

-En serio, no es problema, así me cuentas un poco más de ti y conozco a mi nueva empleada ¿No lo crees?

-Eso creo- frunció el ceño no sabiendo muy bien a qué se refería.

Sin embargo, se fue con él.

Al salir del edificio pudo ver a Harry sentado en la recepción leyendo una revista, el botones lo miraba un poco raro, sin embargo al chico no le importaba en lo absoluto.

Sus miradas cruzaron por un segundo antes de que él volteara a ver al dueño y darse cuenta de que se irían juntos.

Su mirada se oscureció un poco, solo un poco.

Olivia se emocionó un poco al pensar en qué tal vez, tan solo tal vez, Harry estuviera un poco celoso de eso ¿A caso era posible?

No, por supuesto que no lo era.

~*~

Lamento los guiones cortos, serán arreglados pronto cuando tenga mi computadora a la mano, gracias por leer xx.

PSYCHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora