CAPITULO XIV... ¿BUENAVENTURA?

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                                                                                                             10 DE SEPTIEMBRE

Ya había pasado un mes desde que recibí la noticia que Lucas ya había despertado y se recuperaba satisfactoriamente, sonreí solo de imaginar la cara de sorpresa que debió poner cuando se dio cuenta que no murió. Daba gracias que Dorian y mi padre nos enseñaran a Elenna y a mí a usar todo tipo de armas, saber donde hieres a matar y donde solo para lograr heridas superficiales pero igual importantes.

Aunque me preocupe cuando el médico dijo que la herida se pudo haber infectado y eso sí que sería peligroso, por suerte no sucedió y ya puede hacer sus actividades normalmente. Pero moría por verlo, tenía que hacer un gran esfuerzo para no ir y estar a su lado. Todos los días era un luchar con la tentación de no subir a un caballo y cabalgar yo sola hasta Cambridge. Deseé tanto estar presente cuando despertó y volvió a abrir sus profundos y hermosos ojos grises. Me imagine afeitando su barba, curando sus heridas, llenándolo de atenciones y cuidados... ¿un momento y porque quiero hacerlo yo?

Pero en vez de eso la pasaba de nuevo corriendo de un maldito lugar a otro, preparando todo para mi fiesta de cumpleaños, hacia semanas se habían mandado las invitaciones y como siempre todos confirmaban su presencia. Nadie desaprovechaba la oportunidad de ver a Ricardo y solicitar algo, sin mencionar el beber, comer y coger a costa de mi estúpido marido.

Y yo solo deseaba ir a Cambridge a festejar con mis amigos. Vendrían desde Grecia y eso me llenaba de emoción, ya que solo los podía ver una vez al año por un lapso de dos meses. Y con eso según Ricardo demostraba cuanto me amaba. Pero solo ahí, en el castillo nunca habían sido aceptados, era una cruel condición de Ricardo pero con eso me daba por bien servida. Podría disfrutar de esos días con gente de mi edad, llena de vida, alegre, mis amigos. Lo que diera también porque vinieran mis hermanos, pero no se puede tener todo en la vida.

Todo diferente a esos bailes que aunque eran fantásticos no llenaban mis expectativas con tanta gente de la edad de Ricardo y fornicando por todo el maldito castillo, como si fuera un prostíbulo, jajaja. Pero que hipocresía, si yo era la primera en poner el ejemplo, si a eso iba yo también a mi palacio. Claro nadie lo sospechaba... o eso creía.

— ¿majestad bajara a cenar? Aun esta débil.

—Mary lo que me tiene débil es esta condenada cama. Necesito salir, ya sé que fue mi decisión pero ya es tiempo que salga. Además Philip ha cumplido su palabra y no se ha acercado más.

—pues yo tampoco lo haría si tuviera huevos y me encontrara una daga apunto de arrancármelos, jajaja. —soltamos todas sonoras carcajadas, ante las ocurrencias de Clara.

—hay Clara siempre haciendo de todo motivo de burla.

—pero no negara que si fue gracioso. Me hubiera encantado verlo yo misma, jajaja.

—si niñas, fue épico, jajaja. —me dirigí al despacho de Ricardo. Pero casi al llegar cambie de opinión y fui directo a la cocina a verificar el menú de esta noche y claro para pedir mi pastel predilecto. Para mi sorpresa solo estaba Rose ya decorándolo, con una sonrisa me saludo y me acerque a tomar unas fresas y comer las deliciosas frutas, entraron unos cocineros más y después de presentar sus respetos continuaron en sus labores.

Mi estomago gruño y claro con eso olor que desprendían los deliciosos manjares era casi imposible que no se pusiera exigente, así que con cuidado de no ser descubierta por el estricto de Julius nuestro cocinero, continúe picoteando los platillos ya servidos. Varias veces se atrevió a echarme de su cocina cuando me descubría, pero terminábamos bromeando. Con la promesa de comportarme ayude un poco por ahí y otro poco por allá, opinando y ensuciando mis manos en el proceso, disfrute por primera vez en mucho tiempo de un momento de paz, rodeada de gente sin pretensiones y falsedades.

EL DIARIO DE DIANA: el precio de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora