CAPITULO XV... ¿NUEVOS SENTIMIENTOS?

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                                                                                                                20 DE OCTUBRE

Septiembre pasó rápido y lo mismo ocurría con Octubre, después de correr de un lado a otro organizando todo, hacia una semana que los invitados empezaron a llegar y yo tenía que poner mi cara de felicidad, como buena soberana y anfitriona los atendía y estaba al pendiente de que nada les faltara, dos días antes de mi cumpleaños se empezó el festejo, se instalaron juegos de feria todo era muy fastuoso y todos los invitados estaban asombrados con los acróbatas y actos con fuego. Lo mas sorprendente para entretener a nuestros selectos invitados.

Así llego mi tan esperada fiesta y como siempre Ricardo cuidó el más mínimo detalle, regalos de todas partes del mundo llegaban, joyas, perfumes, algunos animales exóticos, lo mejor. Siempre era así, todo, cada fiesta, hasta el detalle de que me tenía que retirar pronto porque ya la atención de Ricardo era solo para sus amigos y las cosas se empezaban a poner algo indecentes por así decirlo. Pero como siempre le importo un demonio y ordeno me retirará... no es que lo estuviera pasando de lo mejor, pero era mi maldita fiesta no de él y ver como disfrutaban todos, incluyendo a sus estúpidos y viejos amigos con sus putas, lo que debía ser mi festejo me encolerizaba. 

No es que yo deseara tener un prostituto en mi regazo ¿o si? jajaja... no. al que deseaba y necesitaba se encontraba a millas de distancia. recuperándose satisfactoriamente y la verdad moría por volver a verlo.

Busque a Enrique con la mirada para ver si estaba disponible, pero como siempre estaba rodeado de hermosas damas metiendo mano por donde podía, sonreí al recordar lo mal que le fue en su pequeña fiesta privada. Dos días habían pasado cuando apareció como un espectro en el comedor, lleno de horribles chupetes y una ojeras de miedo.

— ¿y Enrique donde esta ese idiota?

—aquí hermano y por favor no levantes la maldita voz.

— ¿pero qué demonios de paso? Maldición Enrique que no sabes hacer otra cosa que estar metido en una mujer, ya viste tu lamentable aspecto.

— ¿te divertiste cuñado?

—tú me las pagas Diana. —apunto con un dedo.

— jajaja y yo qué culpa tengo de tus porquerías.

—tu... eres... ¿sabias que dos de ellas eran hombres? —escupí el vino y solté tremenda carcajada junto con Ricardo.

—jajaja, jajaja, no lo juroo jajaja ¿y cuáles eran, la cabello de fuego y la hermosa mora jajaja?

—jajaja si no tienes cuidado donde la metes te convertirás en marica hermanito jajaja.

— ¡ya cállense los dos, no es gracioso casi termino violado!

—jajaja, jajaja, jajaja.


Ya en mi habitación y como siempre en estos casos sola, prepare el baño agregando al agua mi aceite de rosas favorito y me sumergí en tan agradable y caliente agua, no supe cuanto tiempo pasé dentro solo que me sentí más relajada que en varios días atrás, por fin mañana se marchaba Philip. Ya había resuelto mi problema sobre lo que la tía de Mary dijo y la curandera me confirmó que gracias a dios no esperaba un hijo, vaya susto que pasé... suspirando salí del agua.

Se escuchaba a lo lejos la música, suspirando y resignada a la soledad y tranquilidad que me ofrecía mi habitación fui dando saltitos como una niña y cantando una alegre melodía griega que hablaba del amor, mm el baño sí que me relajo, me acerque a la chimenea y puse mucha leña dentro ya que decidí dormir desnuda. Atranque como cada noche la puerta, desde que Philip se instaló en el castillo temía que un día perdiera la cordura y cometiera la estupidez de violarme. Aunque días después se había acercado y pidió disculpas por su comportamiento, pero de igual manera dejo su amenaza de que volvería y yo sería suya.

EL DIARIO DE DIANA: el precio de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora