— Sé perfectamente que él nunca se fijará en mí —gritó Amanda frustrada mirando a su hermano—, seguro que su novia es una rubia exuberante con grandes senos y hermoso trasero.
La muchacha caminaba de un lado a otro en la habitación, sin poder quedarse quieta, por ningún segundo. Estaba abrumada de emociones, sentía una mezcla de celos, angustia y decepción. Tocaba su cabello nerviosa, mientras se mordía las uñas.
—No lo creo, parece un chico bastante básico —contestó Logan rodando los ojos—. Pero Amanda, ¿estás segura de que tiene una novia? Yo creo que solo era una amiga.
Logan intentaba animar a su hermana, ella no había parado de hablar acerca de ello desde que llegaron a su casa y él estaba un poco cansado. Estaban en su habitación, conversando, en realidad solo ella conversaba.
Lo había despertado a las siete de la mañana para hablar de William, el chico todavía se encontraba en pijama y se restregaba los ojos adormilado. Tratando inútilmente de despertarse y no volver a dormirse escuchándola. Sabía que a su hermana le gustaba el joven, hasta a él le había parecido carismático. Le recordaba a alguien pero no sabia exactamente a quien.
—¡Dios, Logan! Ninguna amiga lo llamaría por teléfono fijo —protestó la morocha—, eso lo hace una novia cuando intenta llamar la atención, ¿cierto? ¿Por qué no le envió un mensaje de texto?
—Nunca vi a una novia que haga eso, puede que su celular se haya dañado.
Amanda bufó molesta tirándose a su cama, a un lado de su hermano, no creía en las palabras de Logan. Este quiso reír pero se mantuvo callado, le encantaba burlarse de las actitudes de Amanda (era bueno imitándola) pero no era buen momento. ¿Será que William piensa en mí?, pensó Amanda.
—Sabes algo, levántate —animó Logan dando unos golpecitos en la pierna de su hermana, antes de levantarse de la cama— papá llegará en un momento y quiero preparar galletas, te sugiero que me ayudes para olvidarte de ese chico. ¿Qué te parece?
—Tienes razón, será mejor que me distraiga.
...
Por otro lado, William se encontraba acostado en su cama falsamente engripado, su madre le había puesto un paño húmedo en la cabeza pero el chico solo esperaba ansioso el momento que ellas se fueran. Su entrevista de trabajo era dentro de tres horas y planeaba salir de casa en cuanto se vayan.
El muchacho sabía que era el 'día de compras' y si se encontraba sano su madre lo obligaría a salir a hacerlas y perdería su entrevista. Ahora Samantha había creído que su hijo se encontraba enfermo, él nunca mentía pero esta vez había hecho una excepción.
—Amorcito, espero que te mejores —habló su madre tocando la frente de su hijo, para su suerte, esta estaba caliente—. Molly se ha adelantado ya está en el auto, te envía un saludo.
Eso no era del todo cierto, Molly rara vez se acordaba de él, pero todo tenía su propósito y la pequeña escondía uno. Antes creía que William era el culpable de que su padre no esté con ella en ese momento, ahora se le agregó el hecho de su enfermedad y que toda la atención que recae en él.
—Dile que yo también, ojala tenga suerte en su examen —contestó él con una sonrisa sincera.
Su madre se alejó de él con una sonrisa, dispuesta a hablar con Molly. Cuando el muchacho escuchó la puerta cerrarse, corrió hacia la ventana para cerciorar si el Fiat amarillo había acelerado, quitándose el paño de la frente. En cuanto los vio alejarse, volvió a dirigirse a su armario con una gran sonrisa en el rostro.
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Esquizofrenia
Romance"A veces me imagino siendo la clase de chico perfecto que tanto andas buscando. Pero luego recuerdo en lo ridículo que me vería y que posiblemente mi único propósito en esta vida es destruir las expectativas de una ilusa chica con dieciocho años, de...