CAPITULO V... TENTACIONES PELIGROSAS

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                                                                                                                                      29 de Mayo

Al día siguiente con solo cruzar la puerta del salón de arte, me quede paralizada. Se encontraba parado frente una ventana, con ambas manos entrelazadas por su espalda y aunque estaba de perfil pude apreciar mejor su rostro, era realmente hermoso, sus ojos, la boca, pude ver un pequeño lunar del lado derecho junto a ese labio carnoso y jugoso, mm quiero pasar la lengua por él. Mi imaginación se había quedado corta, ¡de verdad que quita el aliento! sin contar lo intimidante de su altura y su ancha espalda, apreciaba rasgos que no pude notar por la noche, ni tampoco ayer en los torneos... involuntariamente pase la lengua por mis labios.

-majestad, ¿se encuentra bien?

¡Dios mío! cuando reaccione estaba como estúpida viéndolo y agitaba su mano frente a mi cara y, lo peor, tenía una risa de burla en su rostro, gracias a la cual pude notar un hoyuelo en su mejilla... ¡maldito y sensual hombre! ¿que no puede tener ningún defecto?

-he...mm, buenas tardes señor de Santa María, disculpe si lo hice esperar.

-a sus pies majestad. -inclino la cabeza a modo de respeto, acto se seguido tomo mi mano deposito un suave beso.

Soy consciente que apropósito tarde un poco más en venir, pero estaba nerviosa y ansiosa, tenía que tranquilizarme para poder verlo a solas, ¿y qué es lo primero que hago en cuanto lo veo? ¡Hacer el ridículo!

-y bien aquí me tiene, ¿por dónde empezamos?

-me gustaría restaurar una escultura que perteneció a mis abuelos, le tengo demasiado aprecio. -continué una vez nos sentamos. fue un milagro convencer a Ricardo me deje conservarla. -y quiero aprender a pintar rostros, por ahora solo pinto flores y paisajes. Por el material no se preocupe espero contar con todo lo necesario, lo que falte lo mandare traer.

Tocaron y entraron unos sirvientes con una gran figura de ángeles entre las manos, median más de metro y medio.

-mire esta es. -me puse de pie indicando donde colocaran la escultura justo en el centro de mi mesa de trabajo. -esta ala está rota y desgastada, el pie de ese ángel se desprendió y si mira aquí.

Le señale bajo el brazo de un ángel, nuestras manos se tocaron y sentí que ese contacto se fue directo a mi sexo. ¡Por dios! ¿qué me la voy a pasar caliente cada que lo vea? Me senté y aleje un poco para darle espacio y viera las esculturas.

-que traigan té, postre, vino para el marqués y no quiero interrupciones. -le dije al mozo.

-si majestad.

-bien, señor de Santa María, ¿cree que se puedan restaurar?

-si majestad, no habrá problema, lo que me preocupa es esta parte. -casi me arranco el labio inferior cuando se inclinó un poco dándome una vista perfecta de sus duro y redondo trasero. Incline mi cabeza para ver mejor, mmm sii un perfecto par de jugosos melones y riendo nerviosa retire la mano que deje a medio camino para tocarlo, ¡hay diosito, no me hagas caer en tentación!... harta de estrujarme las manos me pare frente a la ventana más lejana que encontré.

-no hemos hablado de sus honorarios y del tiempo que estará aquí, no me gustaría se sintiera utilizado.

-jaja majestad me sentiría encantado de serlo. -mm cínico.

-he... si claro, pero no me gustaría interrumpir algún otro proyecto que tenga pendiente. Aunque Ricardo me comento que estaría el tiempo que yo considere necesario.

EL DIARIO DE DIANA: el precio de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora