CAPITULO XVIII... SOLO MIO

46 10 6
                                    



                                                                                                         5 DE NOVIEMBRE

Dos días después de mi huida con Thanos, volvimos realmente agotados, paseamos por los alrededores, conversamos poniéndonos al tanto de todo lo que había sucedido en nuestras vidas en el tiempo que nos dejamos de ver. Por momentos se enfurecía y gritaba cuando le contaba cómo fueron mis primeros años en Inglaterra, pero también reía cuando le comentaba las travesuras que hacia cuando estaba yo sola o con las niñas. Ese era el día que había elegido para celebrar mi fiesta, pero como estaba tan exhausta decidí cancelarla, después de todo todos los días parecían fiesta.

Dos días maravillosos que pasé en compañía de Thanos pero no disfrute como yo lo hubiera deseado, sentía que algo me faltaba para completar mi felicidad pero comprendía que podía ser. En cuanto bajamos del carruaje nos dirigimos al jardín donde estaban nuestros amigos almorzando. La sonrisa de complicidad de todos no pasó desapercibidas ante mis ojos. Me senté ignorando apropósito a la perra de Ophelia que sonreía de lo mas resplandeciente. Poco a poco me incluí en la conversación pero no me pude concentrar, no lo entendía todos estaban ahí conmigo, riendo, recordando anécdotas y jugándonos bromas como siempre, como si no fuéramos todos ya mayores y no esos niños que nadaban y jugaban juntos en Creta.

Convencida de que tal vez necesitara un poco de descanso, me disculpé con el pretexto de ordenar el menú para la cena y entré al palacio. Con solo cruzar la puerta y llegar al recibidor algo llamó mi atención, ¿que falta? Me pregunté. Miré a todos los lugares que pude pero todo estaba en orden, ¿mmm, que había cambiado en ese lugar?

¿majestad todo bien?

—he... si Arthur. —cuando se retiraba mi curiosidad pudo más. —una pregunta ¿hay algo diferente? nada más entrar advertí algo fuera de lugar. —el anciano sonrió complacido señalando con un dedo una pared.

tal vez sea eso majestad. —giré en dirección a donde apuntaba y entre al salón y nada más hacerlo me lleve las manos a la boca asombrada y mis ojos se llenaron de lagrimas... la cosa más hermosa que mis ojos hubieran visto reinaba en todo el lugar, un enorme cuadro con imágenes mías en diferentes poses estaba sobre la gran chimenea, en una posé frente a un espejo, en otra estaba dormida y me pregunté en qué momento lo habría pintado y mi favorita, yo de espaldas sobre un sillón cubriendo mi cuerpo solo con un trozo de tela, recordé cuando me hizo posar para ese retrato, después de haber hecho el amor sobre en ese mismo lugar, sobre nuestras ropas, después de insistir que era el lugar y la pose perfecta comenzó a pintarme, noté mis mejillas calientes con solo recordarlo.

—ordenó que lo pusieran ahí el día que usted se fue con el joven Thanos. — ¡demonios!

— ¿dónde está Arthur?

—tiene días que no lo veo majestad. — ¿Qué, cómo? Lo primero que cruzó por mi mente fue que se había ido a España. No, al momento deseche esa idea, el no podía hacerme eso, no se iría sin despedirse ¿o sí? Prácticamente lo había abandonado, me había olvidado de él.

— ¿cómo es eso posible? ¡Por dios Arthur! es una persona no un objeto que puede desaparecer.

—solo se eso señora, hace días que nadie lo ve.

—bien retírate y que todo esté dispuesto para la cena, si no bajo continúen todo como lo estipule.

—claro señora.

Me fui directo a la habitación de Lucas, subí casi corriendo los escalones de dos en dos ¿cómo demonios que nadie lo había visto? ni que el lugar fuera tan grande, al llegar al cuarto piso me detuve a tomar un poco de aire, Lucas tenía razón, malditos vestidos no hacían otra cosa más que estorbar. Bien, muy bien, continué avanzando hasta llegar a la puerta de mi amante, cuando iba a tocar escuche risas dentro, algo me decía que me fuera y otra que entrara y viera que era lo que pasaba, lo cual imaginaba no era ninguna estúpida, así que suspiré y entré, pasé por la antecámara y quedé sorprendida cuando llegué a la habitación.

EL DIARIO DE DIANA: el precio de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora