Ella no quería verlo, sabía que algo había pasado entre ellos, pero no estaba segura de qué. Quería mantener su distancia antes de que las cosas empeoraran.
-¿Quieres un café o algo?- se atrevió a preguntar, sabiendo que el rizado diría que no, ni siquiera tenía café, a penas le alcanzaba para la renta del departamento.
-¿Por qué no tienes muebles?- él ignoró la pregunta por completo, contemplando su alrededor, las paredes estaban desgastadas y el piso de madera rechinaba. No era nada a comparación de la habitación de hotel a la que se había acostumbrado.
-Bueno, verás Harry, no todos tenemos un papá rico que nos herede dinero, la vida es cara y el sueldo normalmente es miserable. -se encogió de hombros. -¿Y tú? ¿Cuando piensas conseguirte un lugar para vivir? ¿O te quedarás en el hotel para siempre?
Harry sonrío un poco, su mirada era de confusión.
-No necesito una casa, no me gusta limpiar, en el hotel lo hacen por mi- Olivia rió ante el comentario.
-Buen punto.
-A parte, me gusta verte en las mañanas.
*
El señor Styles hojeaba una revista, mientras una azafata le ofrecía una copa de champán, llevaba casi tres horas de vuelo y le faltaban unas cuantas más.
La madre Geneva le había dicho unas semanas antes, que Harry, en facto había salido del convento el día de su cumpleaños. Era la primera vez en más de una década que se comunicaba con ella para saber de su hijo.
Había escuchado muchas cosas a lo largo de su vida, la gente hablaba sobre la que solía ser la perfecta familia Styles y como se había destruido por la culpa de un niño.
Hubo un funeral, en el, un cajón que contenía el cuerpo de un inocente, un mal entendido y un sinfín de mentiras. ¿Por qué seguir ocultándolo más? Estaba harto de vivir entre las sombras, su hijo necesitaba su ayuda y estaba dispuesto a dársela.
Tenía demasiadas cosas que aclarar, había sido un cobarde por trece años, escondiéndose detrás de excusas idiotas, era tiempo de parar.
Por su culpa su hijo estaba perdido en el mundo, confundido, con la cabeza repleta de mentiras.
Tenía que encontrarlo.
*
-¿Qué estamos buscando?
-Papel tapiz- ella le respondió mientras caminaban por los pasillos de una tienda departamental -Y un microondas ¿Sabes lo que es un microondas?
Harry asintió con la cabeza -No soy un idiota.
-Lo siento, hace una semana no sabías lo que significaba carajo- Olivia le dijo antes de reír.
Había algo en él que el nublaba la vista, se sentía bien a su lado, no pensaba en su madre cuando lo tenía a él.
Sin embargo ese sentimiento de dependencia la abrumaba, sabía que cuando tuviera otro episodio, Harry se alejaría.
-Discúlpame por haber pasado los últimos trece años leyendo versículos de la Biblia en vez de aprender a maldecir- le dijo haciéndola reír.
-¿Solo te enseñaron a leer la Biblia y a cocinar?- Olivia mencionó, sin embargo no obtuvo la reacción que esperaba.
-Estoy seguro de que en el colegio enseñaban más cosas pero pasé la mayor parte durmiendo, despertar a las cinco de la mañana nunca ha sido mi fuerte.
Olivia negó con la cabeza mientras miraba los distintos diseños de papel tapiz. No estaba segura de que pudiera pagarlo, así que simplemente se alejó para buscar su prioridad, el microondas.
-¿Este te gusta?- le preguntó al rizado quien simplemente se dedicaba a observar.
-¿No todos hacen lo mismo?
-Se me olvidó con quien estoy hablando - rodó los ojos sonriendo y continuó su búsqueda.
Al final del día, Olivia terminó llevándose un microondas pequeño color tinto, era bastante bonito y práctico.
-¿Quieres que lo lleve?- Harry ofreció al verla batallar un poco mientras subían de regreso en el subterráneo.
-No, estoy bien- admitió.
Él simplemente se encogió de hombros mientras esperaba llegar a su destino. El metro no estaba muy lleno por lo que pudieron encontrar lugar donde sentarse.
Frente a ellos había una pareja, una mujer con el cabello rubio y largo que sostenía su estómago de una forma extraña, a su lado se encontraba un hombre más o menos de la misma edad, la rodeaba con su brazo y los dos hablaban de algo que Harry no alcanzaba a escuchar, su vista se dirigió a Olivia, quien miraba sus zapatos mientras sostenía el microondas con sus dos manos.
Nunca había tenido un contacto tan cercano con ninguna mujer que no estuviera completamente vestida de negro. Todos los colegios en los que había estado habían sido solamente de hombres, lo que le hacía imposible no pensar en aquella pelirroja la mayoría del tiempo, era algo complemente nuevo, algo que nunca había visto.
Llegaron al departamento a eso de las tres de la tarde, Harry le ofreció ir a comprar algo de comer, sin embargo Olivia no creyó que fuera una buena idea y se despidió de él. No le quedó de otra más que regresar a su habitación de hotel.
*
Estuvo casi media hora acomodando su cocina y limpiando para que el microondas tuviera un lugar decente y se viera bonito.
Su celular sonó y contestó al instante.
-¿No puedes aguantar ni dos horas sin mi ah?
-¿Vas a venir mañana?
-No me toca trabajar- se encogió de hombros, aunque no pudiera verla.
-¿Entonces puedes venir ahora?